Cargando, por favor espere...

Una izquierda que se volvió derecha
La izquierda tradicional, salvo pequeños desprendimientos sin mayor repercusión, desde hace décadas, sufrió un proceso degenerativo, en la medida que renunciaba a los principios que le habían dado origen.
Cargando...

La izquierda tradicional, salvo pequeños desprendimientos sin mayor repercusión, desde hace décadas, sufrió un proceso degenerativo, en la medida que renunciaba a los principios que le habían dado origen. La búsqueda de puestos de poder se convirtió en su razón de ser, pero éstos pesaron en su ánimo más que sus confusos principios. Los cargos alcanzados se convirtieron en huesos envenenados y fue perdiendo lo que le quedaba de identidad, en una metamorfosis que, ya en 1962, José Revueltas exhibió en el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Aquel proceso degenerativo llegó a su cima (mejor dicho, a su sima) con el triunfo de López Obrador. Fue la dialéctica de la victoria y la derrota: con su triunfo alcanzó su perdición final, transformada en su contrario; se extravió en los tenebrosos vericuetos del poder, en los pasillos de Palacio, en curules y escaños. Se fundió en Morena con los multimillonarios, con Televisa y TV Azteca; con la élite beneficiada del presupuesto: Romo, Salinas Pliego, Bartlett son hoy ¡prominentes izquierdistas!

Por consideraciones pragmáticas, pocos por inocencia, los seguidores de López Obrador lo consideran de izquierda. Varios de sus detractores lo acusan incluso de ser comunista, algo totalmente falso, y al no caracterizar correctamente el fenómeno, esos críticos equivocan la respuesta. El mismo AMLO se ha deslindado expresamente, diciendo, por ejemplo, que Marx se equivocó; que en México la plusvalía no proviene del trabajo excedente no pagado, sino “de la corrupción”. Crea, eso sí, confusión con discursos y poses de aparente desprendimiento: no usar el avión presidencial; decir que no tendría guaruras, pues “el pueblo” lo cuidaría; no vivir en Los Pinos; que se desplazaría en su Jeta... El mimetismo es lo suyo.

Pero, ¿qué es realmente ser de izquierda? Hoy, aprovechando la ambigüedad del término, cualquiera se ostenta como tal; pero no puede definirse a alguien por lo que diga de sí mismo, sino por sus hechos. Y más allá de refinamientos académicos, ser de izquierda significa luchar porque el pueblo gobierne y por una equitativa distribución de la riqueza; para ello es necesaria la organización popular. El neoliberalismo, por el contrario, la impide, pues la teme como a la peste. Y bien sabe por qué. López Obrador coincide en esa posición, y lo repite con grosero desdén: “nada de organizaciones, nada de la Antorcha Mundial, de la organización Emiliano Zapata, Francisco Villa”; busca atomizar a los pobres. Y en ese contexto, afirmar que el pueblo gobierna, aunque no esté ni deba estar organizado, es frase huera, contradictio in adjecto. La gran impostura: decir que gobierna el pueblo, mientras se le tiene maniatado, y ahora se le quiere amordazar. La libertad de prensa, bandera histórica de la izquierda, es hoy perseguida por el Presidente, como ocurre con Nexos, Reforma y El Universal, entre otros.

Ser de izquierda implica crear conciencia en el pueblo. Morena hace lo opuesto: lo pone en manos de los corporativos de la televisión, de perniciosa influencia. Los más pobres han quedado marginados del programa de enseñanza en curso. Se reducen presupuestos a la investigación y a las universidades. Y ahora viene la embestida contra los fideicomisos, que para atender “los proyectos del Presidente” quitará recursos a la ciencia, el cine, la cultura y el deporte. Dicen que la verdad es siempre revolucionaria, pero desde el púlpito presidencial se miente, se difama e inventan delitos para perseguir adversarios, y se persigue la labor educativa (recientemente, agentes de la Fiscalía General del Estado irrumpieron en la casa de cultura de la colonia antorchista Balcones del Sur, en la ciudad de Puebla).

Las prioridades se ven en el presupuesto. Un gobierno izquierdista atendería a las pequeñas empresas: se ha dejado morir a miles, condenando al desempleo a millones de mexicanos pobres; equiparía los hospitales públicos: hoy están en el abandono; otorgaría recursos a estados y municipios para atender necesidades de colonias populares, escuelas públicas y comunidades rurales: se les han quitado los pocos que tenían. Se están cerrando lecherías Liconsa, se suprimió el Seguro Popular, las guarderías infantiles, el apoyo a niños con cáncer y a enfermos de VIH SIDA, Prospera y los comedores comunitarios. Igual suerte corrieron las casas refugio para mujeres víctimas de violencia. Con los fideicomisos desaparecerán el Fonden, dejando en total indefensión a las víctimas de desastres naturales.

Bandera histórica de la izquierda es la causa de las mujeres. Destacó como teórico Augusto Bebel, y por su activismo, Eleanor Aveling, la hija menor de Marx (ella hizo la primera traducción de Madame Bovary al inglés); León Trotski dejó dicho: “Una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de que dispone no es capaz de ayudar a la mujer –doble o triplemente esclavizada, como lo fue en el pasado– a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual”. Un gobierno de izquierda sentiría empatía por el movimiento feminista, frente a los horrores que sufren miles de mujeres, víctimas de violencia y de crímenes horrendos. El Presidente no solo las ignora: las ofende y las acusa de perseguir fines oscuros. La misoginia es la filosofía rectora.

La Reforma (una verdadera transformación) fue  gesta que forjó la tradición liberal y el marco constitucional vigente, consolidado con la Revolución Mexicana (otra real transformación). La separación Iglesia-Estado, la educación laica, la supresión de fueros, constituyeron históricos logros del liberalismo encabezado por don Benito Juárez (en quien la 4T busca mimetizarse). Hoy Morena rompe aquella tradición. Muy ligado a esto, se entrega la soberanía nacional al Presidente quizás más profascista que haya tenido Estados Unidos, mientras se deja sin agua a los productores chihuahuenses para entregarla sin buscar solución negociada.

La 4T ha implantado una dictadura que no es de izquierda. Los contrapesos constitucionales del poder se han envilecido; el legislativo y el judicial están subyugados, lo cual ha causado justa preocupación, y da la apariencia a muchos de ser una situación sin salida, pero la hay, aunque varios analistas académicos la vean con recelo, y es la acción social organizada y consciente. La izquierda tradicional renunció hace mucho tiempo a la que debió ser su tarea central: organizar y concientizar al pueblo; hoy se impone hacerlo, para convertirlo en valladar al poder absoluto y restablecer el Estado de Derecho y la vida democrática. Es necesidad sine qua non para recuperar el derecho de la mayoría empobrecida a ser atendida en sus necesidades de salud, educación, vivienda, empleo bien remunerado, servicios públicos, seguridad y tranquilidad para las familias. El gobierno sabe que la organización popular, la libertad de prensa, de manifestación, de petición, son un peligro, y persigue a quienes intentan realizar esas tareas, como al Movimiento Antorchista. Pero la resistencia no puede ser obra solo de una organización: exige sumar esfuerzos en una gran alianza con miras a las próximas elecciones, y, muy importante, vencer añejos prejuicios para lograr esa sinergia; de lo contrario la patria estará condenada a una larga época de retroceso, persecución, ignorancia y fanatismo.


Escrito por Abel Pérez Zamorano

Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.


Notas relacionadas

No es para menos. El hartazgo femenil se ha radicalizado en los últimos tres años con las administraciones de la Cuarta Transformación.

Durante los dos primeros días de agosto, el reporte señaló que hubo 204 víctimas, pues el 1 de agosto fueron privadas de la vida 100 personas.

“Las medidas de apoyo a las empresas permiten salvar empleos, lo que evita el aumento de la pobreza y la pobreza extrema".

De 2018 a 2022, la carencia de acceso a los servicios de salud aumentó 23 puntos porcentuales.

A casi un año de que AMLO asegurara que su gobierno es “feminista”, hoy se sabe de un gran número de casos de violencia de género que demuestra que no hubo ningún cambio con la 4T, y que la violencia e injusticia contra las mujeres han aumentado.

Desde el próximo domingo 20 de diciembre comenzarán a alternarse para cerrar domingo y lunes, mientras que el comercio en vía pública se retirará a las 16:00.

Para los menos favorecidos por la política migratoria del actual Gobierno Federal mexicano, la primera opción fue la deportación y para otros una estancia transitoria tolerada.

Este será el primer viaje que López Obrador realizará al extranjero desde que asumió la Presidencia en diciembre de 2018.

“Si la primera vez fue un error ahora lo hace (mentir) con dolo ya que abiertamente afirma que el tipo penal se desarrolló en su gobierno”.

El mandatario apuntó que con el presupuesto de estos órganos se podría evitar que el Gobierno federal cobre más impuestos o aumente su deuda.

Un país que no domina las matemáticas está destinado al estancamiento económico y tecnológico debido a que las necesidades crecientes de la producción y la agudización de la competencia exigen el constante perfeccionamiento de la técnica.

México informo la compra de 38 mil 200 unidades de metotrexato, medicamento utilizado para tratamientos contra el cáncer.

El presidente López Obrador engañaba a los fronterizos

Y en esta sociedad “democrática”, asediada por la irracionalidad y el autoritarismo, los delitos oficiales son “la corrupción” y el “enriquecimiento ilícito”.

Ninguna “regeneración” discursiva, aunque la jure sobre la piedra más sagrada, le alcanza para ocultar su pasado. Y la fábula del Siglo XIX se adapta perfectamente a los días actuales.