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En estos días, no sale el Sol sino tu rostro; y en el silencio, sordo del tiempo, gritan tus ojos; ¡Ay de estos días terribles! ¡Ay del nombre que lleven! ¡Ay de cuantos se marchen! ¡Ay de cuantos se queden! ¡Ay de todas las cosas que hinchan este segundo! ¡Ay de estos días terribles, asesinos del mundo!”. Estas líneas pertenecen a la canción En estos días, del cantautor cubano Silvio Rodríguez.
No es la primera vez que Estados Unidos (EE. UU.) intenta inmiscuirse en la política de otros países latinoamericanos y Cuba ha estado particularmente en su mira desde que un grupo de patriotas y revolucionarios desembarcaron del yate Granma en la costa oriental de La Isla, con forma de cocodrilo, para llevar al pueblo de ese país a la revolución y a la libertad en 1959. Mercenarios estadounidenses invadieron Cuba en 1961 tras su desembarco en Bahía de Cochinos –famosa invasión de Playa Girón– pero contaron con la respuesta del pueblo cubano que los expulsó heroicamente.
Cuando se desarrolla la invasión de Playa Girón, en La Isla avanzaba la campaña nacional de alfabetización en manos de las brigadas Conrado Benítez, un joven brigadista de 18 años que había sido asesinado por los mercenarios, pero cuya muerte sembró la vida intelectual en el pueblo cubano, que se lanzó a la palestra mundial en el terreno de la educación, hasta convertirse en uno de los países con menor rezago educativo del mundo.
Ante la derrota militar y moral de los estadounidenses, el imperialismo yanqui instituyó el bloqueo económico contra Cuba, el más terrible, despiadado e inhumano de la historia reciente de la humanidad. Un cerco comercial creado para matar al pueblo cubano, para estrangularlo y por esa vía generar el descontento social y así buscar el derrocamiento del nuevo régimen que en La Isla nacía: el socialismo.
En la Segunda Declaración de La Habana, de 1962, cuando Cuba declara la primera revolución socialista en América Latina, se pone el acento en el ser humano y no en el capital industrial y financiero, que vive de la explotación de los trabajadores y de la extracción de materias primas de los países pobres. Esta declaración tuvo una doble connotación: Cuba se sumó al campo mundial del socialismo; pero el feroz imperialismo estadounidense decidió atacar con todo al “mal ejemplo” del socialismo cubano en Latinoamérica.
He aquí un pequeño fragmento de este valioso documento que todos los mexicanos harían bien en conocer: “La odiosa y brutal campaña desatada contra nuestra patria expresa el esfuerzo desesperado, como inútil, que los imperialistas hacen para evitar la liberación de los pueblos. Cuba duele de manera especial a los imperialistas ¿Qué es lo que se esconde tras el odio Yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente que juntos suponen representar una población de 350 millones de seres humanos, contra un pequeño pueblo de solo siete millones de habitantes económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país? Los une y los concita el miedo; lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana: el miedo a la revolución latinoamericana”. Segunda Declaración de La Habana, Fidel Castro Ruz.
Desde entonces, el pueblo cubano ha enfrentado al imperialismo y ha dado muestras al mundo de lo que puede hacer un pueblo humilde cuando se educa, se une y se organiza. En tiempo récord, la población de Cuba alcanzó importantes niveles educativos y hoy tiene un gran capital humano que el imperialismo desea explotar; por eso, desde el exterior, promueve revueltas en la Habana.
Pese a las grandes dificultades para conseguir aparatos de diagnóstico modernos, en el campo sanitario, los médicos cubanos lograron en poco tiempo posicionarse en el escenario mundial, así como en materia deportiva, pues identificaron la importancia de la relación entre la salud y el deporte. Los resultados están a la vista: ni México, país mucho más rico, ha podido colocarse en un lugar digno en el medallero olímpico, pero Cuba ocupó el quinto lugar en los Juegos de Barcelona 1992.
La feroz campaña del imperialismo estadounidense contra la pequeña isla llevó a su gobierno a estrechar sus relaciones con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), las cuales le permitieron desarrollar actividades económicas, políticas y culturales. La tecnología, la ciencia y la innovación se vieron favorecidas por este vínculo. Sin embargo, cuando sobrevino la caída del bloque socialista europeo en el año de 1989, llegaron las dificultades; pues de pronto Cuba se quedó sin suministros, entre ellos el petróleo ruso. Vino un periodo especialmente difícil y tuvo que abrir su economía al turismo, con los riesgos que ello implicaba. Pero la economía cubana comenzó a repuntar, pese a que el imperialismo no levantaba el bloqueo comercial.
¿Qué implica el bloqueo? Es terrible: Cuba no puede exportar ni puede importar porque los socios comerciales de EE. UU. son sancionados por Washington. Por ejemplo, si una empresa estadounidense adquiere acero japonés y éste contiene más del 10 por ciento de níquel cubano, es sancionada. Otro ejemplo: las compañías que aseguran embarcaciones con destino a La Isla son sancionadas y no pueden concertar contratos con naves que vayan a EE. UU., con lo cual pierden toda posibilidad de desarrollarse. “Si quieren que se resuelvan los problemas de Cuba, abran el bloqueo”, advirtió recientemente el presidente Miguel Díaz-Canel.
¿Cómo se explica la situación difícil por la que pasa Cuba? No hay un problema de dictadura en La Isla. A todas las economías del mundo les pegó la pandemia y Cuba no podía ser la excepción, con el agravante de que padece un bloqueo comercial desde hace 60 años y que el turismo, del que depende, cayó a causa de la pandemia y provocó una pérdida drástica de ingresos económicos. A esta crisis se agrega el no acceso a medicinas, respiradores y otros materiales médicos por el bloqueo. Entonces las dificultades no se deben a la dictadura que pregonan, sino al bloqueo estadounidense.
El imperialismo intenta hacer una “primavera árabe” en la Habana mediante campañas por Twitter, orquestadas desde EE. UU., con las que se han promovido las protestas que claman por la libertad en la pequeña isla del Caribe, pero no reclaman el dictatorial bloqueo inhumano de los estadounidenses. Por ello, los mexicanos debemos oponernos al bloqueo, pues Cuba ha demostrado que, como pueblo organizado y educado, es capaz de avanzar y, sin ir más lejos, ya cuenta con cinco prototipos de vacuna, mientras que México no tiene ninguna, pues lo único que tenemos es su nombre. Pronto el pueblo cubano nos dará otra lección: será el primer país en Latinoamérica que, pese al bloqueo, tendrá inmunizada a su población. Ésa es la grandeza de La Habana. Por eso, hay que decir no al bloqueo y sí a Cuba socialista.
Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.