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AMLO: soberanía y neoliberalismo
Si nos cierran las puertas del comercio de Estados Unidos, hay que voltear a nuestros hermanos latinoamericanos.
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Estamos ante el fortalecimiento de las políticas neoliberales que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que ya habían sido desterradas de México. Vemos, por el contrario, su fortalecimiento, su aplicación práctica y directa en México, impulsadas por el país neoliberal por excelencia, ícono de esta política: Estados Unidos, y por su presidente, el magnate neoliberal, Donald Trump. A lo largo de los 18 años de campaña que hizo López Obrador antes de ser Presidente, se autoproclamó nacionalista y seguidor de Juárez, pero hoy vemos la incongruencia entre lo que dijo y lo que está haciendo, de lo cual se deduce, de entrada, que engañó a todos aquellos que votaron por él y que creyeron su discurso nacionalista; pero, más grave, vemos que está en riesgo la soberanía nacional. Vemos que no se respeta el derecho ajeno, ni entre los individuos ni entre las naciones; y que, en lugar de adoptar una actitud firme y soberana, la conducta del Presidente de México, es entreguista y agachona. Ahora resulta que debemos poner una barrera a la migración que proviene de Centroamérica y que debemos detener el flujo de 100 mil centroamericanos. En el libre comercio circulan sin problemas los capitales, las mercancías, pero no las personas, ¿por qué?

¿Qué significa esta nueva tarea que debemos acometer obligatoriamente? Significa que se destinarán recursos públicos para cumplir los caprichos y las políticas neoliberales del imperialismo norteamericano representado por Donald Trump, contrario a lo que prometió la “Cuarta Transformación” (4T).

Como muestra adicional de la hipocresía política del nuevo gobierno de la autodenominada 4T, cuando se aprobó la reforma energética, Morena desestabilizó tomando el Congreso de la Unión; y cuando subió un poco el precio de la gasolina, se incitó al vandalismo; pero ahora que ya están en el poder, la Comisión Nacional de Hidrocarburos acaba de aprobar cinco planes de exploración en bloque de aguas profundas del Golfo de México, donde la petrolera neoliberal y trasnacional británica-holandesa, Royal Dutch Shell, invertirá 397 millones de dólares y perforará al menos cuatro pozos exploratorios entre 2021 y 2022. ¿Dónde quedó eso de que el petróleo era de los mexicanos y que se no se le entregaría ni una gota de nuestro petróleo a las empresas extranjeras neoliberales?

Pues bien, hoy, como queda dicho, la soberanía está en riesgo gracias a la debilidad del gobierno en turno, que prefirió sucumbir ante las amenazas del vecino del norte, que otorgó 45 días para frenar el flujo de 100 mil migrantes de Centroamérica; entre las medidas planteadas figura el envío de seis mil elementos de la Guardia Nacional, que atenderán esta demanda imperial mientras en el país se incrementa la inseguridad; ahora, además, habrá que destinar recursos de programas sociales para dar empleo a los migrantes, cuando en México 35 millones de mexicanos no tienen empleo seguro los apoyos prometidos no terminan de llegar.

Mejor ha sido el ejemplo de países más pequeños, pero, al mismo tiempo, más dispuestos a la lucha por su soberanía, como es el caso de Cuba. Recuerdo que, en una visita a Cuba en 1995, gracias a un viaje de estudios organizado por la Universidad Autónoma Chapingo, dos cuestiones llamaron especialmente mi atención: primero, frente al malecón y frente a la embajada de Estados Unidos, había un monumento; un par de columnas sostenían en la cúspide al águila norteamericana tallada en bronce. Después de la Revolución Cubana de 1959, el águila fue retirada por el pueblo y hoy solo se encuentran las dos columnas; en el mismo sitio, en un espectacular se apreciaba un dibujo curiosísimo: un cubano, desde La Isla, sosteniendo un fusil en una mano y simulando una bocina con la otra gritaba: “Señores imperialistas, no les tenemos absolutamente ningún miedo”; del otro lado, dividido por el mar, se veía al “Tío Sam” lanzando un estruendoso grito: “¡Grrrrrrrrrrrrr!”. Los cubanos no se han arrodillado jamás ante los estadounidenses y éstos no han podido aniquilar a la Revolución Socialista. Cuando el Partido Comunista Cubano exigió la liberación de cinco cubanos retenidos por razones políticas en Estados Unidos, organizó una megamovilización de un millón de isleños; al poco tiempo, los presos fueron liberados. ¡Así se defiende la soberanía!

Y si hablamos de soberanía en este mundo neoliberal, es notablemente mejor la actitud en la historia de México del gran héroe mexicano: Cuauhtémoc. Transcribo un fragmento del poema épico de Eduardo del Valle, publicado en 1891:

El pueblo te aclamó su soberano:

Vas a regir de México el destino;

¿Juras reinar con justiciera mano

Y ser apoyo del poder divino?

¿Juras mostrar al pueblo mexicano

de la victoria el inmortal camino

en la lucha cruel y asoladora

a lo que reta la invasión traidora?

 

“¡Sí juro!”, dice el héroe colocando

en el pecho la diestra. “Sí, lo juro:

sin descanso ni tregua trabajando

estaré por la patria; lo aseguro.

en tanto del poder tenga yo el mando,

mi labio no será infiel ni perjuro:

a los dioses honrar será mi anhelo

y defender el mexicano suelo”.

En lugar de rendirnos y ponernos de rodillas ante los estadounidenses, debemos seguir la actitud altiva y poderosa de Cuauhtémoc, o como dice la poesía de Almafuerte:

No te des por vencido, ni aún vencido,

no te sientas esclavo, ni aún esclavo;

trémulo de pavor, piénsate bravo,

y acomete feroz, ya mal herido.

 

Ten el tesón del clavo enmohecido

que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;

no la cobarde intrepidez del pavo

que amaina su plumaje al primer ruido.

El pueblo mexicano es aguerrido y valiente, no se somete ante el extranjero, los actores principales de las tres transformaciones de México no se doblegaron ante el extranjero: en la Independencia, en la lucha juarista contra el Imperio francés y, finalmente, en la lucha revolucionaria triunfó sobre Porfirio Díaz y culminó con la nacionalización del petróleo y de los ferrocarriles. Por el contrario, se ve claramente que el actual Presidente ya abandonó el camino de la soberanía y olvidó la “Cuarta Transformación”. Si nos cierran las puertas del comercio de Estados Unidos, hay que voltear a nuestros hermanos latinoamericanos, pues ellos representan un mercado de 600 millones de seres; además, hablan nuestro idioma y nos podemos entender con ellos mucho mejor. Pero también hay que ser más orgullosos y tener la disposición para diversificar nuestro comercio y voltear los ojos a China y Rusia. Antes de arrodillarnos, como lo ha hecho el Gobierno Federal, hay que levantar altivos la cabeza y defender nuestra soberanía. Todos tenemos algún amigo o familiar trabajando en Estados Unidos y no es correcto que los “líderes” de México sean agachones, hay que defender nuestra soberanía con inteligencia y fuerza popular, con agallas. No sabemos exactamente qué acordaron con Trump los negociadores y a qué se comprometieron. Estemos atentos para fortalecer nuestra resistencia, en fin, defender nuestra soberanía nacional. 


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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