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El carro de la historia avanza y uno se pregunta ¿cuál es la fuerza que lo impulsa? Los filósofos y los historiadores de la “civilización” han pretendido un sinfín de respuestas, buscando implacablemente la fuerza motriz de la historia. Kant aseveraba que era el plan secreto de la naturaleza que utilizaba a los hombres solo como objetos para realizarlo. Hegel, por su parte, aseguraba que era la razón el único supuesto válido del que podría valerse el hombre para justificar objetivamente el movimiento de la historia. Los historiadores han buscado indefectiblemente en el genio y el azar el motor del movimiento.
El plan secreto de la naturaleza, la Providencia o el Espíritu absoluto que guía la historia universal a través de la razón, si bien aceptan que existen leyes que rigen sobre el movimiento de la historia, consideran que este desplazamiento es puramente espiritual, que es producto de alguna fuerza superior al hombre mismo y que, por lo tanto, imposibilita su conocimiento. Por esa razón apelan al genio de los hombres, a los Alejandros, los Césares o los Napoleones; son ellos los que, por su disposición superior a entender los designios divinos, se han movido acorde con ellos y se enfrentan al presente ungidos por el ideal del progreso que la historia les reconoce a posteriori.
Todos los supuestos ideales que se han pretendido como premisas de la historia, tales como la moral, las leyes, la religión, la libertad etc., no dejan de ser “meros prejuicios, detrás de los cuales se ocultan los intereses de las clases dominantes”. Son perecederos y se adaptan en cada época a las necesidades de las clases en el poder.
¿Cuál es entonces el motor de la historia? La respuesta ha sido siempre clara: el hombre. Pero no el hombre en general, no el hombre en abstracto; es el hombre que trabaja, el hombre que con su esfuerzo transforma la naturaleza y produce lo que la humanidad precisa para vivir. Habría que plantearse las sencillas preguntas de Bertolt Brecht para esclarecer la “inescrutable” esencia de la historia.
“¡Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? En los libros aparecen los nombres de los reyes ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? Y Babilonia, destruida tantas veces, ¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores?...El joven Alejandro conquistó la India ¿Él solo? César derrotó a los galos. ¿No llevaba siquiera un cocinero? Felipe de España lloró cuando su flota fue hundida. ¿No lloró nadie más? Federico II venció en la Guerra de los Siete Años ¿Quién venció además de él?”
El problema es que la historia se ha escrito al revés. La editaron siempre los vencedores y no los vencedores particulares, los héroes de guerras y batallas, sino quienes se adscriben el derecho de gobernar y ejecutar sus intereses sobre el pueblo. Si en Austerlitz la historia dice que venció Napoleón ¿dónde está la gloria de los 31 mil muertos que perecieron en ambos bandos? ¿Ganó la “gran guerra” el pueblo inglés, el francés o el ruso? Los 16 millones de muertos atestiguan lo contrario, el pueblo fue el sacrificado. Tampoco perdió el pueblo alemán o el italiano, perdió el imperialismo alemán ante el imperialismo inglés y nada más. ¿Quién puso los muertos? El pueblo.
No se descubre aquí el hilo negro que entreteje la telaraña de la historia.
“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases …opresores y oprimidos, han estado y están enfrentados entre sí, han mantenido una lucha ininterrumpida, una lucha que en todos los casos terminó con una transformación revolucionaria de toda la sociedad, o bien con el hundimiento conjunto de las clases en lucha” (C. Marx)
El hacedor de la historia es, pues, el hombre, pero no el hombre estático, tampoco el genio; es el trabajador, siempre el trabajador, aquél que con sus energías crea y transforma el mundo. Que no sea consciente de su papel es producto de la forma en la que se la ha difundido el pasado y, en consecuencia, la oscuridad con la que se le dibuja el futuro. Sí hay héroes en la historia de la humanidad, “el héroe de nuestro tiempo es el proletariado, él y sólo él, es el que crea héroes humanos”, pero para conocerlos es preciso empezar a “cepillar la historia a contrapelo”.
En Guerrero se vive una guerra cotidiana que se manifiesta de diversos modos: enfrentamientos, desapariciones de estudiantes, crimen organizado, policías comunitarias o violencia exacerbada, etc.
Del 23 al 25 de noviembre, el Movimiento Antorchista Nacional realizó su II Torneo Nacional de Beisbol
Esta nueva tarea incluye la liberación de asuntos con reservas de más de 10 años.
Para muchos, enfermarse representa un lujo cuando el precio de los productos básicos, sobre todo el de los medicamentos, está por las nubes.
Segalmex no necesitó los 38 años de Conasupo (1961-1999) para evidenciarse como “compañía fallida”; ya que el pasado 11 de agosto, la ASF denunció ante la FGR una malversación de por lo menos 12 mil millones de pesos.
El embajador de Nicaragua en México, Carlos Gutiérrez Madrigal, aseguró que el legado sandinista sigue vivo, ya que el movimiento que el revolucionario impulsó permea hoy en la vida política, social y económica de aquel país.
La aún fiscal de la CDMX, Ernestina Godoy, copió párrafos íntegros tomados de dos autores, sin mencionar sus nombres, en su tesis para obtener el título de Licenciada en Derecho por la UNAM.
Con la aprobación del PEF 2022 sin ninguna modificación, los diputados de Morena y sus partidos aliados exhibieron su obediencia ciega a los dictados del primer mandatario.
El nuevo gobierno veracruzano, encabezado por el morenista Cuitláhuac García Jiménez, aún no cumple sus primeros 100 días, pero ya acumula una serie de escándalos y errores que han puesto en jaque la gobernabilidad del Estado.
Anuncian para mañana cadenas humanas en los principales municipios para solicitar al gobierno encabezado por Mauricio Villa, cumpla los compromisos de hace tres años con la gente pobre.
Hoy, el progresivo dominio de la financierización (aquí explico) ha aumentado la desigualdad; ralentizado la inversión en la producción ‘real’; incrementado la presión sobre las personas y hogares endeudados y mermado la responsabilidad democrática.
El campo mexicano se quedará sin recursos también para el próximo año, ya que, si bien hay un incremento para la SADER, está orientado a programas asistenciales y no productivos.
Estados Unidos siembra el terror, impone gobiernos contrarios a los intereses de los pueblos, urde intrigas, financia “rebeliones” y golpes de Estado, “derriba dictaduras” y organiza elecciones fraudulentas para imponer a gobiernos serviles.
El gobierno impide, condena y persigue la organización independiente de los trabajadores. El reto histórico permanece: conquistar la independencia efectiva del movimiento obrero, campesino y popular para convertirlo en fuerza transformadora real.
Lo particular en el capitalismo es que la falta de vivienda tiene que ver con dos factores que agravan dicho problema.
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Escrito por Abentofail Pérez Orona
Licenciado en Historia y maestro en Filosofía por la UNAM. Doctorando en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).