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La vida de los habitantes de la colonia El Refugio, en Chiapa de Corzo, Chiapas, cambió de manera repentina el mediodía del pasado nueve de diciembre, cuando un tráiler que trasportaba ilegalmente a, por lo menos, 160 migrantes, se estrelló contra un puente peatonal en la carretera Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal de Las Casas, sobre la carretera Panamericana.
Fabián, nacido en Chiapas, se encontraba en su casa con unos amigos cuando escuchó un estruendo que parecía provenir de la carretera. Todos decidieron salir a ver qué pasaba, pues en anteriores ocasiones, ya se habían volcado diversos camiones con mercancía, precisamente en la curva que fue renombrada como “la curva del migrante”. Ahí, entre fierros y partes metálicas, olor a quemado y desechos del tráiler, decenas de personas clamaban por auxilio, incluso ofrecían dinero para que los vecinos los socorrieran.
“Rescaté como a 10 personas hasta donde pude; no les cobré y ninguno de mis vecinos les robamos sus pertenencias como dijeron en diversos medios; lo primero que hice fue acudir a su auxilio, dejando de lado al chofer, que vi cuando se estaba fugando”.
Los vecinos de la colonia El Refugio, ubicada al costado de la carretera donde ocurrió el siniestro, vivieron en carne propia la tragedia en la que murieron 57 migrantes y 105 tuvieron que ser hospitalizados. Según su versión, ni la Guardia Nacional (GN) ni el Instituto Nacional de Migración (INM) ni las autoridades estatales han informado correctamente a los mexicanos sobre los hechos.
Entrevistados por buzos, diversos vecinos, testigos directos del accidente del pasado 10 de diciembre, contaron cómo fue el momento en que se acercaron a brindar auxilio minutos después del trágico accidente.
“Pude ver una cruz, veladoras, comida, botellas de agua, ropa de adulto, niños y de bebés de los migrantes fallecidos”, relata Fabián. Y aunque los vecinos aseguran que entre las víctimas mortales vieron a bebés y niños pequeños, las autoridades mexicanas han negado estas versiones. La información vertida por el canciller Marcelo Ebrard solo especifica que la mayoría de los migrantes provenía de Guatemala, pero no precisó el número.
Versiones oficiales aseguran que el tráiler transportaba a poco más de 150 migrantes que intentaban conseguir el sueño americano. Pero los vecinos de El Refugio, que vivieron el rescate tras el accidente, aseguran que los datos son otros. “Se está ocultando la verdad, no se dice que hubo niños menores de 10 años; sí los había, yo mismo saqué a uno abrazado, pero a la hora de cargarlo me di cuenta que su cabeza estaba desprendida, solo sujetándose con un pedazo de piel”, reveló un vecino que pidió ocultar su identidad por temor a represalias.
Desde el anonimato, narró a buzos el trauma de ver extremidades dispersas por todas partes, personas fallecidas, niños llorando, mujeres desesperadas por sus hijos muertos, el dolor de los migrantes al ver frustradas sus esperanzas de una vida mejor, su desesperación por ocultarse de las autoridades mexicanas, todo al mismo tiempo en un caos que supera la ficción.
“Casi me caigo cuando, tratando de rescatar a un niño, pisé sin darme cuenta a un hombre que tenía abierto el estómago, había sangre por todos lados; caí de espaldas y me empapé de sangre; quedé como si el herido fuera yo. De ver la desgracia opté por volver a mi casa, iba como ido, me quería hacer a la idea de que lo que había visto no era real”.
Jorge Gómez González, uno de los primeros vecinos en socorrer a las víctimas, contó: “estaba aquí parado en la entrada de mi casa, eran como las tres y 20 cuando vi pasar el camión a casi 100 kilómetros por hora. Fue una carnicería, no lo puedo superar”, asegura. Vio cómo el tráiler de doble remolque, al tomar la curva, se salió de control, se llevó primero un poste de electricidad y finalmente se impactó contra el puente. Sobre el asfalto quedó el amasijo de hierros y cuerpos ensangrentados.
“Con el primer impacto se abrió la caja y salieron disparados. Muchos eran jóvenes, hasta niños había. Nunca en mi vida había visto esto. Saqué a una muchacha como de unos 25 años, le puse algo debajo de su cabeza, y al ratito cerró sus ojos. Se murió en mis manos”, recuerda entre lágrimas. “No lo puedo superar, esta gente solo luchaba por algo mejor”.
El estruendo del impacto alertó a más vecinos, que llegaron al lugar, entre todos extendieron algunas mantas para cubrir los cuerpos regados en el asfalto. Ahora, los vecinos de El Refugio llaman a este sitio “El puente de la muerte”, y han pintado un mensaje en las paredes en memoria de los fallecidos.
Igual que a Jorge, varios otros colonos con los que buzos pudo platicar, aseguraron que el trágico suceso les interrumpe el sueño, pues las imágenes de la volcadura del tráiler que transportaba migrantes vienen a su mente; cómo éstos, medio deshechos, intentaban salir del remolque.
Hasta el cierre de esta edición, las autoridades mexicanas habían informado que el resultado del accidente era de 105 personas heridas, 83 hombres y 22 mujeres, 19 de los cuales eran menores de edad, y un bebé de tres años. Además, se confirmó que 95 eran originarios de Guatemala, tres de República Dominicana, uno de Ecuador y uno de Honduras; las identidades de los demás aún no se han confirmado.
Corrupción y negligencia
Hoy se sabe que los migrantes ingresaron a México por la zona de La Mesilla, en la frontera entre Chiapas y Guatemala; luego se concentraron en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, donde fueron retenidos en varias casas de seguridad por traficantes de personas.
Una hora y media antes del accidente, los migrantes abordaron el remolque al que los traficantes le hicieron ranuras para facilitar la ventilación. Les ofrecieron llevarlos a la ciudad de Puebla, donde se situaba otra caravana migrante que se dirigía a pie hacia la Ciudad de México (CDMX).
El INM aseguró que el traslado de migrantes en camiones es una práctica clandestina que se ha vuelto cada vez más frecuente en México por los traficantes, que cobran miles de dólares por hacerlo. En las últimas semanas, el INM localizó e interceptó varios camiones con migrantes a bordo en estados cercanos a las fronteras sur y norte del país. En total, de enero a octubre, el INM detuvo a 228 mil migrantes –64 por ciento más que en 2020–, de los cuales 82 mil fueron deportados a sus países de origen.
A mediados de 2019, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desplegó casi 21 mil elementos de la Guardia Nacional que tenían, entre sus tareas principales, frenar la migración hacia Estados Unidos (EE. UU.). El Gobierno Federal justificó la presencia de casi el 30 por ciento de la Guardia Nacional –de 70 mil que eran en ese año– en la frontera sur de México, debido a “tareas de seguridad pública”.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reportó que hasta septiembre de 2021, 28 mil 395 elementos realizaban tareas de contención de migrantes centroamericanos. Es decir, en menos de un año, se incrementó en casi siete mil elementos. La Sedena también informó que 63 mil 614 migrantes fueron “rescatados” –en realidad detenidos–, enviados a centros migratorios y deportados.
La ONG Impunidad Cero alertó desde 2019 de la crisis migratoria que se avecinaba, y con ello, de la violación de los derechos humanos. “Las personas migrantes son víctimas no solo de organizaciones criminales y de delitos cometidos por particulares, sino también de abuso de poder por parte de las autoridades mexicanas. Los niveles de impunidad en delitos cometidos contra personas migrantes son de los más altos en el país”, informó. Destaca el abuso de las autoridades mexicanas, sobre todo en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, entidades donde ocurren más delitos contra personas migrantes.
“La impunidad que existe en México permite que los delitos cometidos contra personas migrantes queden, en su gran mayoría, sin sanción ni reparación alguna, y además, permite que no solo se cometan delitos por particulares y el crimen organizado, sino también por parte de autoridades mexicanas, mismas que están encargadas de velar por los derechos y la seguridad de todas las personas en México”, añadió.
Crisis migratoria en ascenso
Ésta no es la primera vez que México y Chiapas están en el ojo del huracán por una noticia de este tipo. Desde el inicio de las caravanas migrantes, el 19 de octubre de 2018, México ha sido noticia internacional por tratar de manera inhumana a los migrantes y por no otorgarles las condiciones médicas indispensables para resguardar su salud en los refugios temporales mientras esperan ser deportados a sus países de origen.
La denuncia más dramática fue la publicada por el diario El Universal el 26 de junio de 2019, fotorreportaje ilustrado con el rostro de una mujer haitiana y su hijo pequeño pidiendo ayuda entre lágrimas “¡Ayúdame!, muchas personas están sufriendo”. Al pie de la foto se podía leer: “Fabiola, una mujer haitiana, pide ayuda entre lágrimas tirada en el piso; dice que su hijo, de año y medio, está enfermo desde hace días en un centro de detención del INM en Tapachula (Chiapas)”.
Desde 2018 a octubre de 2021, la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) registró 249 mil 125 peticiones de asilo. Tan solo de enero a octubre de 2021, el país ha recibido 108 mil 195 peticiones de asilo, la mayor cifra en la historia del país. En abril de este año, la Comar informó que su expectativa de solicitudes para este año era de 80 mil. El mayor número de solicitudes son de migrantes provenientes de Haití, le sigue Honduras, Cuba, El Salvador, Chile, Venezuela y Guatemala.
En palabras de Regina Martínez Casas, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, el flujo migratorio irregular centroamericano que transita por México hacia EE. UU. puede alcanzar una cifra de más de 850 mil personas, “pero debido a que el Gobierno de México ha implementado una política migratoria fuertemente restrictiva mediante la Guardia Nacional es muy probable que no se alcance ese número en el flujo procedente del sur y que cruza territorio mexicano. A principios de junio de 2019, México firmó una serie de acuerdos con EE. UU. en materia migratoria para evitar la llegada irregular de migrantes al sur de ese país”.
En su artículo ¿De qué tamaño es la actual crisis migratoria en México?, la especialista asegura que a diferencia de lo registrado hasta hace unos años, el flujo migratorio actualmente no está compuesto principalmente de hombres jóvenes, como era característico. “Ya no es solamente fuerza de trabajo la que se moviliza. Motivado por el sistema de asilo de EE. UU., que es más benévolo con la migración infantil, se ha sumado una cantidad enorme de niñas y niños –hasta configurar un tercio del total del flujo migratorio– lo cual implica que al menos un familiar les acompañe”.
Y afirmó: “La abrumadora presencia de niñas y niños migrando no es circunstancial. En gran medida obedece a un aprendizaje colectivo relacionado con el arribo e ingreso a los EE. UU. A partir de la idea de que pedir asilo es una buena alternativa, por lo menos para permanecer temporalmente en ese país, muchos adultos deciden migrar en familia. Además, se ha generalizado la expectativa de que solicitar asilo acompañado de un menor de edad tiene más posibilidades de ser exitoso ante el sistema migratorio estadounidense (sin garantías, como ha sido evidente con el trato a los niños en los centros de detención)”.
Rebeca, vecina de la colonia El Refugio, y que atestiguó directamente el accidente, reveló que, aunque en las noticias no se menciona nada, entre los fallecidos había un bebé de cinco meses que perdió la vida al quedarse entre los tubos del tráiler. “Era mucha sangre, los vecinos bajamos con agua, sábanas, cartones, con lo que sea para ayudar a las personas, o ponerlos sobre algo que no fuera el suelo. Media hora o más tardó la policía en llegar, mientras, fuimos los vecinos los que auxiliamos a los migrantes”.
“Eran como 200 o un poco más, porque los que salieron ‘ilesos’ se echaron a correr hacia el interior de la colonia, huyendo; se entiende que eran los que venían parados, porque los sentados fueron los perjudicados, los que salieron lastimados; alrededor del tráiler se veían gasas, sueros, oxígeno, por lo que también deja ver que el transporte no era improvisado, y no es posible que los retenes no los hayan visto con su detector de calor”.
Los pocos migrantes que pudieron huir fueron perseguidos “como animales” por las autoridades, hasta que los detuvieron, relatan los vecinos. “Algunos lograron esconderse en las casas, pero los cazaron como animales”.
La carretera Chiapa de Corzo-Tuxtla hoy quedó marcada por este “accidente” que pudo haberse evitado. En las faldas de la colonia El Refugio habrá siempre el mal recuerdo de una tragedia, fruto de una política entreguista del Presidente, que ha sometido al país a las decisiones migratorias del presidente de EE. UU., Joe Biden.
Como parte de este acuerdo, México desplegó casi 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur, entre México y Guatemala, con la clara intención de impedir el paso de miles de migrantes que buscan cruzar por territorio mexicano hacia EE. UU. En los últimos días, tanto la Guardia Nacional como el INM son más hostiles con los migrantes que se trasladan en caravana por carreteras. La poca ayuda que tienen los migrantes es de la población y, como en el caso de El Refugio, de organizaciones de la sociedad civil, pero de este gobierno, nada.
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Escrito por Marlén Romero
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