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Chaplin es el artista del cine mundial que mejor comprendió esa dialéctica que hay entre el drama y la comedia. Incluso, por ejemplo, en Tiempos modernos, logra mostrarnos la tragedia de los obreros fabriles, sometidos a la explotación feroz del capitalismo, sometidos a todo tipo de atropellos, vejaciones, humillaciones, etc. a través de escenas llenas de comicidad, lo cual es algo muy difícil –y no ha existido, en la historia del cine, realizador y actor que haya mostrado de mejor manera que Chaplin esa unidad y lucha de contrarios en su forma más acabada entre comedia y drama–.
En El chico está presente esa dialéctica, aunque todavía no en su más alta expresividad. Sin embargo, a más de cien años de haberse estrenado El chico, la magia del cine de Chaplin todavía sigue cautivando a millones de seres humanos, que podemos apreciar que debajo la hilarante vida de Charlot y de su hijo adoptivo, el pequeño John, se esconde la tragedia de los niños pobres y se muestra la gran solidaridad humana de esos seres aparentemente insignificantes, pero con un corazón mucho más grande que los personajes encumbrados económica y socialmente. Ahí está otra de las claves del humanismo de Chaplin.
El biógrafo de Charles Chaplin, Jeffrey Vance, señaló a este respecto, en un ensayo sobre este filme: “El chico permanece como una importante contribución al arte del cine, no sólo por el innovador uso de secuencias dramáticas en un largometraje cómico, sino por lo que revela de su creador. Sin duda, cuando Chaplin define la cinta en su inicio como ‘Una película con una sonrisa y, puede, alguna lágrima’, tiene su credo artístico, y vital, en mente”.
En la magia del cine de Chaplin tiene también mucho que ver qué, como pocos, supo hacer cine universal, es decir, un cine que puede ser visto y comprendido por espectadores de diferentes edades, género, nivel cultural, nacionalidad, procedencia social, etc.
¿Por qué Chaplin tuvo esa enorme sensibilidad para reflejar el drama humano, los sufrimientos y alegrías de los desposeídos de forma tan profunda y conmovedora? Son varios los biógrafos y analistas de la obra de Chaplin que coinciden en que lo determinante en la cosmovisión y la sensibilidad de este genio del arte fue su propia vida, sobre todo la infancia del mismo. Como se sabe, Chaplin fue un niño que sufrió el abandono, dado que su padre fue alcohólico y su madre sufrió demencia. Esta situación lo obligó a vivir en asilos para huérfanos; cuando no estaba en los asilos se ganaba la vida realizando distintos espectáculos en la calle. El chico es una remembranza de sus días infantiles y un homenaje a un hijo que murió a los pocos días de haber nacido.
El chico tiene un final “feliz” pero que deja un cierto sabor de incertidumbre, dado que la madre que abandonó a su hijo lo recupera después de que Charlot logra rescatarlo del cautiverio, cuando miembros de la institución lo llevaban en un vehículo hacia el orfanato. Pero, en la posada en donde se queda a dormir, el administrador secuestra al niño y lo lleva a una estación de policía. La madre biológica de John se entera de esta situación y va por su hijo. Charlot visita la casa de esa mujer, que se ha convertido desde hace tiempo en una actriz con fama y dinero. Charlot abraza feliz a John.
El mundo vive tiempos oscuros, dado que la niñez mundial vive no sólo la matanza por parte de los sionistas en Palestina; en el orden social capitalista persisten las hambrunas y en países africanos las principales víctimas son los niños: y qué decir de la explotación laboral infantil que prevalece en muchos países del mundo. Las nuevas generaciones de seres humanos deben seguir inspirándose en el humanismo de El chico.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA