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Oxígeno: otorga y quita vida
Si bien el oxígeno es esencial para el desarrollo de la vida en la Tierra, éste también puede actuar como fuente de diversas enfermedades (cáncer, diabetes, etc.) por una sobreproducción incontrolada de radicales libres de oxígeno.
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El tercer elemento más abundante del universo es el oxígeno (O2) que representa el 21 por ciento de los componentes de la atmósfera, mientras que en la conformación del cuerpo humano ocupa el 65 por ciento. Las plantas también son productoras de oxígeno mediante la fotosíntesis, que consiste en romper la molécula de bióxido de carbono (CO2) y del agua (H2O) para formar carbohidratos (azúcares) que son utilizados por la planta como energía, y en este proceso se desprende oxígeno como resultado. Es decir, el oxígeno se encuentra presente en la vida hasta en el más mínimo rincón.

Este elemento gaseoso es esencial para el desarrollo de la vida en la Tierra, sin él no podrían existir diversos organismos, como las plantas, los animales y los seres humanos. Cada día respiramos más de 20 mil veces el oxígeno atmosférico y esto permite mantener vivas a las células de nuestro cuerpo, les proporciona la energía necesaria para crecer y desarrollarse a través de procesos que se llevan a cabo en un organelo celular conocido como mitocondria. Sin este elemento, las células morirían. Otro aspecto importante es que el oxígeno (O2) en forma de ozono (O3) actúa como filtro de las radiaciones ultravioleta (UV) del sol, evitando que el ADN de los seres vivos sea desnaturalizado (separación de las dos hebras del ADN), además de su presencia en los mantos acuíferos (agua) para el consumo humano.

Pero este oxígeno, indispensable para la vida, también puede actuar como fuente de diversas enfermedades por una sobreproducción incontrolada de radicales libres de oxígeno (RLO), que dañan las macromoléculas (lípidos, proteínas, carbohidratos y ácidos nucleicos) alterando los procesos celulares. Éstos se forman cuando un enlace covalente (enlace que permite la unión de dos átomos) se rompe y cada parte conserva un electrón; en este estado, los electrones tienden a ser muy inestables y contribuyen a la formación de RLO. De manera natural, el cuerpo humano sufre un proceso de oxidación química que genera estas moléculas inestables, que en cantidades pequeñas son benéficas para las células, pero en cantidades grandes causan daños y perjudican el funcionamiento celular. A este proceso se le conoce como estrés oxidativo.

Como consecuencia, los RLO participan en diversos procesos patológicos implicados en algunas fases que provocan daños a nivel celular y contribuyen a desarrollar diversas enfermedades. La ciencia ha descrito algunas, como el envejecimiento, resultado de la activación de genes específicos que promueven la muerte celular (apoptosis), por la acumulación de lesiones en la célula. Otros estudios han señalado a los RLO como uno de los factores que contribuyen al desarrollo del cáncer, un proceso que se caracteriza por la muerte de los tejidos sanos, crecimiento incontrolado y acelerado de las células cancerosas, aunque no es el único causante, pues hay factores exógenos que contribuyen también, como el humo del tabaco, cuyo principal componente activo es la nicotina, que provoca el cáncer de pulmón y que cada año mata aproximadamente a 51 mil personas en México. Con la diabetes mellitus, enfermedad en la que el cuerpo no produce suficiente insulina, y por tanto no existe un control del nivel de glucosa en la sangre, los RLO se incrementan en presencia de metales de transición (hierro, magnesio, cromo) y a su vez promueve la disminución de antioxidantes. Tan solo en 2020 (enero a agosto) el Inegi reportó 99 mil 733 defunciones por esta enfermedad en nuestro país. A la diabetes y al cáncer se suman los trastornos neurodegenerativos (alzheimer, parkinson, huntington), hipertensión arterial, catarata senil, insuficiencia renal aguda, cirrosis, entre otras.

Sin duda, todos estamos expuestos al estrés oxidativo pero, ¿cómo mantener controlado los niveles de oxidación en nuestro organismo? Diversos expertos en el tema coinciden que evitando el sedentarismo, llevando una dieta equilibrada de frutas y verduras ricas en antioxidantes (fresas, moras, brócoli, canela) y hacer ejercicio con frecuencia favorece a la desintoxicación del cuerpo y por lo tanto, mejora nuestra calidad de vida.


Escrito por Daniel Mendoza

Colaborador


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