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La vida de millones de seres humanos se desenvuelve en una sociedad llena de acontecimientos que van delineando una ruta –en la que el orden social es determinante– que a menudo suele ser terrible y trágica en alto grado. Cuando un ser querido muere por enfermedad o por un accidente nos duele mucho, pero si su muerte es producto de un descuido, el dolor es inmensamente más hondo y devastador.
La historia que narra el realizador estadounidense Kenneth Lonergan, Manchester junto al mar (2017), es la tragedia que vive Lee Chandler (Casey Affleck), un ciudadano de la clase trabajadora que labora como conserje de unos departamentos ubicados en Manchester, el puerto atlántico de la costa oriental de Estados Unidos (EE. UU.). En cierta ocasión Lee bebe en su casa con la compañía de unos amigos y su mujer, enfadada, baja de su habitación, les reclama que están haciendo ruido y dice a éstos que se larguen a sus domicilios. Lee sale a comprar más cervezas y debido a su embriaguez no se da cuenta que había puesto una pantalla sobre la cornisa de la chimenea, ni tampoco que uno de los troncos de leña ardiente que calentaba la habitación se había rodado. La pantalla estalla, provoca un incendio en la estancia que rápidamente se propaga al resto de la casa. Mueren sus dos hijos.
A partir de ese momento, Lee sufre las brutales consecuencias del accidente: su mujer (Michelle Williams), quien pudo ser salvada de morir quemada, lo culpa de lo ocurrido y se separa de él. Chandler sigue su vida como empleado de los inquilinos, pero se ha vuelto taciturno, irascible y pendenciero. Mediante el uso de la técnica de flashbacks, Kenneth Lonergan muestra su psicología y sus vivencias. Cuando muere su hermano mayor se hace cargo de un sobrino de 17 años, porque la madre de éste, que se había rehabilitado del alcoholismo, se había vuelto a casar. Chandler es el tutor que designó su hermano antes de morir y quien administra los bienes de su sobrino, entre los que está incluido un barco pesquero. Hay constantes fricciones y desavenencias entre tío y sobrino, pues aquél no acepta irse a vivir a Boston. En alguna ocasión le dice a su tío que mientras él estudia, juega en un equipo de hockey sobre hielo, toca en una banda de rock y tiene dos novias, él es un simple obrero que se dedica a limpiar y reparar los edificios.
La escena más impactante de este drama ocurre cuando casualmente Lee se topa con su exesposa en el malecón. Ella no solo le pide perdón por la forma en que lo trató después del accidente fatal, sino que le confiesa que sigue amándolo y le propone que almuercen algún día. Pero Lee, comprendiendo que le será muy difícil el reencuentro sentimental con ella, niega toda posibilidad de volverla a ver. Ella se queda llorando inconsolablemente.
Manchester junto al mar es un retrato de la crueldad en que viven muchos seres humanos, a quienes las condiciones y circunstancias sociales hunden en una gran soledad y en un ambiente de enorme sordidez anímica y moral.
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Escrito por Clionautas
Columna