Cargando, por favor espere...

Abentofail Pérez Orona
La juventud y las tentaciones de ultraderecha
Una juventud cuya conciencia no está determinada por el trabajo es terreno fértil para el fascismo y la ultraderecha. La juventud tiene energía, fuerza, rebeldía, pero ésta puede tomar un rumbo reaccionario cuando la vida le ahoga y no le presta alternativas.


Desde hace algunos años el resurgir de la ultraderecha se observa innegable. El advenimiento de Donald Trump al poder en 2017, los gobiernos de Bolsonaro en Brasil, Boris Johnson en el Reino Unido, Meloni en Italia y el reciente triunfo de Javier Milei en Argentina son sólo una muestra del despertar indiscutible de la corriente más reaccionaria del liberalismo, no siempre la más dañina, pero sí, al menos en su forma, la más agresiva. Sería fácil calificar este fenómeno como una desviación psicológica, una histeria masiva que ha presenciado ya la humanidad y que pasará, no sin dejar severas y graves consecuencias. Arremeter contra esta histeria y calificarla de locura sería un error. ¿No son las mayorías las que manifiestan su apoyo a seres que en lo individual podría calificarse como inestables, incompetentes y nada capacitados para llevar las riendas de una nación? ¿A qué se debe que hombres como Milei, quien en público reconoce recibir consejos del más allá de su perro, haya llegado al poder respaldado por una amplia mayoría? Es fácil juzgar desde un escritorio el fenómeno y calificarlo de locura; mojar la pluma en el tintero y anotar: “las masas se han desquiciado de nuevo, pronto aprenderán de sus errores y volverán a ser racionales”. Apostar a este círculo vicioso es peligroso. De lo que se trata es de comprender, tanto para prevenir, como para solucionar.

No centraremos nuestro análisis en los errores que ha cometido la izquierda para permitir el renacimiento de la ultraderecha. Como queda implícito en las primeras líneas, partimos de que la derecha moderna, ultra o no, como la izquierda socialdemócrata, que es la que en algún momento ha ocupado el poder, son dos manifestaciones del liberalismo o, más concretamente del neoliberalismo. Los partidos comunistas, únicos que podrían servir de contrapeso al liberalismo económico y político están borrados del mapa, este fenómeno requiere un análisis diferente que se aleja de nuestras intenciones por ahora. Nuestro objetivo es comprender los fundamentos de la nueva ultraderecha y entre ellos explicar de dónde proviene ese sorprendente y casi antinatural apoyo de la juventud. Ignacio Ramonet, reconocido periodista de izquierda, escribía hace algunos años:

«Lo nuevo […] es que ahora la nueva ultraderecha es capaz de organizar insurrecciones populares como herramienta golpista para la conquista del poder. O sea, es como si, de pronto, la rebeldía se hubiera vuelto de derechas. […] Una era en la que las redes sociales ejercen una influencia mental y psicológica como nunca antes la tuvieron la prensa, la radio, el cine o la televisión. En el nuevo universo de los memes y de la posverdad es cada vez más difícil distinguir lo cierto de lo falso, la realidad de la ficción, lo auténtico de lo manipulado, lo seguro de lo probable, lo cómico de lo serio, lo objetivo de lo subjetivo, lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo dudoso [...] Este flagelo de las falsedades en línea favorece la difusión de teorías conspiracionistas delirantes. Lo cual está erosionando a pasos agigantados los cimientos de la democracia».

Tiene razón en un aspecto: el objetivo, con el advenimiento de las redes sociales, los memes y los videos fast track en TikTok, ha cambiado en la política electoral. No son ya las clases trabajadoras el único centro, el eje definitivo de esta política. Ha emergido un nuevo grupo que antes era determinado por sus intereses de clase pero que hoy parece caminar en el limbo sin encontrar un sentido, una razón de ser a su existencia: la juventud. Vivimos, como apuntaba el filósofo Ortega y Gasset, el “imperio de los jóvenes”. No es casual, por ello, que Milei, antes de su reciente triunfo, tuviera en la red social TikTok casi un millón y medio de seguidores, 18 veces más que el candidato de la “izquierda”. La ultraderecha parece haber encontrado un sector poco comprendido, desorientado y ávido de un sentido en la vida, del que sea, en el que ha inoculado sus ideas con tanta facilidad que nos hace pensar en el sediento que, al dejar el desierto, bebería cicuta gustosamente si se la ofrecieran. La ultraderecha no pasó por alto en Argentina que los jóvenes en edad de votar son más de la cuarta parte y a cambio tuvo ganancias en un principio insospechadas: aunque no hay una cifra oficial sobre el voto joven, una de las encuestadoras apunta a que más del 40% de los jóvenes entre 16 y 29 votaba a Milei. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la ultraderecha en Argentina ganó gracias al apoyo de la juventud. ¿Pero este triunfo se debió únicamente, como apunta Ramonet, al impacto de la “posverdad” a través de las redes sociales? ¿Fue un triunfo ideológico y nada más? Lejos de eso, la raíz del triunfo de la ultraderecha está en la realidad material; más allá del impacto que pueda tener la poderosa ideología capitalista no tiene capacidad de invertir uno de los principios básicos de la historia: el ser social determina la conciencia social.

A diferencia de lo que plantea el periodista español, la ultraderecha tiene ya entre sus recuerdos una época gloriosa, de aplauso popular y apoyo multitudinario. La “rebeldía de derechas” a la que alude no es novedad. «La principal diferencia entre la derecha fascista y la no fascista era –escribe el historiador Eric Hobsbawm– que la primera movilizaba a las masas desde abajo. Pertenecía a la era de la política democrática y popular que los reaccionarios tradicionales rechazaban y que los paladines del «estado orgánico» intentaban sobrepasar.» Esta rebeldía de derechas o, como la llamaría Hobsbawm: “Revolución en la reacción” tenía un corazón, una válvula que bombeaba energía, entusiasmo y fuerza y que inflamaba el espíritu del fascismo. En una era sin redes sociales, sin TikTok, sin televisión o cualquier otro medio que “flagelan los cimientos de la democracia”, el alma del fascismo que devino posteriormente en el nazismo era la juventud. «Ejerció –el fascismo–, sin duda, un fuerte atractivo entre los jóvenes de clase media, especialmente entre los estudiantes universitarios de la Europa continental que, durante el período de entreguerras, daban apoyo a la ultraderecha. En 1921 (es decir, antes de la «marcha sobre Roma) el 13 por 100 de los miembros del movimiento fascista italiano eran estudiantes. En Alemania, ya en 1930, cuando la mayoría de los futuros nazis no se interesaban todavía por la figura de Hitler, eran el 5 y el 10 por 100 de los miembros del Partido Nazi.» La causa de este apoyo radicaba en las condiciones materiales miserables y el futuro de horror que le esperaba a la juventud alemana: «Las condiciones óptimas para el triunfo de esta ultraderecha extrema eran un estado caduco cuyos mecanismos de gobierno no funcionaran correctamente; una masa de ciudadanos desencantados y descontentos que no supieran en quién confiar». ¿No se parece esta descripción de la Alemania prefascista a la que hoy padecen millones de jóvenes en el mundo?

Una juventud cuya conciencia no está determinada por el trabajo, alejada de las preocupaciones que aquejaban la vida del obrero y del campesino y determinaban su filiación en la vida; un grupo social en su gran mayoría educado, muchos de ellos con carreras universitarias que al mirar en derredor sólo ven desempleo, una vida en casa de sus padres por la imposibilidad real de adquirir vivienda, en fin, una vida de miseria y soledad, es terreno fértil para el fascismo y la ultraderecha. No es cierto, o lo fue sólo en un momento específico de la historia, que el ser joven y no ser revolucionario sea una contradicción biológica, siempre ha sido y será un problema social. La juventud tiene energía, fuerza, ganas de cambiar las cosas, es de naturaleza rebelde. Pero esta rebeldía puede tomar un rumbo reaccionario cuando la vida le ahoga y no le presta alternativas. La labor que corresponde a quienes pretenden rescatar a la juventud de esa desviación al fascismo, que a pesar de lo doloroso que pueda ser, es un hecho, consiste en encausar correctamente esa cólera. Eso es. La juventud está encolerizada, en rebeldía, pero no toda cólera y toda rebeldía son revolucionarias, hay que tener eso muy presente. La diferencia entre la posibilidad de una juventud de ultraderecha, como la que estudiamos ahora, y una juventud revolucionaria, radica en la formación de su conciencia de clase: ambas quieren un cambio, las dos buscan salir de esta miserable realidad a la que el sistema las ha condenado. Pero sólo una salida es correcta y ésta debe ser bien explicada, pero para ello antes, bien comprendida. Los males sociales radican en la putrefacción del capitalismo, la respuesta está en su antagonista, el socialismo; el fascismo y la ultraderecha son sólo deformaciones monstruosas del capitalismo. Pero, ¿sabremos forjar la conciencia socialista en las juventudes de nuestros días? ¿Estamos preparados para dar la batalla ideológica contra un sistema que la bombardea desde cada rincón y a cada minuto? La respuesta que demos a estas preguntas determinará la existencia de una juventud revolucionaria y transformadora, o una juventud reaccionaria y ahistórica.


Escrito por Abentofail Pérez Orona

Licenciado en Historia y maestro en Filosofía por la UNAM. Doctorando en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).


Notas relacionadas

Reserva Federal ignora a Trump: deja sin cambios la tasa de interés

Trump presionó para reducir las tasas de interés, pero la Fed priorizó el control de la inflación y la estabilidad económica.

Incorporan los BRICS a Vietnam como país socio

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil destacó que Vietnam es un país estratégico con una economía en rápido crecimiento.

Detiene EE. UU. a estudiante palestino en Vermont durante trámite de ciudadanía

Es el segundo estudiante palestino de Columbia, con residencia legal, que enfrentan una detención.

Pierden empresas estadounidenses con boicot de migrantes latinos

Grandes cadenas comerciales como Walmart, Target y Tesla son las que han respaldado las políticas que eliminan programas de diversidad e inclusión.

Israel ataca oficina de Médicos del Mundo

En las últimas semanas más de 160 personas han muerto en zonas aledañas a los puntos de distribución de alimentos.

EE. UU.: ganan las oligarquías, pierden las mayorías

Como barómetro geopolítico, esta elección definía el destino de la potencia hegemónica y gran parte de asuntos mundiales.

Migración está bajo el control de los cárteles, acusa EE.UU.

El tráfico de personas entre México y Estados Unidos genera "ganancias exageradas" para los grupos criminales.

Propone Gobierno de México cumbre económica para América Latina

La mandataria también pidió fortalecer la cooperación entre países de la región para atender la movilidad humana.

El imperialismo, desarrollo y dominio mundial

El avance de las fuerzas productivas determina el arreglo histórico de la organización general de la sociedad.

Amaga Corea del Norte unirse a Rusia para vencer a Ucrania

Estimó que hasta 10 mil soldados norcoreanos se entrenan en Rusia y están listos para ingresar al conflicto en apoyo a las fuerzas rusas.

Avión militar cae sobre escuela en Bangladésh y deja 18 muertos

El gobierno confirmó que entre las víctimas hay estudiantes, docentes y el piloto de la aeronave, por lo que declararon luto nacional.

Cámara de Representantes de EE.UU. aprueba impuesto a remesas del 3.5%

El Senado revisará la propuesta bajo control republicano con la meta de entregarla al Despacho Oval antes del 4 de julio.

Hamás denuncia violación del alto al fuego por parte de Israel

Los prisioneros deberán esperar una decisión de ambas regiones.

Corte Penal Internacional: del entusiasmo a la decepción

La creación de la Corte Penal Internacional (CPI), el 1° de julio de 2002, concretó el ideal de un órgano justo que sancionara imparcialmente a individuos y Estados responsables por crímenes de lesa humanidad, guerra y genocidio.

¿Qué hay detrás de las reformas constitucionales de AMLO?

Se habla de las pensiones al 100%, pero no se dice cómo fondearlas; de simplificación administrativa, pero el objetivo es desaparecer los organismos autónomos, se habla de derechos indígenas o de los animales, pero sólo es fraseología general.