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¿Qué necesita México para salir del atolladero?
AMLO insiste en crear una "corriente de pensamiento para tener una sociedad mejor… inspirada en lo mejor de nuestra historia nacional…”. ¿Una nueva corriente de pensamiento es lo que realmente necesita México para mejorar?
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No se puede ocultar el Sol con un dedo, ya lo sentencia la expresión popular. Las crisis económica, sanitaria, política y de seguridad no pueden esconderse en México, mucho menos con la retórica de los “otros datos”. La información proporcionada por las instituciones especializadas revela que el empleo ha decrecido y que hasta la fecha no se han recuperado 504 mil 92 empleos formales que se perdieron en los dos años pasados. Recientemente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) difundió que, en el primer trimestre de 2021, la pobreza laboral aumentó en 3.8 por ciento. Sin duda, el problema que atraviesa México es objetivo. De cada 10 mexicanos, tres viven en pobreza extrema y seis padecen alguna carencia.

Por si fuera poco, las políticas del Presidente en turno, lejos de mitigar los efectos aciagos de la pandemia, los están agravando. En lugar de ejercer el presupuesto ya destinado a la compra de medicamentos de consumo regular, de alta especialidad y vacunas para combatir con mayor consistencia y rapidez al Covid-19, el sistema de salud de su gobierno subejerció 26 mil 792 millones de pesos (mdp), mientras que las dependencias oficiales del sector energético –entre ellas la Comisión Federal de Electricidad (CFE)– registraron un sobreejercicio de 74 mil 783 mdp. En una palabra: la salud no es una prioridad para el Gobierno actual, que privilegia sus proyectos emblemáticos: el Tren Maya y la refinería Dos Bocas que, lejos de beneficiar al pueblo mexicano, lo empobrecen y desamparan.

La crisis de seguridad pública también va in crescendo. Solo en el mes de mayo, los delitos de homicidio doloso incrementaron en casi cuatro por ciento con respecto a abril. El proceso electoral de junio exhibió la violencia exacerbada e incesante. En las campañas electorales se registraron 90 asesinatos contra políticos, de los cuales casi la mitad eran candidatos a puestos de elección. Una cifra como ésta no se había reportado desde hace 20 años.

Por ello, el tercer informe de gobierno de Andrés Manuel López Obrador falsea los hechos cuando afirma que durante el proceso electoral y en la jornada del seis de junio no hubo violencia y que en sus tres años de gobierno los índices delictivos han disminuido. Es falso, incluso, que no hubo una elección de Estado, cuando en todo momento los medios de comunicación informaron de las amenazas a candidatos y precandidatos, los secuestros de representantes electorales y el recorte presupuestal al Instituto Nacional Electoral, sumado a los constantes ataques en su contra.

Frente a esta incompleta y compleja realidad, el Presidente ha dicho que para gobernar no se requiere mucha ciencia. La solución de los problemas de México, asevera, consiste en crear medidores económicos alternos a los ya existentes, en utilizar “detentes”, en predicar “abrazos, no balazos” y la lista es larga; no obstante, insiste en “crear una corriente de pensamiento para tener una sociedad mejor… inspirada en lo mejor de nuestra historia nacional…”. ¿Una nueva corriente de pensamiento es lo que realmente necesita México para mejorar? Ya se sabe que el problema de la verdad objetiva no es un problema teórico, sino práctico. Por tanto, “es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento”. Cambiar una idea por otra, una frase por otra, no puede llevar a nadie “más allá de las viejas condiciones del mundo, sino solamente más allá de las ideas de éstas”. En suma, la “Cuarta Transformación” ha combatido principalmente algunas ideas sobre la realidad nacional, pero no ha combatido, ni por equivocación, la realidad misma, el mundo real.


Escrito por Victoria Herrera

COLUMNISTA


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