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Recientemente nos referimos (buzos 868) al aparente dilema al que se enfrentaba el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con respecto a la aplicación de la Reforma Educativa de 2013 o la aprobación de una nueva y, en este caso, la derogación total o parcial de la anterior.
La disyuntiva consistía en elegir entre las fuerzas que la combatieron siempre, que todavía exigen su derogación (la CNTE, en primer lugar), y que contribuyeron al triunfo electoral de AMLO y las fuerzas políticas y económicas que hicieron triunfar la Reforma Educativa de 2013.
El problema creyeron haberlo resuelto muy ingeniosamente AMLO y su grupo de asesores: sacar adelante una “nueva” Reforma Educativa que no modificara esencialmente el contenido de la anterior y, a la vez, mantuviera conformes y tranquilos a quienes exigen la sustitución de aquélla, sobre todo en los aspectos para ellos más exasperantes: 1) que se les retirara el control de las plazas magisteriales y 2) la evaluación docente, que les quita el sueño por el temor a que se enjuicie su capacidad profesional.
Esta semana, buzos vuelve al tema de la “nueva” Reforma Educativa, analizando la forma en que el Presidente preparó el terreno para asegurar su aprobación mediante un “memorándum”, que ante las primeras críticas se apresuró a calificar como “no jurídico”, sino “político”. Nuestro reporte especial aborda la trayectoria de esta propuesta, su aprobación en la Cámara de Diputados, su envío a la de Senadores y su freno en el Senado para retornarla a los diputados.
Destacan las opiniones de personalidades de primer nivel que critican al Presidente por haber girado instrucciones anticonstitucionales a sus secretarios de Estado. Dos aspectos fundamentales señalan los entrevistados: en primer lugar, caracterizan la “nueva” Reforma Educativa como el cumplimiento de una promesa de campaña; en segundo lugar, condenan la extralimitación del titular del Poder Ejecutivo cuando ordena a sus secretarios de Estado no acatar disposiciones constitucionales. A pesar de las críticas, AMLO asegura que aunque se haya frenado su propuesta, el polémico “memorándum” seguirá vigente.
Este nuevo episodio de la “Cuarta Transformación” demuestra que el Presidente de la República y sus funcionarios de más alto nivel desconocen la historia, desarrollo e importancia de la división del gobierno en tres poderes y la necesidad de que cada uno compense a los otros dos para lograr un gobierno equilibrado, justo, sin abusos de poder.
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Escrito por Redacción