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La organización de cooperación de Shanghái frente al dominio imperialista
Frente al reino de “las sanciones” impuesto por Occidente a las naciones que quieren ser libres, la OCS es una respuesta exitosa y cargada de futuro, basada en relaciones de respeto.
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La cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) este cuatro de julio, organizada por La India, tuvo como propósito discutir la colaboración sobre seguridad, cooperación económica y desarrollo, y aprobar la incorporación del noveno país integrante: la República Islámica de Irán, asediada por las sanciones norteamericanas, bloqueos y atentados, y que encuentra hoy cobijo en la OCS, y aunque ésta no es un bloque militar, en materia de seguridad coordina la lucha contra el separatismo étnico, terrorismo y extremismo religioso, atizados por Occidente para fragmentar y dominar países.

La OCS es una agrupación de países asiáticos reconocida por la ONU (con estatus de observadora desde 2005 en la Asamblea General), integrada originalmente por cinco integrantes: China, Rusia, y las repúblicas de Asia Central exsoviéticas: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, con el fin de reducir tensiones fronterizas. Inició en 1996 con la firma de un acuerdo de “confianza en la esfera militar en la frontera” y en 1997 otro sobre “reducción mutua de las fuerzas armadas en la región fronteriza”. Las relaciones trascendieron ese ámbito; se fortalecieron la confianza y la cooperación en la defensa mutua y aumentó el número de integrantes y su peso específico regional y mundial.

En Shanghái, en junio de 2001, se sumó la república centroasiática de Uzbekistán, y la organización pasó a llamarse OCS; en 2017 ingresaron La India y Pakistán. Ocho países tienen estatus de “socios de diálogo”; y seis, de asociados: Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía (Afganistán figura como observador). Mongolia fue invitada a incorporarse e inició ya el proceso de ingreso de Bielorrusia. Presentaron solicitud de admisión Kuwait, Birmania, Baréin y Maldivas. “La OCS registra una serie de países que desean adherirse a ella (…) Con la concesión a Emiratos Árabes Unidos del estatus de socio de diálogo (…) a EAU le quedan algunos pasos para obtener la membresía completa (…) el Consejo de Ministros de Arabia Saudita aprobó la decisión del Gobierno de Riad de adherirse a la OCS (…) esto sucedió después de que una de sus mayores compañías petroleras, Saudi Aramco, anunció un aumento de inversiones en China en varios miles de millones de dólares” (Sputnik, 10 de mayo de 2023). En Turquía: “(el presidente) Erdogan, admitió que su país aspira a integrarse en la OCS. ‘Ése es el objetivo’, dijo (…) en 2013, Erdogan se refirió a la posibilidad de integrar a su país en la OCS, como alternativa al ingreso en la Unión Europea ante el estancamiento de este proceso” (DW, 17 de septiembre de 2022).

Sobre la importancia de la OCS: cubre el 60 por ciento de Eurasia (25 por ciento de la superficie del planeta), tiene el 41 por ciento de la población mundial (hoy tres mil 287 millones). Sus fundadores producían en 2001 el cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial; en 2021, el 24 por ciento (Banco Mundial). Incluye a la mitad de los países con armas nucleares (cuatro). “La Organización de Cooperación de Shanghái podría ser una ‘mini-ONU’ sin EE. UU. y Europa”, ha dicho Robinder Sachdev. Dicho sea de paso, su creciente membresía exhibe el grotesco cliché de “la comunidad internacional” con que en su arrogancia colonial gustan autonombrarse Estados Unidos y sus satélites, para decir, pretenciosamente, que “el mundo” se opone a lo que solo ellos rechazan, por ejemplo, acciones de Rusia, China o Irán.

Resumidamente, los objetivos de la OCS son: fortalecer la estabilidad y la seguridad regional, luchar contra el separatismo, el terrorismo, el extremismo y el narcotráfico; promover la cooperación económica en energía, transporte, agricultura, telecomunicaciones, ciencia, educación, turismo y cultura. Sobre su importancia regional: “Para China, Asia Central es clave como zona de la que proviene buena parte de los recursos energéticos y materias primas, de allí la creciente inversión en infraestructura, como de gasoductos (ejemplo: gasoducto China-Asia Central, mil 833 km) y transporte. China es uno de los grandes socios comerciales de Asia Central” (Celag). En la geopolítica, la OCS se ubica en el área estratégica de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, donde se incluye la construcción del ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán y el gasoducto China-Asia Central.

Para La India significa estabilidad en el aprovisionamiento militar (60 por ciento proviene de Rusia). “Rusia se ha convertido en el cuarto socio comercial más importante de La India, confirmando que la afinidad entre Moscú y Nueva Delhi es uno de los basamentos fundamentales del nuevo orden multipolar (…) en el primer trimestre de este 2023, Nueva Delhi multiplicó por 4.2 las importaciones de bienes rusos, alcanzando el nivel de 20 mil 500 millones de dólares. El año pasado, Rusia ya se había convertido en el principal proveedor de petróleo de La India (…) la asociación política y económica entre rusos e indios será uno de los principales pilares para la construcción de un nuevo siglo asiático” (Sputnik, 26 de junio de 2023).

El presidente chino Xi Jinping expresó, en la reciente cumbre: “La OCS nació con la misión fundamental de combatir las tres fuerzas del terrorismo, el separatismo y el extremismo (…) la cooperación en materia de seguridad ha seguido siendo un foco principal para los estados miembros dentro del marco de la OCS (…) han logrado avances notables al expandir el intercambio de inteligencia y de información, y al realizar ejercicios antiterroristas conjuntos. Solo en 2020, los estados miembros lograron prevenir más de 40 ataques terroristas y desmantelaron más de 50 grupos terroristas. La organización también funciona como un importante coordinador de los esfuerzos de los países miembros para reprimir el tráfico de drogas y el crimen organizado trasnacional y manejar los estallidos de puntos críticos regionales a través de mecanismos tales como el Grupo de Contacto OCS-Afganistán (véase bien: esfuerzos de paz en Afganistán) (…) ‘mantener la paz y la seguridad en esta región es nuestra responsabilidad común’. China está lista para (…) promover la resolución de disputas internacionales a través del diálogo y la consulta, y alentar la solución política de los puntos conflictivos internacionales y regionales, para forjar un escudo de seguridad sólido en la región (…) La zona de cooperación económica y comercial local China- OCS también ha traído beneficios tangibles a la población local. Su comercio con los países de la OCS aumentó a ocho mil 100 millones de yuanes en 2022 desde los 850 millones de yuanes en 2019” (CGTN, cinco de julio).

Es precisa la fraternidad y confianza mutuas entre los pueblos frente a las guerras instigadas por Estados Unidos y Europa para dividir a los países y para vender la producción de la industria armamentista norteamericana, que sin guerras colapsaría. A esto se enfrenta la OCS, como muestra en concreto el acercamiento entre Irán y Arabia Saudita promovido por China, que atenúa el conflicto en Medio Oriente. Similar suerte podría tener en un futuro la solución de los diferendos territoriales entre Pakistán y La India en Cachemira, y entre La India y China en el Himalaya.

Desde una perspectiva táctica, inmediata, ante la guerra promovida por la OTAN en Ucrania y las sanciones de Occidente, Rusia se ha visto obligada a fortalecer sus relaciones económicas y políticas con Asia; y en ese contexto, la solidaridad de la OCS ha jugado un papel fundamental. En una perspectiva de más largo plazo, la consolidación de la OCS constituye un paso más en la construcción del mundo multipolar que permita combatir el flagelo del hambre y la guerra. Frente al reino de “las sanciones” impuesto por Occidente a las naciones que quieren ser libres, la OCS es una respuesta exitosa y cargada de futuro, basada en relaciones de respeto. En conclusión, no es exagerado afirmar que esta organización constituye un significativo debilitamiento del imperialismo y su control del mundo.


Escrito por Abel Pérez Zamorano

Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.


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