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Nuevo coronavirus: una batalla geopolítica
El nuevo virus 2019-nCoV, aparentemente surgido en el mercado de abasto de mariscos de Wuhan, ha sacudido los cimientos de la geopolítica global.
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Para evitar la propagación del coronavirus de Wuhan, denominado como 2019-nCoV, la República Popular China (RPCh) adoptó, a contrarreloj, severas y transparentes medidas de control multidisciplinario que Occidente intenta negar mediante estrategias de desinformación y desprestigio contra ese pueblo y sus autoridades.

Al poder hegemónico le resulta útil que la epidemia se presente en China (potencia comercial y económico-tecnológica) para combatirla mediática y políticamente, con base en esta emergencia. Sin embargo, el proceder de cada nación ante esta situación definirá qué es prioritario: la seguridad sanitaria global o la prepotencia imperial.

El nuevo virus 2019-nCoV, aparentemente surgido en el mercado de abasto de mariscos de Wuhan, ha sacudido los cimientos de la geopolítica global. Todos los centros de poder político y económico siguen atentos a la reacción del liderazgo de la República Popular China (RPCh), donde se detectó la enfermedad en diciembre pasado.

Pero esta emergencia sanitaria abrió, a la vez, un nuevo marco de reflexión porque, para muchos politólogos, es un asunto geopolítico por sus implicaciones internacionales. Los analistas advierten que esta enfermedad ya marcó un hito y proponen que se aborde desde una geopolítica de las epidemias.

Argumentan que la lente geopolítica servirá para medir el impacto global del nuevo coronavirus en cuatro aspectos: la desestabilización interna, regional e internacional que causará la epidemia; los desafíos a la soberanía de China, en particular, y las de los otros países afectados en general; la instrumentalización de servicios sanitarios y la economía mundial.

Al respecto, el investigador del University College de Londres, Alan Ingram, sostiene que, tras la Segunda Guerra Mundial, se hizo necesaria una nueva geopolítica de la enfermedad. En 2005 advirtió que se corría el riesgo de secularizar la salud; su vaticinio se cumplió en los países industrializados.

En algo coinciden sinólogos y geopolitólogos occidentales: la aguda sensibilidad china por su soberanía viene de enfrentar la colisión estratégica sostenida contra Estados Unidos (EE. UU.) hasta hace unas semanas. Las secuelas de ese proceso podrían impactar en la colaboración científica, aunque múltiples voces señalan que es momento de reducir la enorme tensión bilateral.

También apuntan que la epidemia puede ser la oportunidad para fortalecer la cooperación internacional, desarrollar nuevos mecanismos de seguridad interregional y global, así como expandir la cooperación intergubernamental y farmacéutica.

Estas previsiones no descartan que, en la nueva geografía del poder, China rivalice aún más política, comercial y tecnológicamente con la superpotencia militar mundial. De ahí que sea importante considerar que Eurasia, región donde Rusia y China son protagónicos, es el centro de gravedad geopolítico y geoeconómico en torno a la expansión del nuevo coronavirus.

Pandemias letales

1520. Viruela en México. Los conquistadores trajeron virus y bacterias que infectaron a los mexicanos originarios que, por milenios, habían vivido aislados de males externos; éstos cobraron más de 3.5 millones de vidas.

1918-1919. Gripe española. 20-50 millones de víctimas.

1957-1958. Gripe asiática. Cuatro millones de víctimas.

1962. Epidemia de la risa en Tanganica (Tanzania). Mil víctimas.

1968-1969. Gripe de Hong Kong. Dos millones de víctimas.

1981-2020. VIH-Sida. Más de 30 millones de muertos y va al alza.

1990. Difteria en la URSS. Mil 500 muertos en cinco años.

2002. Poliomielitis en India. Más de mil casos en Uttar Pradesh.

2003. Sars. Ocho mil infectados y 700 muertes en dos meses.

2005. Gripe aviar H5N1. Amenaza de pandemia en seres humanos.

2009-2010. Gripe A H1N1. Más de 18 mil muertos en el mundo.

2010-2013. Brote de cólera en Haití. Medio millón de afectados y ocho mil muertos.

2014. Brote de Ébola. Alta tasa de mortalidad por falta de cura. En medio año murieron cuatro mil 500 personas. Empezó en Guinea, siguió en Liberia, Sierra Leona, Nigeria, España y EE. UU.

2012-2015. Síndrome respiratorio de Medio Oriente. En siete países (Qatar, Reino Unido, Francia, Alemania y Trúnez); afectó a más de mil personas y murieron más de 500.

2014. Virus del Zika. Millones de infectados en América Latina y miles de nacidos con microcefalia. Se eleva.

2020 Nuevo coronavirus en China. Se detectó en diciembre en Wuhan y en febrero había 24 mil infectados y 500 defunciones. Hay infectados en Alemania, Australia, Canadá, Camboya, España, Francia, EE. UU., Emiratos Árabes Unidos, Italia, Japón, Malasia, Surcorea, Singapur, Nepal, Sri Lanka, Taiwán, Tailandia, Vietnam.

9.I. Muere hombre de 61 años, primera víctima del nuevo 2019-nCoV.

7.II. Muere el doctor Li Wenliang, quien dio la alerta del brote.

11-12.II. Reunión extraordinaria de la OMS en Ginebra.

A pesar de la actuación eficaz de la RPCh (activó de inmediato la alerta médica ante el surgimiento de una nueva cepa de coronavirus y diseñó un esquema científico-técnico para neutralizar su avance), hay quienes anticipan un escenario donde podría descender su influencia mundial si la epidemia evoluciona a pandemia.

El costo para el coloso asiático sería trastocar los equilibrios internacionales, económicos y diplomáticos que ha alcanzado su sagaz diplomacia en los últimos años, lo que sería celebrado por la superpotencia militar y sus aliados, así como por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dejó de ser un órgano apolítico, al ceder a la intensa presión de los gobiernos occidentales.

Política y paranoia

Y aunque el combate al nuevo coronavirus es multidisciplinario (en su combate concurren biología, bioquímica, ingeniería enfermería, farmacología, genética, patología, microbiología, física, entre otras), el discurso occidental replica sin probar que las autoridades chinas han sido negligentes y autoritarias.

Se apoyan en lo ocurrido durante noviembre de 2012, cuando los medios usaron la fiebre aviar (también surgida en China) para introducir una pandemia incontrolable en el imaginario global. Ese virus, generado por las aves, que en raro caso se propagó en humanos, permitió a los artífices del terror especular sobre la expansión de la enfermedad.

Así se creó un escenario donde la enfermedad produjo hostilidades entre enfermos y personas sanas. Por ejemplo, The New York Times y el diario finlandés Helsinki Sanomat instigaron el susto pandémico, recuerda Mika Aatola.

Hoy, los medios también están utilizando el nuevo coronavirus para jugar a la geopolítica. El cinco de febrero, un politizado diario británico, The Guardian, propuso que la OMS “reconozca que Taiwán no es parte de China”.

Cada vez más, los medios impresos, electrónicos y digitales usan adjetivos mentirosos e impactantes. Tal es el caso del titular El explosivo brote de coronavirus, seguido de frases alarmantes: “podría superar pronto los ocho mil casos del brote de SARS de 2003 en el sur de China”.

El influyente Centro para Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) optó también por la incertidumbre. Su vicepresidente, J. Stephen Morrison, preguntó si el sistema político chino sería capaz de contener la expansión del coronavirus y concluyó que “la evidencia temprana sugiere que las autoridades locales reaccionaron lentamente al brote”.

Según él, fue hasta que Xi Jinping se reunió con el Comité Central del Partido Comunista (PCCh), cuando proclamó que era necesario enfrentar la rápida expansión del virus. Y critica la creación de la coordinación política ante esta emergencia, “liderada por un pequeño grupo”, dirigido por el líder número dos del PCCh, Li Keqiang.

Obviamente Morrison soslayó el anuncio del ministro de Finanzas chino y de la Comisión Nacional de Salud que, para entonces, habían asignado decenas de miles de millones de renminbi (la moneda china cuya unidad es el yuan) para apoyar las medidas de prevención y control de la enfermedad.

Tenaz en el descrédito a Beijing, el director del estadounidense Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergia, doctor Anthony Fauci, declaró que “le preocupa que China no ha compartido sus datos”. Sin embargo, debió admitir que los científicos de EE. UU. fueron invitados para visitar aquel país e intercambiar información.

Es paradójico que la cuarentena en Wuhan, y otras 15 ciudades de Hubei, haya sido interpretada como una “imposición sin precedentes” y una “súbita decisión, nacida del miedo e incluso de la desesperación”.

En su intento por desvirtuar la reacción de las autoridades chinas ante la emergencia, los analistas occidentales, afirman que los ciudadanos “van en rebaño” a los hospitales y que el debilitado sistema de salud primario resulta inadecuado.

Y presagian que “inexorablemente llegará el distanciamiento político, amplificado por las redes sociales, a las que fallidamente el gobierno ha intentado controlar”. Coincide con ellos el analista François Bougon, quien afirma que, en plena movilización antivirus, han surgido críticas en el seno del Estado chino y su partido.

A la proeza político-técnica de construir, en 10 días (del 23 de enero al tres de febrero), el Hospital Huoshenshan para los infectados del coronavirus, la agencia española EFE evidenció su mezquindad ideológica e informativa, al calificar esa obra como “joya propagandística” de Beijing. Para este medio de información, el despliegue de mil 400 médicos militares de varias disciplinas y 10 mil camas para los enfermos son “nada”.

Rastro del 2019N-COV

28.I. Se reúnen Xi Jinping y el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. El director del programa de gestión de situaciones de urgencia sanitaria, Michael Ryan, se muestra impresionado por el nivel de compromiso de las autoridades chinas.

5.II. Ante la Comisión de Gobernabilidad del PCCh, Xi Jinping pide más esfuerzos legislativos, policiales, judiciales y de vigilancia para fortalecer la prevención y control de la epidemia con apego a la ley.

Decenas de equipos investigadores de varios países buscan desarrollar una vacuna y otros tratamientos contra el nuevo virus. Bolsas de valores y el precio del crudo remontan, al disminuir el temor al brote. En Nueva York, la policía investiga agresión de odio contra una mujer supuestamente infectada.

10.II. La OMS pide al mundo “no politizar la lucha” contra el coronavirus, porque los científicos deben centrarse en acelerar el desarrollo de diagnósticos y tratamientos contra la enfermedad. En Ginebra se admite que pacientes contagiados en Francia y el Reino Unido, sin haber viajado a China, son “gran motivo de preocupación”.

11.II. La Secretaría de Salud de México informa que, hasta ahora, no ha habido ningún caso de infección. En su última actualización, la OMS reportó 43 mil casos en 26 países. La mayoría de infectados y decesos en China.

En esta lógica de desdén contra los esfuerzos de China y la imposición de fórmulas extraterritoriales, Stephen Morrison citó que, en 2018, el entonces Asesor de Seguridad Nacional de EE. UU., John Bolton, “desmanteló” la dirección para la salud y la biodefensa global del Consejo Nacional de Seguridad. Por tanto, sugirió que Donald Trump designe a alguien que coordine “internacionalmente” la respuesta al coronavirus en EE. UU. y el orbe.

Al parecer, Morrison ignora que Trump anunció repentinamente la reforma del Medicaid para reducir sus beneficios y usuarios. Por ello, el analista Gabriel Lerner afirmó que es una medida tan agresiva como la de los “ladrones que actúan en la noche”.

Pero analistas más objetivos admitieron que, pese a las presiones, el gobierno chino asumió con responsabilidad y oportunidad la crisis de salud pública dentro de su nuevo estatus de superpotencia. Además, ha emprendido la gran tarea de asegurar alimentos y atención médica de calidad para los 57 millones de Hubei en medio de las alteradas cadenas de transporte y abasto.

Virus, negocio y geopolítica

El coronavirus representa la primera emergencia global en esta era de mayor competencia económica entre las potencias y, aunque no detendrá los mercados globales, sí alcanzará a alterar la geopolítica. Afectará la política en Asia, las cadenas de suministro, los mercados y las economías con estrecha relación con EE. UU., donde ya era poca la confianza, estima Frederick Kempe del Atlantic Council.

El único beneficiario es el mercado farmacéutico, cuyas ganancias superan las ventas de armas y telecomunicaciones, pues de cada dólar invertido en fabricar un fármaco, obtiene mil de ganancia. Esa diferencia está en el corazón de una gran injusticia: dos mil millones de personas hoy están privadas del derecho a la salud.

Como secuela del brote epidémico, las acciones de la firma francesa Novacyt se incrementaron. El 31 de enero lanzó una prueba específica para detectar el coronavirus de Wuhan y eso activó el alza bursátil; cada acción aumentó más del 375 por ciento en un mes. En un día pasó de 0.6030 euros, a 0.984 euros. Es la empresa que anuncia su test como el único que diferencia la cepa actual de otras y evita falsos diagnósticos. En contraste, Goldman Sach anticipa una desaceleración del 0.4 por ciento para China en el primer trimestre de 2020.

Para contener el daño económico de esta crisis, después de considerar injustos los artículos periodísticos difundidos en EE. UU. sobre el presumible daño a las empresas dependientes de productos o clientes chinos, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, declaró: “El pánico es más mortífero y contagioso que cualquier virus y todas las respuestas a una epidemia deben basarse en la ciencia en lugar del miedo”.

Las epidemias ocultas en EE. UU.

En los años 80, el virus del Sida impactó a las grandes ciudades de EE. UU. y causó más de 658 mil muertos en tres décadas; desde entonces, hay unos 50 mil nuevos infectados al año. En 2013 era la sexta causa de muerte en personas de entre 25 y 44 años y las víctimas sumaban 1.3 millones. Los fármacos retrovirales aumentaron la sobrevivencia y con ellos se ha banalizado el peligro.

El barrio pobre de Wynwood, en Miami, fue afectado, en 2016, por un brote de zika, que propaga un mosquito. Pronto se convirtió en un verdadero azote para el sistema de salud de la superpotencia.

En la historia sanitaria de ese país, la gran incógnita fue la contaminación por cryptosporidium (parásito que causa deshidratación, fiebre y dolor abdominal) en Milwaukee. En 1993 afectó a 403 mil personas y murieron 100.

En 1999 entró a Nueva York el virus del Nilo Occidental, un mal neuroinvasivo mortal. En 2012 habían muerto 286 personas y en 2013 se reportaron mil 200 casos con 114 decesos.

En abril de 2019 surgió una epidemia de sarampión en Nueva York y Portland, con 200 enfermos. Se atribuyó a inmigrantes judíos de Ucrania e Israel que infectaron a niños no vacunados por la voluntad de sus padres en ciertos enclaves.


Escrito por Nydia Egremy .

Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.


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