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Vuelvo a la temática de la guerra, dado que en estos momentos la humanidad vive –como han señalado algunos expertos en geopolítica y en geoeconomía– un momento de gran tensión en Occidente a raíz de la intensificación del conflicto entre Ucrania y Rusia en febrero de 2022. Esa gran tensión puede provocar la tercera guerra mundial, la cual no se realizaría con armamento convencional y con el simple choque de ejércitos en los campos de batalla, sino con miles de bombas nucleares que en cuestión de minutos destruirían las principales ciudades de Estados Unidos, de Europa y de Asia. Pero el problema no solo sería –como señalan los especialistas– que en cuestión de minutos casi la mitad de los ocho mil millones de habitantes moriría en caso de que se diera este Armagedón nuclear, sino que, días después, la faz de la Tierra quedaría cubierta de nubes radioactivas, contaminando a todos los seres vivos del planeta y sobrevendría el “invierno nuclear”, matando a los sobrevivientes de los bombardeos nucleares; la especie humana no tardaría mucho en desaparecer del planeta.
La cinta rusa Los 28 hombres de Panfilov (2016) de los realizadores rusos Kim Druzhinin y Andrei Shalopa, fue calificada por la crítica de cine occidental como un filme “propagandístico” que solo buscaba “darle a Rusia la oportunidad de restaurar la ideología comunista y enaltecer a la ya desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”. Incluso se le acusó de “ser falsa”, de “tergiversar completamente los hechos históricos”. Es tal el odio de los gobernantes occidentales y sus corifeos hacia Rusia, que cualquier manifestación de reivindicación del heroísmo soviético les parece un despropósito y una manipulación propagandística. En este sentido, ver de nuevo y analizar este filme (realizado a dos años de haberse dado el golpe de Estado llamado Euromaidán y del referéndum que permitió la anexión de Crimea a la Federación Rusa), nos permite, de alguna manera, entenderla como una defensa de la historia heroica del pasado soviético de Rusia, pues los gobernantes rusos estaban avizorando lo que vendría en poco tiempo en el escenario europeo y mundial.
El área del conflicto en Ucrania es apenas de 125 mil kilómetros cuadrados (que no representa ni el 0.001 por ciento de la superficie de tierra de todo el planeta), pero que ha provocado un conflicto que está afectando a todo el mundo. Esto se explica porque lo que se dirime en Ucrania no es simplemente quién ganará la guerra en esa parte del mundo, sino –al menos en una primera etapa– si el mundo seguirá bajo la hegemonía de Estados Unidos y países del llamado “Occidente colectivo”, o si se podrá desarrollar la sociedad humana multipolar, que permitiría que la dominación del imperialismo norteamericano y sus acólitos decayera y el mundo tuviera la posibilidad de un desarrollo sin la expoliación occidental, sin saqueos infames de recursos naturales por parte de las superpotencias.
A la luz de lo que ha ocurrido y está por ocurrir en Ucrania y en otras latitudes del mundo, conviene tener presente que, cuando se promociona una película bélica de reciente realización, algunos espectadores pueden pensar que se trata de otra cinta típica de este género o que la principal finalidad es hacer apología de los “héroes” de la superpotencia imperial y, por tanto, hallarán una historia trillada para descerebrados, con los infalibles soldados “inteligentes”, “ superiores en valentía” y con “una gran capacidad física y mental” que les permite vencer a cualquier soldado de otro país que no sea de raza blanca.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA