Cargando, por favor espere...

Timón de Atenas
En esta obra puede verse cómo el dinero corrompe, une lo desigual, paga las liberalidades humanas, prostituye, controla, genera incondicionalidades; hace que lo feo sea visto bello; que lo difícil sea fácil; lo grande pequeño y lo pequeño grande.
Cargando...

Todos conocemos al gran dramaturgo William Shakespeare; y cuando escuchamos su nombre de inmediato nos viene a la mente su obra Romeo y Julieta, drama en el que cuenta cómo una pareja de jóvenes enamorados se ve imposibilitada para realizar su amor, debido a la enemistad que existe entre sus familias y cómo esta contradicción finalmente los induce al suicidio. Con esta historia, el genial escritor británico nos muestra, asimismo, cómo las contradicciones que se dan entre los intereses económicos dividen a las familias, incluidos los intereses humanos que pudieran unirlas. También nos viene a la memoria Hamlet, obra en la que se plantea la contradicción fundamental que surge cuando una persona tiene que tomar una decisión en la que no hay términos medios, misma que Shakespeare condensa en esta frase profunda y duradera: “ser o no ser, ésa es la cuestión”. Es decir, la vida nos coloca en una posición o en la contraria y, entre una u otra, tenemos que definirnos.

Esto viene a cuento porque, en los días que corren, se nos plantea el siguiente dilema: estás con el progreso o estás con el retroceso. Es decir, estás a favor de que el pueblo de México sea el que tome el poder político con base en su instrumento social que es el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), o estás a favor del Movimiento Regeneración (Morena), un partido político que se denomina transformador, pero que lamentablemente está destruyendo al país.

Escuchar el nombre de Shakespeare nos traslada a Venecia con su mercader Shylock, un judío usurero que ofrece su dinero a rédito y hace firmar a Antonio un contrato, en el que se afirma que, si no cumple con el pago en la fecha pactada, deberá pagar con una libra de carne de la parte de su cuerpo que Shylock decida. Los barcos de Antonio se hunden y no puede pagar su deuda, por lo que Shylock exige que le pague con una libra de la carne de Antonio de la parte más pegada a su corazón. Porcia, enamorada de Bassiano, amigo de Antonio, se viste de abogada (profesión entonces no permitida a las mujeres y acto con el que Shakespeare demuestra que era consciente de que las mujeres son perfectamente capaces de realizar cualquier labor profesional) y lleva este asunto a juicio ante el Dux de Venecia (el magistrado supremo de Venecia.). Porcia concede la razón a la demanda de pago de Shylock, pero argumenta que el contrato no establece que la libra de carne pueda ser cobrada del cuerpo de Antonio con derramamiento de sangre. Fue así como Porcia deja sin efecto el cobro de la deuda de Antonio, que implicaba su muerte.

De este drama fundamental, poco conocido por el gran público, algunos autores han escrito que está inacabado, o que su autoría es dudosa; pero hay otros que la aprecian mucho, como fue el caso del gran Carlos Marx, quien la consideró como su favorita porque retrata, con gran profundidad, la esencia del dinero y su poder corruptor en la vida de los hombres. Por ello se habla de un Shakespeare marxista, aunque más bien puede hablarse de un Marx shakesperiano.

La obra Timón de Atenas se desarrolla durante la Guerra del Peloponeso y critica severamente la actitud de los atenienses ante el dinero, pues Timón de Atenas es un personaje acaudalado, pero también generoso. Muchos atenienses le solicitan favores y otros pretenden aprovecharse de su generosidad, lo lisonjean y le entregan presentes baratos para ser recompensados con regalos de mayor valor, ya que Timón paga deudas ajenas y, entre otros abusos, compra obras artísticas de remedo, o de poca monta, a precios muy altos.

En esta obra puede verse cómo el dinero corrompe, une lo desigual, paga las liberalidades humanas, prostituye, controla, genera incondicionalidades; hace que lo feo sea visto bello; que lo difícil sea fácil; lo grande pequeño y lo pequeño grande; hace bailar a los canes y todo lo puede.

Sin embargo, una vez que escasea el dinero, se pierde el brillo áureo de quien posee el oro y, peor aún, se vuelve un ser repudiable para los que antes lo lisonjearon y lo consideraron un personaje importante de la sociedad. Los que antes se dijeron amigos y recibieron ayudas de Timón, en cuanto ya no tuvo dinero dejaron de considerarlo amigo, y lo abandonaron. Su nueva condición y la condena de Atenas por carecer de dinero, hicieron de Timón un misántropo, es decir, alguien que odia a la humanidad; y cuando toma conciencia sobre el sentido del dinero, escribe la siguiente oda al oro:

“¡Oh, tú, dulce regicida

y precioso divorcio entre el hijo natural y el padre,

brillante corruptor del más puro lecho de Himeneo,

valiente Marte, galante siempre joven,

fresco, amado y delicado, cuyo resplandor

derrite la nieve sagrada en el regazo de Diana!

¡Tú, dios visible, que sueldas estrechamente

los contrarios y haces que se besen;

que hablas en todas las lenguas y con cualquier objeto!

¡Oh, piedra de toque de los corazones,

piensa que tus esclavos, los hombres, se rebelan,

y haz con tu poder que se enfrenten y se inmolen,

para que en el mundo imperen las bestias!”.

¡Qué grande fue Shakespeare! Por ello, en el afán de rescatar el buen teatro, en la 21 Muestra Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista, se presentó en la modalidad virtual la obra Timón de Atenas, que el pueblo de México debe conocer y ahora puede acceder a ella a través de las redes sociales. En la página de Facebook o de Youtube del MAN pueden apreciar tan magnifica como importante obra. Verla en redes es además una forma de agradecer a quienes se empeñaron tanto en presentarla al público, es decir, a los actores, al director, a los comisionados culturales y a los camarógrafos.

Parecería que Shakespeare nos dejó esta pregunta: ¿No es capaz el hombre de liberarse del lastre que representa el dinero y hacer humana la relación entre todos nosotros? Marx parece responder la pregunta estudiando el fetichismo de la mercancía, que a su vez se convierte en el fetichismo del dinero y del poder. Por ello, la liberación del hombre debe ser obra del hombre mismo, mediante su organización, educación y lucha. Es, por lo tanto, el pueblo el que puede resolver esta pregunta; son las personas que crean la riqueza, pero que no la disfrutan, quienes tienen en sus manos la posibilidad de resolver tan importante contradicción. Es el trabajo de los obreros el que crea la riqueza, debe ser el trabajo de los obreros organizados el que libere a la humanidad de ese lastre que representa el dinero. No se pierdan Timón de Atenas.


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


Notas relacionadas