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El proyecto Monterrey VI, creado en 2012 para proveer a la capital de Nuevo León con agua del río Pánuco desde San Luis Potosí y cancelado poco después por “improcedente”, fue revivido por el actual gobernador neoleonés Samuel García Sepúlveda sin evitar que sus vecinos se opongan a aquél.
Luego de que Nuevo León se declarara en sequía, García Sepúlveda propuso una mesa de diálogo regional que se realizó el pasado 16 de febrero en Reynosa, Tamaulipas, durante el II Encuentro de Gobernadores del Noreste y la embajada de Estados Unidos (EE. UU.) en México, representada por Ken Salazar.
Fue en esa reunión cuando el mandatario neoleonés propuso revivir el Proyecto Hidráulico Monterrey VI, con el que su antecesor Rodrigo Medina de la Cruz propuso remediar la falta de agua en Nuevo León mediante el traspaso de agua dulce del río Pánuco, desde la región huasteca de San Luis Potosí.
El proyecto provocó la oposición de las autoridades potosinas y del gobernador de San Luis, Ricardo Gallardo, quien argumentó que la iniciativa neoleonesa afectaría seriamente al ecosistema de esa región de su entidad:
“Sería una locura que vayan a secar nuestros parajes por llevar agua a otros estados, no vamos a permitir que haya un ecocidio. Con este gobierno no han hecho ningún contrato, ningún convenio y no lo van a poder hacer”, afirmó Gallardo, quien aclaró que al menos durante su administración no lo permitiría.
La polémica vino después porque hay quienes consideran que ésta no es una decisión exclusiva de los estados implicados, sino de la Federación. Por ello, los habitantes de Nuevo León se muestran indignados y, en mensajes chovinistas en redes sociales, difunden que si los originarios de San Luis Potosí que viven en Nuevo León no los apoyan, deben irse de esta entidad.
El proyecto Monterrey VI tiene más de 35 años, pues se planteó por primera vez cuando el priista Alfonso Martínez Domínguez, entonces gobernador de Nuevo León (1979-1985), reveló al conductor de Televisa, Gilberto Marcos, que una solución para el futuro abasto del agua en su estado sería traer agua de la cuenca del río Pánuco.
La zona norte del país, semidesértica, es muy vulnerable a los periodos prolongados de sequía; y frente a este problema, las autoridades federales han coincidido en que la opción más viable para llevar agua a Nuevo León es precisamente ésa, como lo evidencia un dictamen técnico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) publicado el 21 de enero de 2008 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
A partir de este dictamen, la Conagua asignó al gobierno de Nuevo León un volumen de aguas nacionales de 15 mil litros por segundo provenientes de la cuenca del Pánuco. Fue así como el 10 de octubre de 2012, en su III Informe de Gobierno, el entonces mandatario Medina de la Cruz anunció el proyecto Monterrey VI para garantizar el suministro de agua potable del Pánuco mediante su envío en los próximos 50 años a la presa Cerro Prieto.
El proyecto sería financiado con una inversión de casi 15 mil millones de pesos (mdp); pero el problema más desafiante es la construcción de un acueducto de más de 500 kilómetros de largo que debe transitar por cuatro estados: parte de San Luis Potosí, Veracruz, buena parte de Tamaulipas y el territorio de Nuevo León.
Durante la administración del expresidente Felipe Calderón, el Servicio de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM) obtuvo autorización para extraer el agua del Pánuco con la aprobación de los estudios de factibilidad de ingeniería básica, impacto ambiental y jurídico-financiero de la Conagua, el Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) aprobó la obra en las áreas urbanas, mientras que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entregó un Dictamen Arqueológico favorable. En ese periodo, Banobras, a través del Fondo Nacional de Infraestructura (FNI), otorgó un apoyo económico no recuperable por tres mil 78 mdp.
Todo esto permitió que el gobierno de Medina de la Cruz publicara en el DOF, el 13 de marzo de 2014, una convocatoria para licitar el proyecto hídrico. En esos días, el mandatario neoleonés sostuvo un primer encuentro con el gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, para acordar acciones en torno al proyecto de trasvase de agua del río Pánuco hacia Nuevo León.
En ese periodo, la Conagua preveía que, en los siguientes años, la región noreste enfrentaría un déficit severo de agua, sobre todo en Nuevo León. Pero entonces se intensificaron las críticas de orden técnico a la obra hídrica con respecto al diseño, costos de operación, impacto ecológico y proceso de licitación del Acueducto Monterrey VI.
Problemas medioambientales
Estudios del Colegio Mexicano de Ingenieros y Arquitectos –entre ellos el titulado Evaluación de la sustentabilidad hidrológica– argumentaron que el proyecto era inviable: “Estimamos que se viene un desastre ecológico para la zona, porque el cambio de las condiciones del agua afectaría a la flora y fauna. Con ese proyecto habría sequía y mortandad de especies: cocodrilos, iguanas, garzas, águilas, patos, y toda la fauna y flora alrededor de las aguas”, advirtió el ingeniero Emilio Rafael Benavides Osorio, presidente del colegio fundado en Tampico, Tamaulipas.
El catedrático y especialista en esta materia precisó que el proyecto sería un fracaso porque no hay agua suficiente para llevar permanentemente tal cantidad. “Incluso extraña que se insista en realizarlo de ese modo, cuando se supone que tienen asesores especialistas. En realidad, todos los asesores que hemos visto opinan que no hay agua suficiente”.
Explicó que para que el proyecto hídrico sea viable, “es necesario realizar antes obras hidráulicas pendientes desde hace décadas, como presas en algunos de los puntos de la cuenca alta sobre el río Tampaón, la presa Pujal-Coy y habilitar algunas lagunas en la cuenca baja para utilizarlas como almacenamiento”.
Arroyo Amezcua refuta los datos que entonces emitió el exgobernador Medina. “El proyecto no está respetando el entorno ecológico, todos los estudios que han presentado están fuera de la realidad. Los que realmente conocemos el funcionamiento operativo del río no estamos de acuerdo, porque sabemos que el líquido que les dieron a ellos, que son 473 millones de metros cúbicos al año, tendrían que estar bombeando día y noche sin parar 15 metros cúbicos por segundo, y no cinco como dicen. Ellos hablan del agua como si estuviera estática, cuando en realidad se mueve, entonces entra el tiempo y, por consiguiente, en ese tiempo no pueden extraer ese líquido. No podrán, es imposible”.
El ambientalista, además, asegura que la calidad del líquido del río Pánuco es mala: “No tenemos una estructura bien definida aguas arriba y en toda la cuenca para tener limpia el agua. Es líquido que viene contaminado. Imagínese los cientos de kilómetros de tubería con cinco metros cúbicos por segundo, cuando pase por la zona árida de Tamaulipas; si los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) explotan, imagínese el futuro que espera a ese ducto”.
Y continuó: “He tratado de buscar algo favorable a Monterrey VI, pero no lo encuentro. Si en 100 años de desarrollo de Monterrey llegan a 12.5 y ahora pretenden tener 130 por ciento, ¿toda esa agua para qué la quieren? Para el fracking, dicen, entonces ya apareció el peine. No sabemos lo que está atrás de todo esto. No se dice cómo se la van a llevar y quién la va a pagar. Ésas son las claves”.
El proyecto había sido propuesto para abastecer las presas Rodrigo Gómez, “La Boca”, Cerro Prieto y El Cuchillo, en Nuevo León; pero debe ser reevaluado porque la actual respuesta del gobierno y la población de San Luis Potosí se apoya en los daños irreversibles que podría causar a los ecosistemas de la Huasteca Potosina.
Con estos dimes y diretes, la sequía asedia no solo a ésa y otras regiones de México, y muchas áreas del orbe. En el mundo hay aproximadamente 300 regiones donde se presagia una crisis hídrica aguda a partir de 2025, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Es cierto que la escasez de agua en Nuevo León alcanzó niveles extremos y las autoridades han anunciado que la población sufrirá cortes de agua un día a la semana para racionar su uso; pues el volumen global de las presas que surten el líquido vital es del 44.16 por ciento.
Sin embargo, el nivel de la de Cerro Prieto es de apenas el 9.8 por ciento; La Boca, del 25.2; y El Cuchillo, del 53.9, por lo que el estado se declaró en fase de Sequía Extrema; por ello emitió la Declaratoria de Emergencia por Sequía y suspendió todas las actividades que impliquen el uso excesivo de agua.
Con la vigencia de esta declaratoria, los habitantes deben evitar descargas innecesarias en el inodoro, tirar los residuos en la basura, ducharse rápido y no dejar la llave abierta cuando se cepillan los dientes o lavan la cara; usar las lavadoras plenamente cargadas con ropa; y en la cocina reunir agua para lavar trastes en dos recipientes, uno con jabón y otro solo con agua.
Se les recomendó regar los jardines con poca agua y hacerlo temprano en la mañana o en la noche, cuando las temperaturas sean más bajas. En los casos de sequía extrema, prevé la instrucción pública, la exigencia es que se “deje que los jardines mueran para favorecer la conservación de árboles y arbustos”.
Pero el sector más afectado de la población por la sequía son las personas a quienes siempre falta el agua potable, es decir, a la gente más pobre. Por ejemplo, en Mier Noriega, uno de los municipios con mayor índice de pobreza en Nuevo León, sus habitantes deben hoy salir de sus hogares para trabajar porque la agricultura y la ganadería están cerca de la extinción.
Una nota publicada el dos de febrero por el diario El Economista reveló: “La mayor necesidad es para los animales, para los que tienen sus ganados, la gente compra su agua de botellón porque no hay mucho, pero el que tiene 10 vacas ¿dónde va a comprar para todas sus vacas? Cuando no hay nada de agua, si llevamos dos pipas a una comunidad grande, se acaba, y pues si son 14... no alcanza, aseguró el alcalde Santana Martínez Peña”.
Y continúa: “La cabecera municipal se abastece de un pozo llamado “El Francés”, pero las comunidades no corren con la misma suerte. “Hay un ejido que se llama San José Cuatro Caminos, ahí se junta el ganado de todas las rancherías. En el camino, uno se encuentra tiradero de vacas que se quedan en el monte, que ya ni los buitres las quieren, ¿qué les comen, si están secas? Bastantes reses que se pierden. Hay gente que conozco que ha perdido hasta 80 vacas, se quedan con 30 o 50 vacas”.
La nota también refiere que, en la localidad de San Antonio de Alamitos, los campesinos tienen dificultades porque ya son tres años que no llueve. “Tenemos que juntar agua porque ya sabemos que se va el agua dos o tres días o más, y hay que juntarla para el gasto y para todo”, informó Florentino Medina García, ejidatario del lugar.
En esa localidad de apenas 412 habitantes, algunos vecinos tienen suministro de Agua y Drenaje de Monterrey, pero les cortan el servicio prácticamente todos los días. “Pues es un desorden; a veces nos echan agua y a veces no… juntamos en botes para no quedarnos sin agua. Nos dan un tonel por familia”.
La iniciativa privada bajo revisión
Ante la crisis hídrica generalizada, el Congreso de Nuevo León exhortó a la Conagua para que informe el número de concesiones que ha otorgado a personas físicas o morales del sector privado, así como la cantidad de metros cúbicos que consumen desde hace cinco años para determinar qué cantidad de agua necesitan y si es necesario que la racionalicen.
En el país, tan solo Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Bimbo, Aga y otras empresas de productos chatarra extraen anualmente 133 mil millones de litros de agua para producir comidas y bebidas. Un estudio de PopLab, publicado por Pie de Página, asegura que “el total del agua que utilizan las empresas alcanzaría para llenar 16 mil 862 veces el Lago de Chapala, el más grande de México”.
Este dato resulta escandaloso en un país donde el 24 por ciento de los hogares no tiene agua todos los días; y que tiene el segundo lugar en Latinoamérica por estrés hídrico. “Pero no solo es lo que consumen, también cuenta lo que desechan: 119 mil millones de litros de agua sucia que después de los procesos industriales regresa a cuencas y acuíferos”, denuncia PopLab.
La crisis hídrica extrema apenas está comenzando; y mientras el Proyecto Hidráulico Monterrey VI no avanza, los problemas sociales, políticos y ambientales generados por la falta de agua ya dejan estragos y desatan un conflicto cada vez mayor que, pese a su previsibilidad, las autoridades Federales no han sabido atender.
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Escrito por Érika Herrera
REPORTERA