La cantata Santa María de Iquique (1969) no se limita a la simple enumeración de los hechos, es un llamado a las generaciones venideras a no olvidar esta injusticia.
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Cada vez es más común llamar “versión” a las obras poéticas que originalmente fueron escritas en otra lengua, en lugar del término tradicional de “traducción”.
La razón no es difícil de entender: el ejercicio pragmático de la traducción, entendido como la reinterpretación literal, lo más fiel posible, del significado directo entre una lengua y otra, es inaplicable en la expresión poética. La poesía, como forma artística de expresión, se nutre precisamente de los límites de esos significados literales y directos. Es más, la poesía comienza a brotar, precisamente, donde aquellos límites comienzan a desdibujarse.
En sentido estricto pues, se dice, es imposible traducir un poema. La expresión intrínseca de las palabras, no sólo en el plano de lo simbólico, sino en el de lo fonético, se abre y se cierra con la propia lengua en cuyos marcos fue concebido. Traducir poesía es imposible.
¿Quiere decir esto que, entonces, estamos privados de conocer los repertorios poéticos de aquellas lenguas que ignoramos? Desgraciadamente, sí. Pero no todo está perdido. Aquí es donde entran las versiones.
Quien intenta vertir un poema en otra lengua sabe de antemano que la precisión absoluta está descartada de antemano. El ejercicio del traductor se asemeja en este sentido a lo que plantean los discursos estéticos dominantes en el Siglo XIX respecto a la tarea del artista: no se trata de imitar fielmente, sino de capturar la esencia. ¿Cuántas libertades puede tomarse el traductor antes de traicionar por completo esta esencia? Esa línea es difícil de trazar, pero tal juicio es, en todo caso, accesible sólo para aquellos que conocen la versión original.
Recomiendo a todo aquel que posea algunos conocimientos, así sean rudimentarios, en una lengua extranjera aproximarse a un poema en su versión original; cualquier cosa sencilla, incluso poesía infantil. Si luego hacemos el ejercicio de comparar las múltiples versiones que existen sobre ese poema, entenderemos entonces el problema del que hablamos.
El mito de la caverna, que expone Platón en La República, es en este caso una analogía funcional. Un grupo de prisioneros, nacidos en cautiverio, sólo ven las sombras de los objetos del mundo real, sus siluetas; ignorantes del mundo exterior, ignorantes del origen de tales siluetas, toman a las siluetas por los objetos reales. Jamás han contemplado los objetos materiales de la realidad exterior, cuya naturaleza desconocen absolutamente. Las sombras los aproximan a ellos, es cierto, pero ellas son sólo una imagen más o menos distorsionada del objeto real. Los objetos son el poema original y todas las sombras son las versiones.
La labor de quien traduce poesía es, entonces, inmensa y arriesgada. Existe de todo. En los esquemas clásicos y neoclásicos es imposible salvar los tres elementos de metro, rima y ritmo. Se suele sacrificar alguno de ellos, o dos, en aras de una expresión menos distorsionada. Hay también quien lo sacrifica todo en términos formales priorizando una reproducción mecánica y fiel de los significados, digamos, en bruto.
La poesía contemporánea, que se ha desprendido ya de esos rígidos moldes formales, presenta también al traductor una libertad mayor. El papel del traductor es de tal importancia y protagonismo, que las versiones llevan siempre el nombre del autor, que debiera considerarse, con esto, coautor del poema.
En conclusión, la traducción de poesía no es un mero acto de reproducción mecánica, sino un ejercicio de recreación artística que exige del traductor una sensibilidad profunda y un compromiso con la esencia del texto original. Aunque las versiones nunca podrán capturar por completo la riqueza del poema en su lengua original, representan un puente hacia otras culturas y formas de expresión, permitiéndonos vislumbrar, aunque sea a través de sombras, la belleza y complejidad de obras que de otro modo permanecerían inaccesibles.
La cantata Santa María de Iquique (1969) no se limita a la simple enumeración de los hechos, es un llamado a las generaciones venideras a no olvidar esta injusticia.
Su poesía, desde sus comienzos, estuvo anclada en los contextos físicos y rurales de su infancia.
El Gobierno de México ha menospreciado la cultura; muestra de ello son los constantes recortes presupuestales aplicados desde años anteriores y que se acentuarán en 2026.
El 21 de diciembre de 1907, en la escuela Santa María de Iquique, tuvo lugar una masacre contra los obreros del salitre, concentrados ahí en espera de diálogo con los representantes patronales y del gobierno.
Su obra está vinculada a la década de 1930.
Desde la aparición de los primeros homínidos sobre la Tierra se tienen indicios del trabajo colectivo, tanto en el cuidado de los infantes, la recolección de alimentos y la cacería de animales, como en la defensa física de la comunidad frente a los depredadores.
Una de las características distintivas de lo que Fredric Jameson llamó la lógica cultural del capitalismo tardío es la asociación del tiempo libre con el consumo.
Las notas autobiográficas de este libro fueron reunidas en orden alfabético y tuvieron en común brindar afecto, gratitud y reconocimiento a los familiares, amigos y creadores de arte que más influyeron en su autor.
Es el caso de Canto de venganza, del poeta chileno Francisco Pezoa, escrito poco después de la masacre de huelguistas perpetrada por el ejército el 21 de diciembre de 1907, en la escuela Santa María de Iquique, por órdenes del gobierno de Pedro Montt.
Fue un poeta nacido en Arlington, Massachusetts, el 21 de mayo de 1926.
La reducción propuesta para 2026 afectaría a instituciones como Estudios Churubusco y el Fideicomiso de la Cineteca Nacional.
Nació en la aldea Innu en Canadá como parte de la comunidad nativa Ekuanitshit (cuida el lugar de donde eres), en 1966.
Poco o nada de lo que se ha informado en los grandes noticieros de televisión y en redes sociales en los últimos días sobre lo que ocurre en Venezuela posee un tono inocente o un genuino afán de veracidad.
En su célebre obra El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, el filósofo alemán Federico Engels muestra cómo estos atributos esenciales de la especie humana son un producto histórico.
Es un poeta, dramaturgo y novelista nacido en Marsden, West Yorkshire, Reino Unido, el 26 de mayo de 1963.
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Escrito por Aquiles Lázaro
Licenciado en Composición Musical por la UNAM. Estudiante de la maestría en composición musical en la Universidad de Música de Viena, Australia.