La compañía estatal Exportadora de Sal (ESSA), de Guerrero Negro, Baja California Sur (BCS), acumula más de seis millones de toneladas de producto en los puertos El Chaparrito y El Morro, en Isla de Cedros, por falta de comercialización.

La falta de compradores amenaza con paralizar a la mayor salinera del mundo y genera incertidumbre en miles de personas que dependen directa e indirectamente de su operación en Guerrero Negro y los cinco ejidos del norte de Mulegé, donde ESSA renta 40 mil hectáreas para su proceso de evaporación.

En febrero de 2024, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció la compra de 49 por ciento de las acciones de ESSA; el 51 por ciento restante estaba en poder de la trasnacional japonesa Mitsubishi desde hacía casi 50 años.

El Gobierno Federal se convirtió en el único propietario, con una inversión de mil 500 millones de pesos y AMLO la exhibió públicamente como un acto de soberanía nacional destinada a fortalecer la industria salinera del país.

Sin embargo, a casi un año de ese “hito histórico”, ESSA enfrenta problemas serios para colocar su producción en los mercados internacionales y sus más de mil empleos directos y alrededor de tres mil indirectos se encuentran suspendidos.

Los ejidos de Mulejé, integrados mayoritariamente por adultos mayores, reciben anualmente más de 30 millones de pesos (mdp) por la renta de sus tierras; pero hoy, la continuidad de estos pagos está en riesgo.

Según la versión extraoficial de los ejidatarios, la empresa estatal sólo tiene capacidad financiera para operar hasta julio de este año si no se resuelve su problema de comercialización, por lo que tendría que recurrir a paros técnicos que afectarían a sus trabajadores, arrendadores y a la economía local de Guerrero Negro y Mulejé.

ESSA exporta la mayor parte de su sal a Japón mediante un contrato de exclusividad con Mitsubishi, a la que vende 4.5 millones de toneladas anuales. Pero este contrato vencido a finales de 2024 ha limitado la capacidad de la empresa para diversificar mercados, por lo que a partir de 2025, la comercialización de su sal será incierta.

Una de las razones por las que la sal de Guerrero Negro no se vende es el aumento de seis dólares por tonelada ordenado por el Gobierno Federal, con el que rebasó el precio promedio de 20 dólares y provocó tensiones en el mercado internacional.

La crisis también ha afectado las operaciones internas en ESSA; ya que desde el 13 de noviembre de 2023 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cortó el suministro de energía debido a un adeudo de dos mdp.

La empresa ha tenido que recurrir a una planta generadora de energía eléctrica propia que opera con diésel, lo que ha aumentado considerablemente sus costos de producción.

El gobernador de BCS, Víctor Castro Cosío, reconoció públicamente la gravedad de la situación y solicitó el apoyo al Secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, para recuperar la capacidad de comercialización de ESSA.

Pero sus dirigentes han aducido que el alto precio de la sal de Guerrero Negro se debe a que no quieren malbaratarla; y por eso hay tantas toneladas sin comercializar, que reprodujeron lo declarado por AMLO cuando la estatizó:

“Recuperamos la salinera para la nación, pero ahora necesitamos fortalecerla. No vamos a malbaratar la sal; buscaremos mercados nuevos”.

En esa fecha, el mandatario afirmó que, paulatinamente, la salinera más grande del mundo regresaría a la normalidad, aunque no fijó ninguna fecha para emprender alguna campaña que fortalezca la comercialización de ESSA.

Urge una solución

Ante esta situación, la diputada local Guadalupe Saldaña Cisneros, del Partido Acción Nacional (PAN), propuso un punto de acuerdo en el pleno del Congreso de BCS el pasado 19 de septiembre, en el que demandaba a la Secretaría de Economía (SE) del Gobierno Federal resolver los problemas de comercialización de ESSA.

Saldaña aseguró que la acumulación de toneladas de sal sin vender no solamente impacta a los trabajadores y ejidatarios, sino también a los ingresos federales, y las repercusiones podrían ser mayores si no se toman medidas urgentes.

La legisladora instó a las autoridades locales y al Gobierno Federal a buscar alternativas de comercialización de la sal bajacaliforniana para estabilizar financieramente a ESSA y garantizar que se mantengan los empleos directos e indirectos que genera.

La diputada también llamó al Ejecutivo estatal, quien pertenece al Consejo de Administración de ESSA, a que intensifique las gestiones ante el Gobierno Federal y presente propuestas concretas para fortalecer las operaciones de la empresa.

La falta de ingresos de la salinera, explicó, está afectando incluso el pago de la renta de tierras a los ejidos, lo que genera tensiones económicas en la región. El punto de acuerdo fue turnado a las comisiones unidas de Asuntos Comerciales y Turísticos y de Asuntos Agropecuarios, Forestales y Mineros del congreso estatal, para su análisis. 

Si se aprueba esta demanda legislativa y se apropia de ella el mandatario, su implementación práctica dependerá de la solución para la crisis de ESSA, su futuro económico y el de sus trabajadores directos e indirectos.

La diputada Teresa Valentín, representante del distrito 14, en Vizcaíno, dijo estar preocupada por la situación de la industria salinera en la región, sobre todo ante las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, relacionadas con la entidad:

“Baja California Sur es el principal exportador de tomate y otros productos, y Vizcaíno es donde se corta la mayoría de estos productos. Si las declaraciones de Trump se concretan, esto afectaría demasiado a nuestra comunidad”, lamentó la diputada.

Valentín dijo que la incertidumbre que agobia a los trabajadores de ESSA ha sido provocada por el reciente cambio de director o gerente.

“El gobernador vino a Guerrero Negro y les dijo a los salineros que él se encargaría de resolver el problema con los directores, pero aún no se ha logrado una reunión con el nuevo director para discutir la comercialización de la sal”, explicó.

La legisladora destacó que los trabajadores de la productora de sal están preocupados por la falta de mantenimiento en las instalaciones y la disminución de la producción, porque debieron reducir los turnos de trabajo y los salarios

“Más de 700 u 800 familias que trabajan en el sindicato se encuentran afectadas por esta situación, sin contar a los trabajadores flotantes”, agregó.

Salinera histórica

ESSO fue creada hace casi 50 años y en medio siglo se consolidó como la mayor productora de sal en el mundo, gracias a su estratégica ubicación en Guerrero Negro y a su modelo de negocio enfocado en la exportación.

La sal extraída de esta planta se transporta al puerto de “El Chaparrito”, ubicado en Isla de Cedros, desde donde se embarca en grandes buques hacia los mercados internacionales. Esas naves tienen capacidad para cargar hasta 180 mil toneladas de sal, lo que ha permitido a ESSA consolidar su presencia en el comercio global.

A lo largo de cinco décadas, Mitsubishi mantuvo una participación de 49 por ciento en las acciones de la empresa y gestionó los contratos de exportación, principalmente hacia Japón.

Esta alianza garantizó la comercialización, pero también suscitó críticas por el control extranjero de un recurso nacional tan importante; y en 2024, el gobierno de México adquirió el 49 por ciento restante de las acciones para asumir el control total de la compañía.

Actualmente, el panorama económico de la salinera parece incierto. En el mercado internacional, el precio de la sal industrial por tonelada métrica oscila entre los 23 y los 24 dólares, pero el gobierno de México ha fijado un precio de venta de 26 dólares. 

Esta alza ha afectado la demanda, paralizó las ventas y creó una atmósfera de incertidumbre entre los trabajadores, porque sienten que sus condiciones laborales podrían verse comprometidas.

El secretario general del Sindicato Salinero, Luis Martín Pérez Murrieta, declaró que uno de los mayores impactos en los empleados deriva de la suspensión de pagos por horas extras, que históricamente representaba una parte significativa de sus ingresos. El testimonio de otros trabajadores –que omitieron sus nombres por temor a represalias– evidencia una creciente tensión dentro de la planta.

Guerrero Negro, un municipio que depende casi por completo de ESSA para su supervivencia económica, se enfrenta a una crisis que podría tener repercusiones mucho más allá del ámbito laboral, afectando también a la comunidad en su conjunto.

La falta de información oficial de la empresa y las autoridades ha incrementado la ansiedad entre los empleados. Aunque los sueldos se pagan puntualmente, las modificaciones en la cantidad de turnos y horas extras han generado desconfianza.

Los trabajadores afirman que no reciben explicaciones claras sobre el futuro de la empresa y se limitan a escuchar que la sal no se ha vendido por el aumento de precio, lo que agrava la sensación de desinformación.

La planta de ESSA, que ocupa una extensión territorial de 39 mil hectáreas en la península de Baja California Sur, produce más de 7.5 millones de toneladas de sal anuales. Es la salinera más grande del mundo y representa 84 por ciento de la producción de sal en México, que se destina principalmente a la exportación.

La ubicación de sus instalaciones portuarias en Isla de Cedros, a 100 kilómetros de Guerrero Negro, facilita el transporte hacia mercados internacionales. 

A lo largo de sus más de 70 años de operaciones, la empresa ha sostenido una producción constante y de alta calidad, capaz de abastecer a la industria de la región Asia-Pacífico y la costa este de América del Norte.

En cuanto a su historia laboral, ESSA solamente ha registrado una huelga en 1986, cuando los trabajadores demandaron aumento salarial urgente.

El paro duró sólo dos días y fue declarado inexistente, lo que obligó a los empleados a regresar a sus labores. A pesar de este episodio aislado, ESSA ha guardado un ambiente de estabilidad laboral durante gran parte de su historia.

El fin del contrato con Mitsubishi marca un punto de inflexión para ESSA. Con el control total de la empresa en manos del Gobierno Federal, la salinera enfrenta nuevos desafíos, particularmente en términos de diversificación de mercados y nuevos acuerdos comerciales.

La clave para superar esta crisis radica en la capacidad de ESSA para construir alianzas estratégicas con empresas tanto nacionales como internacionales, lo que le permitirá superar la suspensión actual en la venta de sal y asegurar su futuro a largo plazo. Frente a esta situación, la suerte de los trabajadores permanece incierta; pues es cierto que el Gobierno Federal ha asumido el control de la empresa, pero aún no está claro cómo resolverán los problemas comerciales de sal.

Los empleados esperan respuestas claras y acciones efectivas para garantizar que ESSA permanezca como un motor económico fundamental para Guerrero Negro y la región en general.

Las comunidades sociales de este municipio y Mulegé dependen, en gran medida, de la estabilidad de esta industria y observan atentamente el desarrollo crítico e incierto de la situación.

Coordinación interinstitucional 

En un esfuerzo por abordar esta problemática, recientemente arribó a BCS Carlos Candelaria López, titular de la Unidad de Atención a Corredores del Bienestar, en representación del Secretario de Economía, Marcelo Ebrard; se presentó acompañado de Moisés Poblanno Silva, nuevo director general de ESSO.

Después de su encuentro, los funcionarios de ambos gobiernos informaron que se delinearon estrategias para trabajar conjuntamente en el fortalecimiento de la empresa.

“Fue un placer recibir a Carlos Candelaria López y a Moisés Poblanno Silva, con quienes trabajaremos hombro con hombro para impulsar fuertemente esta empresa, con el fin de que siga beneficiando la economía sudcaliforniana y dando empleo a sus familias”, destacaron las autoridades locales.

También informaron que durante las negociaciones se revisaron los planteamientos para promover inversiones y potenciar los corredores económicos del bienestar. Aunque se destacó la importancia de la coordinación entre los niveles de gobierno y los directivos de ESSA, no se emitieron detalles específicos sobre los acuerdos o planes discutidos en esta reunión.

Esto deja abiertas preguntas sobre cómo se materializarán las estrategias anunciadas y qué impacto tendrán en el corto y mediano plazos para la empresa, los trabajadores y la región.

La incertidumbre sobre los próximos pasos subraya la urgencia de acciones concretas para abordar los desafíos enfrentados por la exportadora.

ESSA ha significado un pilar económico en Baja California Sur y su situación actual exige una intervención efectiva que asegure no solamente la continuidad de sus operaciones, sino también su capacidad para permanecer como una fuente de empleo y desarrollo en la región.