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La sonata mágica, de José Vasconcelos (I de II)
Además de su inmensa labor pública, Vasconcelos fue autor de una veintena de libros de contenido literario y filosófico que apenas adornaba con algunas figuras metafóricas; destacan particularmente su rigor crítico e irónico.
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Este autor (Oaxaca 1881 - CDMX, 1959) fue uno de los intelectuales, escritores y funcionarios públicos más relevantes de la primera mitad del Siglo XX. Formó parte del Ateneo de la Juventud, grupo estudiantil disidente en la última fase del Porfiriato; participó en la rebelión maderista de 1910; fue rector de la Universidad Nacional (hoy UNAM); primer titular de la Secretaría de Educación Pública (1920), desde la cual promovió campañas de alfabetización, escuelas rurales, misiones culturales en las que se difundieron artes (pintura, música, literatura, etc.) y se regalaron libros; en 1929 fue candidato a la Presidencia de la República en oposición al Partido Nacional Revolucionario (PNR, padre del PRI), aventura en la fue derrotado con un presunto fraude electoral que intentó revertir con un intento de rebelión militar (Plan de Guaymas) que determinó el fin de su carrera política.

Pero además de su inmensa labor pública, Vasconcelos fue autor de una veintena de libros de contenido literario y filosófico entre los que resaltan La raza cósmica (1925), La flauta mágica (1933) y los cuatro tomos de su autobiografía: Ulises criollo (1935), La tormenta (1936), El desastre (1938) y El proconsulado (1939), en los que se reseñan múltiples sucesos políticos del periodo histórico de la post-revolución (1920-1940). Apenas adornaba su escritura con algunas figuras metafóricas y en ella destacan particularmente su rigor crítico e irónico con el que dio expresión al rasgo más conocido de su conducta personal: una explosividad emocional que frecuentemente lo indujo a actos que lindaron en la irracionalidad.

A estos desbordes temperamentales –y también a su filiación religiosa con la Iglesia Católica– se debieron sus simpatías con la Guerra cristera (1926-1929); su candidatura presidencial y la convocatoria del Plan de Guaymas (1929) y, asimismo, el mayor desliz político-ideológico: su colaboración con el Partido Nacional Socialista (Nazi) de Alemania a través de la revista Timón, financiada por la embajada hitleriana en México. Aunque sólo se publicaron cinco números (febrero-junio de 1940), el impacto de este desatino fue enorme para el desconocimiento futuro de su obra pública y literaria, a pesar de que en 1942 abjuró del nazismo con argumentos poco creíbles que naturalmente rechazaron los intelectuales y políticos progresistas.

En La sonata mágica, Vasconcelos reúne 25 relatos cortos, entre los que se hallan el que da nombre a la colección, La cacería trágica, El gallo giro, Las dos naturalezas, Son de este mundo y Topilejo. La mayoría están imbricados con reflexiones filosóficas que reivindican la fuerza indómita de la naturaleza, los instintos, las pasiones y la creatividad humana, como es el caso de La sonata mágica en la que sus personajes (el compositor musical Alejo Grandalla, el filósofo Castro, el poeta Pardo y un joven discípulo del primero) exploran y sufren el poder físico y “celestial” de la música, que lo mismo “vivifica” plantas y animales que mata a sus creadores, como finalmente ocurre con Grandalla.


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista cultural


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