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Pierre de Marivaux fue un dramaturgo y novelista francés (1688- 1763) cuya obra merece ser analizada con mayor profundidad que hasta ahora. Por mencionar un dato: se dice que es el segundo dramaturgo francés más representado en su país, solo después de Molière, pero fuera de las fronteras de Francia no goza del mismo renombre que éste y otros autores. Estas líneas obedecen al propósito de resaltar el contenido particular de algunas de sus obras.
En una biografía de Hegel, el también autor francés Jacques d’ Hondt destaca que al filósofo alemán le llamaba de manera muy especial Marivaux, porque en su libro La vida de Marianne cuenta la historia de una mujer que, al quedarse sin padres, cae en la pobreza y tiene que sufrir los males que se derivan de esta condición. Hegel, dice D’ Hondt, admira la capacidad de Marianne para oponerse y rebelarse al destino que en todo momento le impone la sociedad.
En esta obra de teatro, como en otras suyas, se aprecia la misma crítica social y su oposición al orden establecido. En La isla de los esclavos, por ejemplo, se discute la igualdad entre los hombres. Tras su naufragio, un amo y su sirviente llegan a una isla en donde no existe un gobierno como ellos lo conocen, porque los esclavos son quienes gobiernan; en dicho ámbito, los hombres no creen que ser siervos sea su condición natural. Por ello, cuando llegan los intrusos con sus “malas” costumbres y quieren esclavizar a los nativos, se invierten los papeles y el que pretendía mandar debe obedecer. Esto dura un par de años, hasta que el amo ve y sufre en carne propia lo que es ser esclavo y se integra a la forma de vida de esa isla.
Es cierto que la crítica de Marivaux es en muchas ocasiones poco radical, ya que no propone grandes cambios y solo apela a la simple reflexión en torno a explotadores y explotados, a que los primeros se conozcan y sientan en carne propia sus atrocidades y que los siervos reclamen la maldad que se ejerce contra ellos. Pese a esto, en su exposición de los males de la naciente burguesía (y de la caduca sociedad feudal) Marivaux acierta en identificar los problemas humanitarios y culturales, pues denuncia la injusticia con que son tratados los esclavos y los caprichos que los amos cometen cuando se ostentan como gente poderosa y de buena cuna.
Al final de La isla de los esclavos se presenta una reflexión del esclavo que había quedado encargado de educar a su señor. Cansado de jugar el papel de amo, decide no torturar más a su antiguo señor, posición que en principio es conservadora, porque en realidad no quiere cambiar su condición social. Lo importante aquí es la reflexión final: el esclavo se da cuenta de que el poder del que gozaba el amo no lo hacía feliz, ya que estaba sumido en la desgracia al tratar de corresponder a un mundo en el que la falsedad, las apariencias y la hipocresía eran necesarias para llenarle el ojo a la alta sociedad. Las riquezas, el poder y la capacidad de hacer lo que le viene en gana poco importaban al siervo en esa falsa sociedad, en donde además el consumo de mercancías empieza a ser lo importante y a mediar en todas las relaciones sociales de los hombres.
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Escrito por Redacción