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Un lugar por el que luchar
La cinta se centra en la vida del policía Greg, de la DGSI del gobierno francés; es comisionado por sus jefes para infiltrarse en un movimiento ecologista que se opone a la destrucción de un bosque, dado que el gobierno pretende construir una presa.
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Creo que el cine europeo en general sigue las pautas y cánones del hecho en la meca del cine comercial y que –además de obtener jugosas ganancias monetarias– tiene también el objetivo de manipular las debilitadas conciencias de miles de millones de seres humanos. Sin embrago, de vez en cuando el cine independiente o semiindependiente del viejo continente, produce y distribuye algunas cintas con menos fantasía tendiente a idiotizar a los cine espectadores. Recientemente (2023) se filmó en Francia la cinta Un lugar por el que luchar, del realizador galo Román Cogitore. 

La historia se centra en la vida de un policía, Greg (Francoise Civil), quien pertenece a la Dirección de Investigaciones Políticas (DGSI) del gobierno francés. Greg es comisionado por sus jefes para infiltrarse en un movimiento ecologista que se opone a la destrucción de un bosque, dado que el gobierno pretende construir una presa. Dentro de este movimiento de corte anarquista participa una activista llamada Myriam (LynaKhoudri) quien, en la creencia de que Greg es un joven apolítico y desinteresado en la causa de los ecologistas, se relaciona con él. Greg, sin embargo, está permanentemente contactado con la DGSI y transmite todos los movimientos y planes que pretende realizar el grupo rebelde.

Los ecologistas enfrentan a la policía y en varias ocasiones logran detener el talado del bosque. Incluso interponen recursos de tipo legal para impedir la devastación de esa importante zona natural. Greg se retira del campamento de los ecologistas. Pero la DGSI le vuelve a encomendar la tarea de infiltrarse de nuevo. Cuando regresa al grupo anarquista, se da cuenta de que Myriam tiene un bebé. Ella le dice a Greg que es hijo de él y que nunca pudo saber nada sobre su vida, pues no hubo ninguna llamada de parte de él, ni nunca le contestó a ella. Los ecologistas –que viven en una comuna tipo hippie–, planean y ejecutan un acto de sabotaje (estropeando los sistemas que hacen funcionar las poderosas máquinas desmontadoras del bosque).

 

 

Para conservar la confianza de los ecologistas, Greg participa en ese evento de sabotaje, aunque él ya ha dado detalles del plan a los rebeldes. Cuando han cometido el sabotaje y pretenden huir rápidamente, un buen número de policías, armados hasta los dientes, con perros entrenados, etc., los acorrala en un paraje del bosque en plena noche. A Greg también lo llegan a golpear –así lo acordó con su jefa de la policía, para no despertar sospechas de los ecologistas–.

Greg es llevado a la cárcel, pero es liberado. Él sigue su vida de policía, pero el conflicto emocional no lo deja en paz, pues tiene la meta de ir superándose profesionalmente como policía político, y el sentimiento por Myriam y su hijo lo hacen, finalmente, ayudar a la causa de los ecologistas.

Es claro que las luchas que se desarrollan en Europa y otras partes del mundo tienen un fondo de resistencia al neoliberalismo que afecta a la población trabajadora y permite el crecimiento de las inmensas riquezas de los potentados. Cabe, a propósito de la temática de Un lugar por el que luchar, comentar que en las últimas luchas sociales en Europa –paradójicamente– son los agricultores europeos los que se están manifestando en contra de las políticas “ecologistas” de los gobiernos europeos, los cuales disfrazan de lucha “en contra del cambio climático” su política neoliberal de dejar sin subsidio a los campesinos para la compra de combustible, lo que ha hecho que aumenten sus costos de producción y, por tanto, estén cayendo sus ventas y se estén quedando sin trabajo. En estos momentos, el “ecologismo” está sirviendo a las clases adineradas para recargar en las clases trabajadoras los efectos de la crisis derivada de la agresión de la OTAN a Rusia.

El gas y los derivados del petróleo se han encarecido y están llevando a Europa a la desindustrialización y a mayores niveles de desempleo y pobreza. La burguesía europea mostrando una estupidez mayúscula le está sirviendo a Estados Unidos, quien está vendiendo muchas armas y está vendiendo gas licuado a precios elevados en Europa. Mientras la plutocracia estadounidense se está enriqueciendo más con la guerra en Ucrania, la población trabajadora europea está empobreciendo aun más.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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