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Los 28 hombres de Panfilov (Primera de dos partes)
Seguramente hoy en día, amigo lector, cuando se hace promoción publicitaria de una película bélica reciente, algunos cinéfilos
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Seguramente hoy en día, amigo lector, cuando se hace promoción publicitaria de una película bélica reciente, algunos cinéfilos o simples espectadores pueden pensar que se toparán con una cinta típica de ese género y creer que su principal finalidad es la de hacer una apología de los “héroes” de la superpotencia  imperial (Estados Unidos) y que, por tanto, verán en la pantalla grande o chica una historia trillada para descerebrados en la que aparecerán los infalibles soldados súper “inteligentes” y “valientes” que vencen a sus rivales de cualquier otro país que no esté integrado por hombres de raza blanca y anglosajones. Éste, por supuesto, es el alegato machacón de la industria cinematográfica estadounidense y británica –sin excluir a los países europeos, satélites del imperialismo gringo– para reivindicar la supuesta “superioridad” racial de los anglosajones sobre otras razas del mundo, y el que “explica” y “fundamenta” el predominio militar (económico y político) del imperialismo en todo el orbe. No debemos olvidar, amable lector, que para el mantenimiento de la hegemonía militar y económica del capitalismo imperial en el orbe, el principal instrumento usado por los halcones gringos y sus managers es el control social y el dominio ideológico sobre el género humano.

En su momento, antes de lanzar la gran ofensiva contra la Unión Soviética y otros países de Europa, el fascismo alemán recurrió también a una poderosa campaña de propaganda, con base en la supuesta supremacía de la raza teutona, que los nazis sustentaron con todo tipo de estudios y experimentos “científicos”. Como se recordará Hitler, que encabezaba a la burguesía alemana, se propuso  construir un imperio “que duraría mil años”, y para él y la élite imperial de todo el planeta –incluidos algunos gobiernos “democráticos” que solapadamente apoyaron este proyecto– el principal obstáculo para lograr ese dominio milenarista lo representaba la existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Por esta razón, como ha quedado plenamente constatado, Hitler mandó casi el 80 por ciento de sus ejércitos y su infernal maquinaria militar contra la URSS. Pero en las ciudades y en las estepas rusas, el nazi-fascismo sufrió su verdadera derrota militar. Los 27 millones de muertos soviéticos –casi la mitad del total de víctimas mortales de la segunda conflagración mundial– fue el enorme costo de la más grande proeza que pueblo alguno haya realizado en la historia de la humanidad.

Todo lo anterior sirve de preámbulo, estimado lector, para la reseña de una impresionante y singular  cinta rusa filmada en 2016. Se trata de Los 28 hombres de Panfilov, de los realizadores rusos Kim Druzhinin y Andrei Shalopa. Este filme se centra en una de las leyendas más apreciadas por los rusos sobre los hechos heroicos de la Segunda Guerra Mundial: la contención militar que en las afueras de Moscú hizo, en el otoño de 1941, un pelotón de 28 soldados de la 316ª División de fusileros, al mando del general Panfilov, quienes enfrentaron a un escuadrón del ejército hitleriano que, además de estar compuesto con un número muy superior al suyo, se hallaba apuntalado por 54 tanques de la 11ª División Pánzer. Los 28 hombres de Panfilov derrotaron al escuadrón e inutilizaron los tanques. Desde que se anunció su realización con aportaciones económicas del gobierno ruso y algunos ciudadanos rusos y extranjeros, la cinta despertó una fuerte polémica, pues se puso en duda la veracidad de la citada leyenda militar.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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