Cargando, por favor espere...

José Revueltas
Para los mexicanos, el 20 de noviembre es una fecha célebre porque recuerda el inicio de la Revolución Mexicana de 1910
Cargando...

Para los mexicanos, el 20 de noviembre es una fecha célebre porque recuerda el inicio de la Revolución Mexicana de 1910 bajo las órdenes de Francisco I. Madero en contra de la dictadura porfiriana y a favor de la democracia. Por esa razón desde hace algunos años se le conmemora con un desfile oficial que discurre en las principales calles del centro capitalino. En ese mismo día, sin embargo, pero cuatro años después, nació uno de los cerebros más lúcidos y una de las plumas más importantes del país: José Revueltas.

José Maximiliano Revueltas Sánchez nació el 20 de noviembre de 1914 en el estado de Durango. Fue hermano de reconocidos artistas de principios del siglo XX: Fermín (pintor), Silvestre (compositor) y Rosaura (actriz y bailarina). Pocos después del nacimiento de José, la familia Revueltas se mudó a la Ciudad de México y allí el menor de los Revueltas entró a estudiar al Colegio Alemán, del que pronto salió tras la muerte de su padre. De ese momento en adelante José Revueltas, aún adolescente, abandonó la educación y se convirtió en estudiante autodidacta.

El historiador Carlos Illades (El marxismo en México. Una historia intelectual, 2018) dice que por su propio pie accedió al materialismo, luego de evaluar críticamente el cristianismo, explorar otras religiones y adentrarse en la metafísica. A la edad de 15 años ingresó a las Juventudes Comunistas y durante ese tiempo se convirtió en miembro activo del comunismo mexicano, a tal grado que pese a su corta edad ingresó a la Correccional para Menores por los delitos de “rebelión, sedición y motín”, aunque en esa misma institución profundizó en sus lecturas del marxismo. Tiempo más tarde, en 1932 y 1934, fue enviado a las Islas Marías por participar en una manifestación pública y por apoyar una huelga en Nuevo León. Al año siguiente viajó a la Unión Soviética como delegado juvenil del Partido Comunista Mexicano (PCM) al VII Congreso de la Internacional Comunista.

En los años subsecuentes, José Revueltas se dedicó a dirigir Acción Social, “revista de divulgación socialista empeñada en dar bases científicas a la acción proletaria”. Posteriormente escribió sus primeras novelas, cuentos y obras de teatro: Los muros de agua (1941), El luto humano (1943) –que le valió el Premio Nacional de Literatura– Dios en la tierra (1944), Israel (1947) y Los días terrenales (1949).

En esos mismos años Revueltas fue expulsado del PCM por disentir con la dirección central de este partido, la cual reviró “acusándolo de liquidacionista y de abandonar los principios y la disciplina partidaria”. Sin embargo, en 1956 se reincorporó al PCM, periodo en el que Nikita Krushev leyó un “informe secreto” que condenaba el “culto a la personalidad” de José Stalin y los crímenes que cometió durante su gobierno en la Unión Soviética, y en el que también se suscitó la revuelta húngara, que posteriormente fue reprimida. Fue en este contexto histórico, y en el de las frecuentes disensiones y expulsiones de otros miembros del PCM, cuando José Revueltas denunció la inexistencia histórica de un verdadero partido de la clase obrera en México.

Esta tesis produjo una reacción opuesta en la dirección del PCM, de modo que una vez más fue expulsado del PCM junto con otros miembros que apoyaron su crítica. Posteriormente,  en 1960, éstos fundaron la Liga Leninista Espartaco (LLE) con el fin de crear el partido que para ellos no existía y que debía ser la vanguardia de la clase obrera mexicana. Éste, sin embargo, se desintegró seis años después y en 1968 Revueltas fue nuevamente encarcelado por participar en el movimiento estudiantil de ese año. Como en las ocasiones anteriores, utilizó la prisión para estudiar las principales obras del marxismo crítico, que en ese momento estaban produciéndose en los países de Europa del Este. Para José Revueltas, la cárcel fue una escuela; y fuera de ella se desempeñó como maestro de varias generaciones de militantes de la izquierdista comunista. 

Por ésta y otras razones, la figura del escritor y político es trascendental en la historia de México. Revueltas dejó enseñanzas para la posteridad, tanto en sus obras literarias como en el pensamiento político y filosófico.


Escrito por Victoria Herrera

COLUMNISTA


Notas relacionadas