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Sorpresivamente, como rayo en cielo sereno, sin que hubiera a las afueras del Palacio municipal de Morelia un plantón reclamando soluciones a alguno de los múltiples problemas que aquejan a la ciudadanía, tampoco una comisión numerosa pidiendo audiencia a la autoridad que no recibe a los solicitantes de atención, vaya, ni siquiera un representante que hubiera llegado a entregar una respetuosa carta requiriendo la colocación de una lámpara para iluminar una de las muchas calles oscuras de la ciudad, el presidente municipal en funciones, el morenista, Humberto Arróniz Reyes, arremetió contra el Movimiento Antorchista.
El todavía representante de todos los morelianos, el encargado de administrar sus recursos y proporcionarles respetuosa, puntual y diligentemente, obras y servicios, no tuvo ningún inconveniente en acusar en la prensa a varias decenas de miles de morelianos de cometer graves delitos que se sancionan con cárcel. Por supuesto que no proporcionó ninguna prueba de su dicho ni dijo que había presentado alguna denuncia o que la iba a presentar en los próximos días, simplemente les aventó excremento a las familias y se quedó tan fresco. Privilegios del poder.
Me permito compartir con mis posibles lectores la nota de La Voz de Michoacán del pasado seis de junio, con las palabras textuales de Humberto Arróniz: “Reconoció que se trata de un problema complejo, ya que organizaciones como Antorcha Campesina han invadido terrenos y con el paso de los años logran que se les instalen servicios públicos. ‘Estos de Antorcha les ponían el nombre de sus hermanas, sus tíos y sus primos a las colonias que invadían del líder principal, que ya también son colonias que tienen todos los servicios, pero siguen siendo irregulares porque se establecieron en áreas de donación o áreas verdes’”.
Note el amable lector que Arróniz Reyes, el escrupuloso funcionario que está empeñado en hacer que se cumpla la ley en materia de asentamientos humanos, no menciona por su nombre los predios que supuestamente ha invadido el Movimiento Antorchista ni tampoco las colonias que han surgido de esas invasiones. Si se ocupó de ellas, es porque hay muchas, pero no se acordó de una sola. Mal conoce la ciudad que mal gobierna. Y no mencionó ninguna porque simple y sencillamente no hay ningún predio invadido ni ninguna colonia que haya surgido de una invasión causada por el Movimiento Antorchista. Por este medio público, desafío a Humberto Arróniz Reyes a que demuestre de manera fehaciente que el Movimiento Antorchista ha invadido algún predio en la ciudad de Morelia; es más, se la pongo más fácil, le amplío el reto a toda la superficie del estado de Michoacán. Quedo en espera de su documentada respuesta.
No obstante, no estoy muy optimista ni creo que los lectores interesados debieran esperar alguna explicación seria que demostrara la integridad moral del presidente municipal y la pusiera a cubierto de cualquier sospecha. Humberto Arróniz forma parte de la caterva de calumniadores arteros que son muy buenos para difamar al Movimiento Antorchista, pero muy malos para probar sus despropósitos, es de esos que cuando se les exigen pruebas de sus mendacidades, fingen que no oyen.
Las decenas de colonias que ha fundado el Movimiento Antorchista en la ciudad de Morelia y en varias partes del estado, han sido el resultado de contratos y compras –¡compras, señor Arróniz!– de predios de particulares o del gobierno del estado por los que decenas de miles de familias han pagado y están pagando y, si algunas de esas colonias siguen siendo irregulares, no es porque sean producto de una invasión, sino por la ineficacia y hasta por el boicoteo consciente de autoridades como Humberto Arróniz. No son, repito, invasiones. Las declaraciones de Arróniz Reyes son un insulto soez descargado desde el poder morenista sobre humildes morelianos que pasaron –y pasan– años pagando sacrificadamente la mensualidad de su lote para sus hijos.
En cuanto a que los habitantes les ponen el nombre de “las hermanas, los tíos y los primos” del líder principal a las colonias que forman, me veo obligado a retar nuevamente a Humberto Arróniz a que mencione un solo líder invasor que le haya puesto a la colonia el nombre de su hermana, tío o primo. No existen. Es otra majadería. Los nombres de las colonias que ha fundado el Movimiento Antorchista en Morelia, en Michoacán y en todo el país, los han decidido millones de beneficiados, “el pueblo sabio y bueno”, y son los nombres de mexicanos ilustres, héroes civiles, a cuya estatura gigantesca, sujetos como el tal Humberto Arróniz, les llegan apenas a la suela del zapato.
No omito decir de manera tajante que es también absolutamente falso que “con el paso de los años logran que se les instalen servicios públicos”. Los servicios públicos de los que gozan las colonias que ha fundado el Movimiento Antorchista, se han conquistado gracias a la movilización y a la lucha organizada de los pobladores y, en última instancia, gracias a que los colonos han pagado por ellos. Con solo “el paso del tiempo” no se logra el progreso y, para muestra, véase como pasaron tres años de administración morenista y la ciudad de Morelia es un tiradero y como ya pasaron tres años de la 4T en el país y el pueblo está más pobre. Hasta aquí me he ocupado de las mentiras despreciables de Humberto Arróniz.
Paso ahora, antes de terminar, a las provocaciones. Porque sus dichos son una provocación. ¿Quién le echó el veinte? ¿Por qué ahora, ya casi para marcharse, se acuerda de que los antorchistas “son unos invasores”? ¿No era mejor época atacar cuando iniciaba la administración de la que ahora es beneficiario y tratar de frenar solicitudes ciudadanas inoportunas? ¿O, más aún, no le hubiera convenido embestir en semanas o días previos a las elecciones del pasado seis de junio, días en los que había más posibilidades de obtener algunos beneficios de la guerra sucia? ¿Por qué ahora y aparentemente sin razón? Si aceptamos que en política no hay casualidades, entenderemos que las declaraciones de este señor tienen un propósito específico. Se trata de golpear, irritar, provocar a una importante organización política como es el Movimiento Antorchista para predisponerla y, si es posible, arrojarla en contra de un posible gobierno morenista en el estado de Michoacán. Se trata, pues, de sembrar minas en el camino de Alfredo Ramírez Bedolla. Así se llevan los morenistas. Pero, declaramos enérgica y decididamente que, tanto los adversarios, como los amigos del Movimiento Antorchista, los escoge el Movimiento Antorchista. Nadie más.
Escrito por Omar Carreón Abud
Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo y luchador social. Autor del libro "Reivindicar la verdad".