El gobierno estadounidense arremete contra Venezuela y Colombia.
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Es en este dramático escenario rural abandonado, donde cotidianamente miles de jóvenes, incluso niños, se ven obligados a salir de sus comunidades de origen para buscar trabajos de cualquier índole en otras regiones del país o en EE. UU., y huir así del desempleo y el hambre. La mayoría de estos niños y adolescentes terminan como jornaleros; y hoy su número, únicamente en el país, rebasa la cifra de 2.3 millones. En el mejor de los casos, estos mexicanos apenas completan los estudios primarios, sólo saben leer y escribir y se limitan a sobrevivir, consiguiendo alimentos y servicios más básicos.
Enganchadores modernos, tal como ocurría en el Porfiriato, operan en los estados de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Guerrero reclutando a jóvenes de los sectores rurales más pobres como jornaleros para las trasnacionales agroalimentarias y los terratenientes agropecuarios del norte; les prometen que les pagarán salarios atractivos, bonos, alimentación y hospedaje, pero cuando se hallan en esa región, ni los pagos, la comida ni el alojamiento son como les “pintaron”; y deben gastar lo poco que ganan en las tiendas de los dueños de las fincas o en los servicios de diversión y mercancías de vicio que, intencionalmente, merodean en sus entornos.
Pero este cuento es de nunca acabar, porque una vez terminada la cosecha, los jornaleros regresan a sus comunidades, vuelven a la siguiente temporada y anualmente cumplen este mismo ciclo laboral hasta que su juventud o fuerzas físicas se acaban, se enferman, son reclutados o asesinados por el crimen organizado y finalmente son reemplazados por otros jóvenes. En ese corto o largo periodo, estos trabajadores se encuentran sometidos a procesos de transculturación y transmisión de vicios y enfermedades que trasladan a comunidades rurales donde en otros tiempos había usos y costumbres saludables.
Los funcionarios de las instituciones del Estado que deben cuidar los derechos laborales y humanos de los jornaleros cierran los ojos ante las desgracias cotidianas y las injusticias que viven diariamente estos migrantes temporales, de cuya necesidad por moverse hacia el norte para salir de los perversos juegos y trampas de la pobreza y la marginación se aprovechan los terratenientes y las empresas trasnacionales para obtener cada vez más jugosas ganancias.
Estos terratenientes duermen tranquilos, ya que tienen un gobierno amigo que no aplica la legislación laboral y les garantiza la consecución de mano de obra barata y joven que, además, no está en condiciones de luchar por sus derechos. Todo esto ocurre mientras, en muchas casuchas humildes del sur de México, ocurren miles de dramas familiares generados por la falta de empleo bien pagado y porque sus integrantes incurren en el único delito de no poseer más riqueza que su fuerza de trabajo.
Pero no todo está perdido, porque cuando la realidad se imponga y los millones de mexicanos pobres hayan descubierto las reglas sucias del juego, y sus charlas de juergas y sexo sean sustituidas por pláticas en las que cuestionen los bajos salarios, las extenuantes jornadas laborales y el miserable comportamiento de sus patrones, entonces tomarán conciencia de la necesidad de unirse e integrarse en una misma fuerza para exigir lo que les han robado. Al tiempo.
El gobierno estadounidense arremete contra Venezuela y Colombia.
En siete años de gobierno, Morena, que se declara de izquierda y genuino representante del pueblo, únicamente ha demostrado ser un partido dirigido por demagogos y farsantes cuyas acciones sólo están perjudicando a gran parte de la población de México.
En la actualidad es común pensar que las sociedades están compuestas por individuos, y esto es parcialmente cierto.
Muchos han pasado por alto el verdadero peligro del relanzamiento del PAN.
En el Siglo XVIII, la burguesía era una clase revolucionaria que, junto a sus mejores representantes ideológicos, conformaron la Ilustración, sepultando al irracional oscurantismo feudal con las armas de la razón y la verdad.
Durante la madrugada del nueve de septiembre, se desataron en la Huasteca torrenciales lluvias que provocaron inundaciones, deslaves, destrucción de caminos y viviendas.
Dos semanas después de las intensas lluvias que afectaron a cinco estados del país, todavía siguen incomunicadas 93 comunidades.
El mayor problema que enfrenta ahora el pueblo de México radica en que una junta de “notables” ejerce el poder, dice gobernar para los pobres, pero está en contra de éstos, porque en realidad representa los intereses de las clases poderosas.
La reciente reforma a la Ley de Amparo fortalece a las autoridades y limita el acceso a la justicia de los gobernados.
México se ahoga en las aguas negras de la incompetencia, insensibilidad y corrupción.
Imposible tratar de elaborar y difundir en este momento un análisis sobre los graves problemas por los que atraviesa nuestro país y la nada remota posibilidad de que se compliquen en el corto plazo.
Una reciente noticia sobre Gaza ha centrado la atención mundial y exhibe la prepotencia y el cinismo con que las potencias imperialistas occidentales continúan su plan de apoderarse a como dé lugar de Palestina.
El argumento de que fallaron los pronósticos y de que llovió más de lo esperado es autoincriminatoria, como dijo el periodista Carlos Ramírez.
El imperialismo no es un fenómeno nuevo en la historia. Los imperios aparecieron desde los albores de la sociedad dividida en clases: el acadio, el egipcio, el asirio, el griego, el persa, el romano, el chino, por nombrar algunos de los más conocidos y antiguos.
Con Morena se han incrementado los niveles de inseguridad en todo el país; y todo mundo sabe esto y lo sufre de una u otra manera.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA