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Dos de los más de 300 poemas escritos por el célebre escultor y pintor renacentista italiano Miguel Ángel Buonarroti (Caprese, Florencia, 1495-1564), están dedicados a reseñar los problemas físicos y técnicos que más le incomodaron durante la confección de los murales El Génesis (1508-1512) y El Juicio Final (1536-1541), ambos pintados en la Capilla Sixtina de El Vaticano. En ellos (sonetos) se queja de fatiga, la afección nasal y oftálmica que le provocaba el polvo; de su sueldo impago por el Papa Julio II; de hambre y de la inmovilidad que le imponía un andamio colgado a casi 30 metros de altura.
En uno de los poemas se autodescribe como un “cadáver de pintura”, pero no habla del esfuerzo de investigación e interpretación literaria, imaginación visual y habilidad manual que debió realizar para convertir en imágenes plásticas los textos más conocidos de La Biblia. En La Capilla Sixtina se evidencian sus débitos con el arte gótico, el realismo renacentista (grecorromano) y el incipiente manierismo; pero también se dejan entrever los rasgos más específicos de las corrientes pictóricas que surgieron durante los cinco siglos venideros, entre ellas el romanticismo, el simbolismo, el surrealismo, el expresionismo y el abstraccionismo.
¡Sí, de ese tamaño fue el talento multidisciplinario de Buonarroti; y este hecho no pasó desapercibido para muchos artistas y expertos! En el Siglo XIX, el pintor francés Eugéne Delacroix (1798-1863) observó: “su imitación y ejemplo han exaltado y elevado sucesivamente por encima de sí mismo a todas las generaciones de pintores que le han sucedido”. Recientemente, Teresa Campos, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), lo llamó “transgresor” porque, desde el Siglo XVI, violentó las reglas pictóricas de su tiempo pese a que sus únicas obras fueron dedicadas a exaltar la figura humana.
La Ciudad de México acogió, en el segundo semestre de 2021, una muestra de La Capilla Sixtina que, montada con copias fotográficas del tamaño real de sus originales, permite disfrutar el dibujo puntual de Miguel Ángel, su eficiente perspectiva, su dominio sobre colores naturales y su gran habilidad para describir caracteres, temperamentos, reflexiones y pasiones con base en los rasgos y gestos de sus más de 300 personajes. Los murales contienen 34 escenas y fueron pintados sobre un espacio de 550 metros cuadrados, distribuido en nueve paneles de forma triangular y superficie curva.
La muestra fue instalada, primero, en la plaza del Monumento a la Madre (Insurgentes Centro, entre Reforma y Sullivan) y luego en el Centro Comercial Antara (Ejército Nacional 843, colonia Granada, Alcaldía Miguel Hidalgo); pero desde octubre de 2018, hay una réplica permanente de La Capilla Sixtina –es decir, pintura sobre muro– en la bóveda de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de la colonia Moctezuma de la Ciudad de México, la cual tiene la misma dimensión y altura de la original.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural