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EE. UU. a 50 años de la renuncia de Richard Nixon
Richard M. Nixon no fue el único presidente de la potencia en abusar de su poder, pero sí el primero en ser exhibido por la prensa de su país.
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Richard M. Nixon no fue el único presidente de la potencia en abusar de su poder, pero sí el primero en ser exhibido por la prensa de su país. Como él, desde la Oficina Oval sus nueve sucesores precarizaban a sus ciudadanos y mentían para robar recursos en guerras. Ésa es la fanática esencia del hiper-capitalismo estadounidense.

50 años de la renuncia obligada de Nixon, Estados Unidos (EE. UU.) aún es la primera economía mundial por volumen del PIB, pero es el más endeudado del mundo, arriba de 30 mil mdd (121.31 por ciento del PIB). Ahí hay 37.9 millones de personas en pobreza, 15.3 millones son niños (uno de cada cinco con inseguridad alimentaria). En Nueva York, la ciudad más rica del país, dos millones 265 mil personas enfrentan dificultades alimentarias, entre ellas 673 mil niños, según el censo del 1º de julio pasado.

En EE. UU., la ciudad de Kensington, Filadelfia es conocida en 2024 como la “Ciudad Zombie” pues tiene la mayor tasa de población indigente y, en su mayoría, las personas en situación de calle consumen drogas duras. Ninguna institución remedia su situación, pese a que 50 años atrás Richard Nixon se propuso eliminar esa adicción.

En EE. UU. el virus de Covid-19 contagió a más de 103 millones 436 mil 829 personas, de una población de 333 millones 530 mil; de ellas fallecieron más de un millón 130 mil, la mayoría en sectores vulnerables. Tras la reactivación económica nacional y mundial, en ese país el desempleo ha subido al cuatro por ciento, la cifra más alta desde enero de 2022, a pesar de la creación neta de nuevos empleos.

A medio siglo de la primera renuncia de un presidente en funciones, en el horizonte estadounidense la clase trabajadora ha reprochado por décadas los ataques certeros a su nivel de vida, la pésima calidad en los empleos y el menoscabo a sus derechos democráticos. Y pese a esa deuda con sus ciudadanos, la superpotencia sólo se ocupa de proyectar su geopolítica neocolonial y neofascista.