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Se dice que no hay guerra sin censura; y para corroborar la eficacia de este refrán, los gobiernos de Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados sumisos de la Unión Europea (UE) ordenaron el retiro de la licencia para circular en sus territorios del medio Russia Today (RT) para que los habitantes de sus países ignoren los sucesos más allá de sus fronteras.
Con esta determinación, los mandatarios de Occidente únicamente impidieron que sus ciudadanos escuchen el discurso de otros; pero no se preocuparon en advertir que, con esta actitud, debilitarán el funcionamiento de la democracia liberal de la que tanto se jactan y felicitarán al fascismo.
Desde el número 3 de la arbolada calle (ulitsa) Borovaya de Moscú, salen voces e imágenes al mundo mediante el canal televisivo RT. La difusión de este medio informativo, poco conocido en México, es pluriétnica y desarrollada por un equipo profesional de directivos, productores, editores, investigadores y reporteros comprometidos con la misión de difundir la verdad, pese al implacable acoso de las potencias de Occidente.
Un enorme cubo con el color verde brillante, sobre el que resaltan las iniciales RT, alberga las luminosas instalaciones de la célebre emisora, situada a unos 20 minutos del centro histórico moscovita. En sus modernísimos estudios se procesan y difunden los acontecimientos del mundo.
El envío gratuito de 50 mil toneladas de cereales rusos a Burkina Faso; las discrepancias entre los asistentes al Foro Asia-Pacífico (APEC); el primer mes de protestas en Panamá contra mineras extranjeras; o la salida formal de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA) son algunos de los titulares de RT que no hallaron cabida siquiera como noticias menores en las portadas de los medios corporativos estadounidense ni europeos.
¿QUIÉNES SOMOS?
Al acceder al sitio web de Rossiya Segodnya/Russia Today (RT) en español, se encuentra el apartado “Quiénes Somos” con esta sorprendente declaración: ¡FELICIDADES! En estos tiempos que corren, haber llegado a esta página es todo un logro y se lo agradecemos de todo corazón.
Nuestro trabajo y la confianza de nuestra audiencia han hecho de RT en Español una de las principales fuentes de información alternativa en castellano a nivel mundial, pero la lluvia de señalamientos, acusaciones y prohibiciones tras nuestro éxito nos han convertido también en, probablemente, la más atacada.
Nacimos como el primer canal de televisión ruso en idioma castellano con alcance mundial en 2009. Ese año, RT en Español comenzó a emitir desde Moscú durante las 24 horas del día y, para pesar de algunos, no hemos dejado de hacerlo desde entonces. Nuestros contenidos han sido reconocidos por varios certámenes internacionales, entre ellos los premios organizados por el Club de Periodistas de México.
Agrega que transmiten 92 noticieros semanales, con una red de corresponsales en América Latina y el mundo. También difunden entrevistas, opinión y análisis como El Zoom, Cartas sobre la Mesa e Impacto Directo; documentales en RT Reporta, contenidos con humor en Ahí les va! y viajes, en la Lista de Erick.
En Internet, RT superó las visitas y suscripciones en pocos años frente a medios internacionales añejos; sus contenidos están en Odysee, VK, Telegram, TikTok y más de mil 100 redes por satélite y cable. Ésa es la gran apuesta informativa de Rusia que en 15 años ha llevado información alternativa al mundo.
Tampoco fueron de gran valor informativo la alerta que un exoficial de inteligencia y un exfuncionario estadounidenses aportaron al diario The Wall Street Journal en torno a que el gobierno neonazi de Ucrania debe “dejar de fantasear con la derrota rusa”; y la exigencia de los militares españoles para que el ejército destituya al presidente Pedro Sánchez.
Ya sea mediante imágenes de televisión, computadora o teléfonos móviles, los corresponsales de RT consignan con objetividad la posición de China frente a la invasión de Israel sobre Palestina y el efecto devastador del bloqueo comercial estadounidense contra Cuba, la apretada elección presidencial en Argentina o una gran revelación hecha por Osama bin Laden hace 22 años contra el gobierno de EE. UU. a través de una carta.
Las audiencias de RT se enteran de cuanto sucede en las zonas colombianas del Cauca y el Chocó; de la pesadumbre de miles de estadounidenses después de los tiroteos en Lewiston, Maine; del veto publicitario a X que impusieron Apple y Walt Disney Corp. por comentarios “antisemitas” de Elon Musk; y sobre la denuncia que el gobierno de Rusia emitió en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en torno a que el gobierno de Ucrania persigue a la Iglesia ortodoxa.
¡Cómo no conmoverse ante breves notas que revelan el modo en que un exrecluso murmuró: “estoy aquí contigo” a un policía herido durante un tiroteo en Houston!
Las noticias y los análisis fluyen y abundan; los presentadores muestran su capacidad para resumir la información sobre acontecimientos y fenómenos complejos en una televisora con vocación global y símil de la Torre de Babel, porque transmite a toda hora en árabe, alemán, inglés, español, francés, ruso, serbio y otros idiomas.
Todo este febril trabajo se ejecuta en RT con gran rigor periodístico: investigar datos y versiones para ubicar fuentes de probada veracidad antes de presentar sus contenidos al público y garantizar el derecho a la información a sus audiencias.
Pero otra de las misiones de esta televisora, de gran significado ético y humanitario, consiste en difundir la voz e imágenes de los actores visibles y anónimos de la historia actual. Una tarea que cobra mayor valor político-social, porque se realiza a pesar de las sanciones multidimensionales de los poderosos Estados occidentales.
Prohibido saber
Esos contenidos plurales incomodan a los defensores del discurso único, manipulado y auto-censurado de quienes temen la voz alternativa, porque cuestiona al mundo unipolar y propone el pleno derecho a la información y el libre ejercicio de la expresión.
Entre éstos figura la UE que, en marzo de 2022, secundó a Washington con la antidemocrática y extraterritorial decisión de sancionar a los medios rusos. Por tal medida, el bloque cerró todo acceso a la verdad para los 448.4 millones de habitantes de sus 27 países miembros.
MENTIRA Y DOMINIO
Ante la evolución de las amenazas se acuñó un nuevo concepto para definir guerras no convencionales y conflictos asimétricos, que combinan varios medios, procedimientos y tácticas. De ahí el concepto de guerra híbrida (GH) de Frank Hoffman, que alude al uso de múltiples formas de ataques, además del uso abierto de la fuerza armada.
La GH implica la práctica de multicombate contra el enemigo, además de la lucha armada convencional: terrorismo, violencia física indiscriminada, coerción, caos criminal por medios diversos (económicos, políticos, diplomáticos y mediáticos), apunta el Instituto Europeo Stellae.
Actualmente, quizás mejor que nunca, se confirma la visión del historiador y estratega militar alemán de Carl von Clausewit en torno a que la guerra “es una continuación de la política por otros medios” (violencia organizada); pues en este Siglo XXI, la guerra se desempeña como instrumento de poder para hacer política. La GH se desenvuelve en dominios de naturaleza física (tierra, mar y aire), así como en no físicos: la red global, las neurociencias y tecnologías de información.
La desinformación es un componente esencial de la GH y las poblaciones digitales son su objetivo. Se utiliza ampliamente para incitar a la audiencia incapaz de discernir si la información es real o falsa. Por tanto, la desinformación es antidemocrática porque fractura la sociedad, al polarizarla, alerta el director de la Escuela de las Fuerzas Armadas de España, el general Bellenilla.
La Estrategia de Seguridad Nacional de España incluye la desinformación como peligro “potencial” para la defensa nacional en un contexto de guerra híbrida, advierte Silvia Román.
La suspensión de licencias y actividades de canales, emisoras en red y medios impresos rusos los privó súbitamente de la posibilidad de informar sobre varios sucesos fundamentales del mundo, entre ellos la razón o la causa por la que el gobierno de Rusia efectuó su Operación Militar Especial en Ucrania.
De la noche a la mañana, la comunidad europea consumó el viejo sueño del Occidente imperialista: restablecer e imponer su discurso único. ¡No saber es la consigna! Esta medida arbitraria, que viola el derecho al conocimiento de sus propios ciudadanos, apagó pantallas y vetó la transmisión de programas, noticiarios, documentales y hasta espacios de humor.
La UE, convertida en censor fascistoide, cerró cinco emisoras estatales rusas: Russia Today (junto con sus filiales RT Germany, RT France, RT Spanish, RT English, RT UK, RT Arabic); Rossiya RTR Planeta; Rossiya 24, Rossiya 1; Sputnik y TV Centre International Sputnik Arabic; NTV/NTV Mir; REN/TV; Pervyl Kanal; Oriental Review; Tsargrand; New Eastern Outlook y el sitio de análisis Katehon.
Sin aportar una sola evidencia, la censura europea acusó a estos medios de mantener una campaña “sistemática” de desinformación respaldada por el Kremlin. Lo secundó el Tribunal General de la UE que, para rechazar un recurso jurídico del canal, alegó que lo hacía “debido a la extrema urgencia por la guerra”, según reportó Euronews. Lo mismo hizo Reino Unido.
Sin embargo, durante las ofensivas aliadas contra Irak, Afganistán o Siria, no fue censurado ninguno de los grandes medios de Occidente como CNN, Fox News, Le Fígaro, The Independent o The New York Times; Francia no sancionó a 124 News por su visión parcial y falta de veracidad sobre la información relacionada con esos conflictos militares.
Así pues, envanecida por imponer a Rusia sanciones sin precedentes, la UE admite, en su portal, que el objetivo de esta guerra mediática radica en “ocasionar graves consecuencias y frustrar las capacidades” de Rusia mediante la privación de tecnologías y mercados vitales, así como “debilitar su base económica”. YouTube anunció también el bloqueo del canal ruso en toda Europa.
Es así como el bloque comunitario restringió el derecho humano de los europeos a la libre información. En síntesis: pretende causar un efecto inhibidor en la difusión de opiniones, ideas e información divergentes.
El acoso occidental ha llegado al grado de que las agencias Tass y RIA Novosty difundieron la denuncia de un ministro extranjero que acusó a París de “aterrorizar a los periodistas rusos”; y de que el presidente del Consejo de Radiodifusión y Telecomunicaciones de Canadá justificara el cierre de RT con el argumento de que, en este país, “transmitir es un privilegio, no un derecho”.
Pero el cierre de RT en EE. UU., que implicó el despido del personal estadounidense, ha afectado la libre emisión de sus contenidos para América Latina; y la televisora rusa debió sustituir el satélite porque en Argentina, Uruguay, Costa Rica y Perú fue impedida su señal digital o por cable. No hace mucho, la embajada estadounidense en Colombia reiteró su alerta sobre una supuesta “campaña de desinformación” pagada por Rusia, según el diario El Colombiano.
“NO PODÍAN DEJAR QUE SUS AUDIENCIAS DECIDIERAN POR SÍ MISMAS”