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Oubao-Moin, el río ensangrentado de la historia
Oubao-Moin es el nombre que los indios caribes dieron a Puerto Rico, significa “isla de sangre”; también es el título de uno de los poemas más conocidos del costarricense Juan Antonio Corretjer.
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Juan Antonio Corretjer (Ciales, 1908- San Juan, Puerto Rico, 1985) es considerado el poeta nacional de Puerto Rico. Su profundo arraigo a la tierra y su irrenunciable repudio al colonialismo yanqui lo llevarían a lo largo de la vida a sufrir exilios, deportaciones y prisión por formar parte de la vanguardia en la lucha por la independencia de su país; esta convicción se deja sentir en los versos finales de Un boricua en la Luna, que muchos consideran un segundo himno nacional y es uno de los más conocidos poemas de este patriota: Dicen que la luna es una/ sea del mar o sea montuna./ Y así le grito al villano:/ yo sería borincano/ aunque naciera en la Luna.

La creación individual no puede entenderse a cabalidad sin ubicarla en su contexto sociohistórico; y en Corretjer es imposible separar la labor revolucionaria y la militancia antiimperialista de su producción poética, en la que el mensaje viene envuelto en un exquisito ropaje verbal, con sobresaliente manejo de recursos poéticos.

Oubao-Moin es el nombre que los indios caribes dieron a Puerto Rico, significa “isla de sangre” y es el título de otro de sus más conocidos poemas; en éste, el río ensangrentado de la historia arrastra en su corriente la conquista, el vasallaje y el exterminio del pueblo taíno; la brutal explotación de los esclavos africanos llevados a las plantaciones y la esclavitud moderna de los asalariados. Millones de vidas sacrificadas por la codicia del oro y la sed de ganancia. Su acercamiento al marxismo a través de El Capital potencia su convicción nacionalista; de ahí que Oubao-Moin no sea un poema indigenista y tampoco de la negritud; pues su autor no concibe la explotación como una cuestión racial, sino producto de la división de la sociedad en clases; en él glorifica el trabajo, única fuente de riqueza, y concede el galardón más deseado por los mortales a quienes sembraron, pescaron, pastorearon, navegaron, edificaron y con sus manos, anónimas y sin retribución, construyeron la patria. La anáfora otorga potencia cósmica a esta epopeya borincana que ha sido adoptada como un símbolo de rebeldía por los grupos que pugnan por un Puerto Rico libre.

 

El río de Corozal, el de la leyenda dorada.

La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.

El Río Manatuabón tiene la leyenda dorada.

La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.

El rio Cibuco escribe su nombre con letra dorada.

La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.

Allí se inventó un criadero. Allí el quinto se pagaba.

La tierra era de oro. La tierra está ensangrentada.

En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada,

allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.

Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,

bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,

allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.

Donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o sea agua,

y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,

allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.

Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,

bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada

y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua,

allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.

Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.

Gloria a esas manos negras porque trabajaban.

Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.

De entre esas manos indias, negras, blancas,

de entre esas manos nos salió la patria.

Gloria a las manos que la mina excavaran.

Gloria a las manos que el ganado cuidaran.

Gloria a las manos que el tabaco, que la caña y el café sembraran.

Gloria a las manos que los pastos talaran.

Gloria a las manos que los bosques clarearan.

Gloria a las manos que los ríos y los caños y los mares bogaran.

Gloria a las manos que los caminos trabajaran.

Gloria a las manos que las casas levantaran.

Gloria a las manos que las ruedas giraran.

Gloria a las manos que las carreteras y los coches llevaran.

Gloria a las manos que las mulas y caballos ensillaran y desensillaran.

Gloria a las manos que los hatos de cabras pastaran.

Gloria a las manos que cuidaron de las piaras.

Gloria a las manos que las gallinas, los pavos y los patos criaran.

Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres

[que trabajaron.

Porque ellas la patria amasaron.

Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan

porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria

[liberada.

¡La patria de todas las manos que trabajan!

Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!


Escrito por Tania Zapata Ortega

COLUMNISTA


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