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Los 28 hombres de Panfilov (tercera de tres partes)
La cinta está llena de buena tecnología cinematográfica, con una fotografóia que le da una gran belleza a la proeza soviética en el campo de batalla a las afueras de Moscú.
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Los 28 hombres de Panfilov nos recuerda aquellas cintas del realismo socialista de las décadas en que existió la URSS, pues es una cinta “coral”, en la que no hay un solo héroe, sino muchos protagonistas que aportan su grano de arena al desarrollo de la historia; el colectivo es el verdadero protagonista y ha surgido de las entrañas del pueblo trabajador. Esos 28 hombres son profundamente humanos y su gran hazaña no tiene la finalidad de ensalzar –como es típico de las cintas hollywoodenses– la “gran personalidad” de uno, o si acaso de algunos individuos, sino el de la actuación hermanada de un grupo de hombres decididos a vencer a una poderosa maquinaria asesina.

Temáticamente, el guion Los 28 hombres de Panfilov es similar al de las obras cinematográficas del realismo socialista, pero la tecnología a la hora de filmarse es muy moderna; es la aplicación de los efectos especiales pero sin fantasías irracionales, sino imágenes de lo real y objetivo en una cruenta batalla; es decir, la cinta es una producción llena de buena tecnología cinematográfica y de una fotografía no solo de gran calidad, sino con una estética sobresaliente que le da una gran belleza a la proeza soviética en el campo de batalla a las afueras de Moscú, en medio de un crudo clima invernal de una inmensa belleza.

Y lejos de buscar exaltar –como lo hacen las producciones de los países imperialistas– los valores patrioteros y supremacistas, los diálogos previos a la feroz batalla son un homenaje a grandes obras de la cinematografía mundial (por mencionar una de enorme influencia y éxito: Los siete samuráis de Akira Kurosagua), que plantean una tesis que siempre ha dado vueltas en la cabeza de los grandes dirigentes políticos y militares: la posibilidad y la necesidad de que el pueblo, aun en las circunstancias más desfavorables y de indefensión, pueda armarse, defenderse y derrotar a las aves de rapiña, por muy poderosas que sean éstas. Los 28 hombres de Panfilov también es una reflexión sobre la esencia de la guerra y cuándo ésta se convierte en necesaria para la defensa de la humanidad entera. A mí me parece que esto es lo mejor de una cinta que tuvo un enorme éxito en Rusia.

Confieso que desde hace mucho no había visto que el cine ruso tratase con una buena dosis de ideas progresistas la defensa del pasado soviético, la defensa de una patria que está viva todavía, que late en cada rincón de las naciones que conformaron la URSS; y aunque los detractores del filme han enfocado su crítica en el supuesto hecho de que lo que ocurrió en 1941 no fue como lo narran los realizadores Kim Druzhinin y Andrei Shalopa, sino que todo se reduce “a propaganda comunista”, para desgracia de esos deleznables críticos, todos los pueblos del mundo tiene sus héroes, tienen sus paradigmas que los orientan e impulsan a seguir su ejemplo. En cambio, esos críticos jamás han criticado la envilecedora y embrutecedora propaganda imperialista que crea “héroes” y “superhéroes” que nada tienen que ver con la realidad objetiva y son la pasta de la enajenación y control ideológico de la plutocracia imperial.

El imperialismo yanqui y Occidente se han desenmascarado en la última reunión de la OTAN en Vinius, Finlandia, pues han acordado seguir utilizando a Ucrania para tratar de debilitar a Rusia, para desgastarla militar y económicamente pues, en realidad, la vida de millones no les interesa; no importa que mueran cientos de miles de ucranianos; lo que importa es que se luche “hasta el último ucraniano”. Debilitar a Rusia para desmembrarla y luego apoderarse de los inmensos recursos naturales del país más grande y rico de la Tierra.

Una vez más, los rusos se enfrentan a los nazis, como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, Rusia está defendiendo al género humano. Por eso me he quedado complacido con el hecho de que una gran parte del pueblo ruso y también de las naciones que conformaron la URSS no se avergüenzan de su pasado comunista y Los 28 hombres de Panfilov abonan satisfactoriamente en este sentido profundamente humanista. Una cinta definitivamente recomendable.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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