Días antes de realizarse en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre del G20, en la que México participó, la organización Oxfam lanzó la campaña #TaxTheSuperRich; con ésta, “la gente en todo el mundo está de acuerdo: es necesario que los superricos, los que más tienen, paguen más! #SayItWithMeNow #DiloConmigo. Ahora para que los líderes del #G20 escuchen este mensaje alto y claro”.

La Cumbre de Líderes del G20 se realizó los días 18 y 19 de noviembre en Brasil, donde la demanda principal de Oxfam fue la exigencia para “que los superricos paguen lo que les toca para frenar la desigualdad y mejorar la vida de todos. ¡Hagámoslo sonar fuerte!

En el caso de México, la desigualdad no ha parado, advirtió la organización Oxfam México, al destacar que la causa de las amplias disparidades sociales radica en la persistente acumulación de riquezas, sobre todo entre un selecto grupo de mexicanos con fortunas de más de mil millones de dólares (mdd). 

En ese ambiente de privilegios, no se aplican impuestos a riquezas acumuladas, herencias millonarias o magnas residencias, por las que sus dueños aportan gravámenes a la propiedad o “predial” como si fueran casas de interés social.

Tampoco por los yates de lujo, jets privados o vehículos lujosos que, para evitar el pago del impuesto a la tenencia, por ejemplo, en la Ciudad de México (CDMX), sus propietarios “emplacan” en el vecino estado de Morelos.

Las corporaciones mundiales tampoco pagan, aunque obtienen multimillonarias ganancias con la venta de sus productos en el extranjero, en dólares y en euros, confeccionados a bajo costo, en pesos, por las empresas manufactureras de exportación a su servicio en México, que explotan recursos naturales, mano de obra barata y obtienen un buen trato fiscal.

Aplicar un impuesto a la riqueza extrema representa un medio para reducir la desigualdad, expuso la organización Oxfam México en su estudio “La Ley del más rico”, de enero de 2023.

Por ejemplo, que un impuesto de cinco por ciento a la fortuna de Carlos Slim, el hombre más enriquecido de México y Latinoamérica, “podría recaudar cuatro mil 100 millones de dólares (mdd), cifra que bastaría para contratar a 250 mil docentes en México”.

Oxfam México señaló la necesidad de que se eliminen “las injustas bonificaciones, desgravaciones y deducciones fiscales que benefician a quienes se encuentran en la parte alta de la escala de ingreso”.

Respecto a lo señalado por Oxfam, en México existía una especie de impuesto a la acumulación de riqueza con la “Ley del Impuesto al Activo” impuesta a las empresas, que fue derogada en 2008. Un “activo” se refiere a bienes, como inmuebles, inversiones y, en general, a cualquier elemento generador de impuestos o que tenga posibilidad de producir ingresos a su poseedor.

Alexandra Hass directora ejecutiva de Oxfam México aclaró, durante entrevista, que los millonarios en el mundo y el país siguen incrementando sus riquezas, incluso durante la pandemia; en contraparte, los ciudadanos son quienes continúan pagando los mayores impuestos, es decir, un desequilibrio que no corresponde con sus ingresos; por lo que es necesaria la aplicación de una reforma fiscal progresiva de inmediato.

buzos (b): Oxfam ha evidenciado la desigualdad no sólo en México, sino a nivel internacional, y se ha pronunciado por que las mayores riquezas paguen más impuestos, que las personas de mayores ingresos paguen más. ¿En qué se centra tal medida?

Alejandra Hass (AH): En el mundo hay alrededor de dos mil 700 personas millonarias que han ido acumulando un nivel de riqueza extraordinaria; incluso durante la pandemia, vieron crecer sus ingresos de manera exponencial; son personas que se han beneficiado de un sistema de ganancias a capital y falta de recaudación fiscal; y que han tenido una acumulación exponencial y un control de los recursos tan grande, que pronto, en los próximos diez años, tendremos el primer trillonario a nivel global; mientras que tomaría 230 años en erradicar la pobreza, si nos dedicáramos a ello en el mundo. Estas desigualdades no son viables; no pueden persistir así, necesitamos corregir los defectos que tiene el sistema económico; y una de las formas en las que se puede corregir es fortalecer los sistemas fiscales, que deberían estar haciendo una recaudación más efectiva, tasas más altas; pero, además, concentrándose en recaudar impuestos de las personas que más acumulación presentan.

b: En México, en el gobierno anterior y el presente, no se vislumbran intenciones de aplicar una reforma fiscal, es decir, de cobrar más impuestos a las mayores riquezas. ¿Se debe aplicar una reforma fiscal?

AH: Me parece que esto es una discusión; a ver: la discusión sobre la fiscalidad es una discusión que es reiterativa cada año, que se discute el presupuesto de egresos, que se discute las necesidades; y no diría que está cerrada la discusión. Creo que es muy importante, que cuando se haga el estudio del presupuesto del próximo año, en un contexto de déficit, se pueda revisar esta resistencia a la posibilidad de cambiar la situación fiscal, porque tiene que salir de algún lado: los recursos para las transferencias y los derechos. Entonces no habrá de otra, el espacio fiscal está muy reducido; hay un déficit importante y tendremos que reducirlo, no todo puede ser recortes.

b: Si bien las trasferencias son importantes, no existe una inversión más allá de lo que se entrega. Esta política se viene arrastrando desde sexenios pasados, ¿Qué porcentaje beneficia a los más necesitados?

AH: Creo que el tema es que todas las personas, no sólo los más necesitados, tienen derecho a la salud, a la educación, a tener infraestructura pública, alumbrado público, calles que funcionen, recolección de basura; ésos son servicios que da el Estado y son derechos que tienen los ciudadanos; si los estados no tienen recursos para pagar esos servicios, ¿qué va a pasar?, pasará lo que sucede hoy en México: las personas que tienen recursos, lo pagan de su bolsillo; y las personas que no tienen recursos, no lo pagan y no lo tienen; eso produce la falta de redistribución a través del sistema fiscal: produce desigualdades que se inician, por ejemplo, con los bajos salarios; eso es lo que se llama la mala distribución; pero luego tampoco hay mecanismos de redistribución: que sería como el sistema fiscal. Entonces, el sistema fiscal no es la única salida; el aumento, insisto, la mejora en la democracia sindical, mejores salarios y todo eso, son formas de asegurar que hay mejor distribución; pero si eso no funciona, para eso sirve el sistema fiscal… para redistribuir a través de la acción del Estado.

Entonces, si queremos tener un país más igualitario, no hay manera más que fortalecer al fisco, fortalecer la recaudación, mejorar la recaudación del impuesto sobre la renta y otros impuestos como el predial y la tenencia para lograr que el Estado tenga más recursos para poder tener mejores servicios. 

b: ¿Cómo está la contribución de los ciudadanos en el país, pagan más impuestos?

AH: La recaudación en México es muy baja, sólo 17 puntos porcentuales del PIB. En Argentina y Brasil recaudan entre 26 y 29 por ciento; pero, además, las tasas efectivas de recaudación del Impuesto Sobre la Renta, sobre grandes contribuyentes, es muy baja.

b: ¿Dónde está el problema para que esta recaudación sea muy baja?

AH: Porque hay muchas exenciones fiscales que benefician sobre todos a los sectores de mayor ingreso de la población. Hay muchas estrategias de elusión, que no es evasión, porque la evasión es ilegal; pero la elusión fiscal es legal, pero a fin de cuentas hace que paguen menos; y finalmente hay impuestos que no existen: por ejemplo, el impuesto a la herencia, que no existe, o el impuesto a las ganancias de capital no existen. Entonces son impuestos que no existen en el sistema fiscal y que, finalmente, eso beneficia a las personas de mayores recursos.

b: ¿Cómo debería ser o en qué porcentaje debe ser la recaudación: por un lado está la gente de menores ingresos y por el otro, la gente de mayores ingresos?

AH: A eso le llamamos impuestos progresivos; no es sólo el mismo porcentaje a todo mundo para que paguen proporcionalmente, sino tampoco los impuestos regresivos, por ejemplo, el IVA, que lo pagamos igual; por ejemplo: compro algo en el Oxxo, pagaremos lo mismo cualquier persona en la pirámide; porque el impuesto sobre el IVA es sobre el producto que se compra y sobre los ingresos; por eso se llama regresivo, porque le va a significar un mayor porcentaje de su compra para los ingresos a la persona con menos recursos que para la persona con más recursos. La idea del sistema fiscal es que sea progresivo, que no sólo sea el mismo porcentaje a todos, sino más porcentaje a los que más tienen para atender esas desigualdades profundas que hay en los ingresos.

b: Urge este tipo de recaudación. Y si no se aplica, ¿cómo vamos a seguir?

AH: Sí, ya urge. El problema es que el Estado no tendrá recursos para realizar los servicios; y eso va a empobrecer a la gente. 

b: El gobierno ha destinado miles de millones de pesos a los programas sociales; pero ya no tiene recursos. ¿En qué momento esto será un problema?

AH: El tema de los programas sociales está bien: la gente necesita tener un ingreso y los programas de transferencias son importantes, fueron muy importantes durante la pandemia; pero finalmente estamos viendo que se debe ampliar el espacio fiscal, no recortar a los programas sociales, sino ampliar el espacio fiscal: recaudar más impuestos para tener más dinero y pagar más cosas.

Ése es el punto medular que se debe atender. Y para ello debe existir un contexto de exigencia de los ciudadanos: tiene que haber movimiento dentro de la Cámara de Diputados, también desde el Ejecutivo, una serie de autoridades que deben participar; también las entidades federativas y los municipios.

b: ¿Y desde la ciudadanía, cómo se le puede entrar?

AH: Los ciudadanos son los llamados a la acción para que puedan sumarse a sus legisladores y autoridades para exigir la aplicación de una reforma progresiva.