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Si algo comparten mexicanos y chinos es el amor por las leyendas y la simbología detrás de las festividades asociadas al ciclo agrícola. La fiesta de la luna o del del Medio Otoño encarna todo esto. Pasando por la pirámide de la luna de Teotihuacán para explicar por qué la luna tiene un conejo o en la región sureste con toda una tradición astronómica de los mayas que llegaron a registrar el eclipse lunar del 15 de febrero del 3379 a.C., hay toda clase de leyendas sobre el astro que cautiva a los chinos en la segunda festividad más importante del país.
El Festival del Medio Otoño o festival de la reunión coincide con una etapa en donde la luna resplandece sobre todo el país, por lo que es excepcionalmente brillante, tiene lugar cuando, tras trabajar duro para sembrar las cosechas en primavera y cuidarlas en verano, la gente se reúne al final de la cosecha. En este tiempo del año, el ambiente es fresco y atrás quedan los días intensos de sol.
Observatorio Astronómico de Pekín, István Ojeda /Periódico 26
En la antigüedad, los chinos adquirieron una comprensión muy profunda y temprana de los movimientos de la luna. Utilizaban los términos de luna llena, nueva, cuarto creciente y cuarto menguante para referirse a las distintas fases de la luna, tal como se ha documentado en el Observatorio Astronómico de Pekín, uno de las más antiguas de su tipo en el mundo, que data del 1442 en tiempos de la dinastía Ming (1368-1644) y funcionó como tal hasta 1929. El festival de medianos de otoño cae el séptimo día del octavo mes lunar cuando la luna está llena, es decir, a medianos de otoño.
La luna, según los chinos, también está asociada a los dos polos de la filosofía, el ying y el yang, como opuestos y complementos al mismo tiempo, dentro de la avanzada visión dialéctica de esta cultura. También son las bases del calendario chino. Y las ofrendas o sacrificios para rendirle tributo son también conocidos desde tiempos muy antiguos, en espacios como el Altar de la luna en Pekín.
En México, a miles de kilómetros de distancia, el estudio de la luna tiene en los Mayas un lugar relevante o en la Pirámide de la Luna –dedicada a la diosa del agua y la fertilidad–, en Teotihuacán, en el Valle de México, en tiempos de los aztecas. La civilización maya tenía su propio calendario solar y conocían la periodicidad de los eclipses. Inscribieron en monumentos de piedra fórmulas para predecir eclipses solares. También su obsesión, al igual que los chinos, por el movimiento de los cuerpos celestes radicaba en la concepción cíclica de la historia, por lo que también recurrieron a la astronomía como la herramienta que les permitiera conocer la influencia de los astros en el mundo terreno. La gente actuaba en función de lo revelado a los sacerdotes.
Entre las leyendas chinas, se destaca el de Chang´ne y Wu Gang, la primera es una joven convertida en hada de la luna después de robar un elixir de la inmortalidad. Debe vivir en el Palacio de la luna, al lado de Wu Gang, quien fue proscrito por aprender de los inmortales. Comparte el hogar con un sapo, una liebre de jade y un árbol de la canela que no se puede talar jamás. La liebre es parte de los detalles de la festividad lunar.
Desde entonces, poetas, contadores de cuentos, cantantes, emperadores, ciudadanos de a pie vuelven la festividad dedicada a la luna en una verdadera fiesta popular, de las familias, olvidando que es quizá un lugar frío y lejano como decían los hombres de letras de la antigua china. De los sacrificios pasaron a la contemplación, la admiración y el disfrute. La invitada a la mesa es una doncella a la que se le ofrecen por la noche desde inciensos de palos sagrados hasta frutas y pasteles de luna; le rezan por la felicidad, la seguridad y la salud, los nacimientos o el buen matrimonio. Y todos esperan la ansiada corona lunar y un destello que dé la buena suerte, aunque para ello haya que estar despierto toda la noche.
Foto: Fabian Pizarro
Comer pasteles de luna o bolitas de luna (también llamados pasteles de la unión) comenzó en la dinastía Tang. Comer pasteles era un privilegio de la corte imperial, pero luego se extendió gradualmente a la gente corriente. Están asociados a la reunión y la felicidad. Existen de todos los tipos, pueden clasificarse desde donde se produjeron hasta qué llevan por dentro. Hay pasteles de osmanto dulce, de nueces, de jamón, de yema de huevo y recientemente de helado, en una gran variedad.
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En China, la producción de los pasteles de luna se ha industrializado, pero su origen acompaña a la nación desde el momento en que la situación económica no era tan favorable y su acceso estaba limitado ante la falta de recursos, por ello, recibir pasteles de luna era un privilegio que los pequeños podían recibir de sus madres y los atesoraban con gran alegría. Ahora es parte de la tradición regalarlos en los encuentros; también se venden en todos los mercados y centros comerciales.
Una de las canciones más populares es la que interpreta Teresa Teng, la canción La luna representa mi corazón, cuya letra dice: “Me preguntaste hasta qué punto te amo. Mis sentimientos hacia ti son verdaderos. El amor es verdad. La luna representa mi corazón”. Esta canción está incluida en las mejores canciones chinas del siglo XXI, según recomendaciones de expertos en el sector y del público, una pieza de la música popular en la época contemporánea. Sin embargo, aunque la conocen todos los chinos, la canción asociada a esta festividad es la de Faye Wang también hablando sobre la luna y es particular de esta festividad. Así también, los poetas perdieron la cabeza por la luna, como el chiapaneco, Jaime Sabines y sus inmortales versos:
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
En China, su poema sería una gran ofrenda. Y aunque las nuevas generaciones son el motor de un cambio tecnológico sin precedente con móviles a toda hora o los módulos de exploración como el Chang'e 4 que alunizó en ese astro revelando una cara oculta, montañosa y accidentada, llena de cráteres profundizando la fascinación, la vitalidad de esta tradición busca resguardarse en algo material, los pasteles de luna y el seno del hogar.
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Escrito por Francis Martínez Mateo
Periodista y reportera multimedia. Ex corresponsal en China 2022. Desde 2020 conductora en Canal 6 Tv. Síguela en X como @FranMartinezMx