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“¿A dónde vamos a llegar? El narcotráfico en Guerrero ya acaparó todo, incluso varios de los 81 municipios que no serán gobernados por políticos sino por los grupos delincuenciales que están detrás de ellos, porque ya se han hecho muchos arreglosˮ, denunció el obispo Salvador Rangel Mendoza, de la diócesis Chilpancingo-Chilapa.
El prelado cuestionó la ausencia de las autoridades de los tres órdenes de gobierno en la entidad y les exigió realizar acciones enérgicas que reduzcan los altos niveles de violencia que la han colocado en los titulares de los principales medios de comunicación del país, junto a la insistente presunción de que, en junio pasado, algunos de ellos se aliaron con el crimen organizado para ganar las elecciones y gobernar en Guerrero.
Ante esta realidad y la posibilidad de que haya reacciones en los grupos de la delincuencia organizada no afectos al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Rangel Mendoza exigió al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) atender el problema de la violencia delictiva en el estado, que volvió a ocupar los primeros lugares en homicidios dolosos de las principales ciudades, entre ellas Acapulco.
“Lo que veo grave es que muchos presidentes municipales, que no estaban bajo el control de estos grupos, están siendo llamados a hacer arreglos y a llegar a un entendimiento, situación que me parece grave”, lamentó el obispo, quien reveló, asimismo, que en muchos municipios el crimen organizado controla el comercio de alimentos como la carne, las tortillas y los refrescos.
Comentó que recientemente se reunió con un empresario dedicado a fabricar tabiques, quien le confió que le cobran dos pesos por cada tabique. Otro le informó que la tortilla, alimento básico en la dieta diaria de la población de escasos recursos, y que actualmente cuesta 22 pesos el kilo, en los próximos días aumentará dos pesos, debido al mismo problema.
“Ésa es mi denuncia, ¿a dónde vamos a llegar?, porque en Guerrero ya acapararon todo. Hasta las minas de Guerrero están controladas, sin que la autoridad federal, estatal o municipal haga algo. Me duele, ¿a dónde vamos a llegar? Ésa es mi denuncia”, exclamó.
El obispo advirtió que el gobierno estatal debe poner mucho cuidado en las pugnas por el control de las minas, ya que hay cuatro grupos disputándose las cuotas de extorsión que exigen tanto a los dueños como a los trabajadores, y sugirió que las vigilen “igual que los presupuestos municipales, a través de una brigada especial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de la Contraloría o no sé a qué dependencia corresponda, porque yo sí veo un panorama grave en Guerrero y en mi conciencia de pastor me remuerde no hablar de las cosas que están sucediendo”.
En entrevista con buzos, efectuada en su hogar, monseñor Rangel Mendoza aseveró que al menos tres presidentes municipales electos le platicaron que fueron llamados por los grupos delincuenciales. “Me dijeron: aquí hay tres grupos y les tengo que dar a los tres. Entonces, ¿en dónde va a quedar el dinero del municipio destinado a obras públicas, agua potable, drenaje, pavimentación, limpieza, seguridad?”, preguntaron los alcaldes.
Esto significa que los recursos destinados a los ayuntamientos serán aun más limitados y que los guerrerenses quedarán más desprotegidos porque los delincuentes ya controlan todo, lamentó Rangel Mendoza, que en unos meses dejará la diócesis Chilpancingo-Chilapa, en la que lleva casi siete años.
“Apoderarse del erario de los municipios, que se ha venido reduciendo, es un verdadero crimen contra los ciudadanos. Si los cárteles ya controlaban territorios enteros del país, en donde imponen su ley de fuego y violencia, ahora se aprestan a controlar gobiernos estatales y municipales a través de arreglos, financiamientos y apoyos a los candidatos que ganaron en las elecciones del seis de junio”, agregó con énfasis.
Dos programas sociales selectivos
“Para frenar la gran cantidad de mexicanos y guerrerenses que continúan engrosando las filas del narco ante la falta de oportunidades, lo que se requiere es que el Gobierno Federal cree fuentes de trabajo y no programas que en realidad no benefician a los más pobres, como Sembrando Vida”.
Mostró estar en desacuerdo con este programa federal porque para recibir árboles, la gente debe tener tierra y un pobre no posee tierras. Con ese programa están dividiendo en clases a los pobres:
“Los que tienen tierras y los que no tienen, ¿ellos en qué van a apoyarse o cómo van a obtener los beneficios? Es donde veo la dificultad. No hay otra cosa para que un país pueda salir adelante, sino que produzca, que genere riquezas y aquí, en Guerrero, el dinero viene de la riqueza de la Federación, de lo que le pagan a los maestros; hay poca industria y el turismo se vino abajo por el Covid-19, que por el alarmante aumento de casos dejó al estado en color naranja del Semáforo de Riesgo Epidemiológico a partir del lunes 26 de julio”.
El obispo indicó que Sembrando Vida no es el único programa fallido, pues en la misma situación se halla el Programa Nacional de Fertilizantes, que ha llegado a cuentagotas durante tres años consecutivos; y muchos pequeños productores de las siete regiones de Guerrero, que siembran para su autoconsumo, se han quedado sin este apoyo por no contar con el título de propiedad que exigen los Servidores de la Nación y para acceder al programa han tenido que rentar las tierras.
Sembrando Vida y Fertilizantes, aseguró el obispo, “son programas muy selectivos y ante la falta de oportunidades para sobrevivir en el estado, sobre todo en las zonas de La Montaña Alta, Montaña Baja y Sierra, muchas personas intentan cruzar la frontera para llegar a Estados Unidos (EE. UU.). De todos los que quieren cruzar la frontera, el 40 por ciento es de Guerrero”.
Monseñor reconoció que sacerdotes de la región de la Sierra le comentaron que la gente no tiene para comer ni chiles. “Hablé en su momento con el entonces delegado federal en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, quien nunca quiso atender La Sierra, que igual que La Montaña, son zonas muy descuidadas donde no veo ningún progreso”.
El prelado agregó que Chilpancingo, la capital del estado, donde había tranquilidad después de que fuera expulsado un grupo de la delincuencia organizada, se ha vuelto uno de los municipios más peligrosos, con Iguala, y ahora diariamente se reportan asesinatos. “El gobierno estatal me prometió que no iba a dejar pasar a otro grupo, que lamentablemente ya se adueñó del estado y esto se nota en los crímenes, el robo de autos, secuestros. Sabemos quiénes son y de dónde vienen. La pregunta es: ¿quién los controla?”, comentó indignado.
El obispo aclaró que los alcaldes electos de Morena en la región de la Sierra se coludieron con los grupos delictivos desde el pasado proceso electoral, con excepción de Jaleaca de Catalán, donde ganó el Partido Revolucionario Institucional (PRI). “¡Imagínense con quién están aliados!”, exclamó, en referencia a un grupo que opera en la zona y que ya está presente en la capital del estado.
Salvador Rangel comentó que “tanto el pinto como el colorado están inmiscuidos con estos grupos de la delincuencia organizada”, en alusión a Morena y a la coalición PRI-PRD, partidos desde hace tiempo vinculados con los grupos delincuenciales y a los que impusieron candidatos “y en donde no los pusieron, me consta que los están llamando para hacer acuerdos. Es una vergüenza para Guerrero, pero es una realidad. Por tanto seguiré denunciando esta situación con el fin de que las autoridades tomen cartas en el asunto”.
El obispo de Chilpancingo-Chilapa consideró que no es correcta la actitud del Presidente y las autoridades estatales de colocarse “detrás de la cortina para no dar la cara frente a la problemática que existe en Guerrero, la que no se puede esconder porque es una realidad ya que, según encuestas realizadas a nivel nacional, es el estado número cuatro con más asesinatos dolosos y con más feminicidios”.
“Me duele Guerrero. Creo que vienen tiempos en que vamos a ser gobernados no por los políticos sino por los narcos, porque ya ha habido muchos acuerdos. Por eso pido al Gobierno Federal, a la Guardia Nacional, al Ejército y a la policía del estado que protejan a nuestros ciudadanos, a nuestras ciudades” reiteró el obispo.
El diálogo, necesario para la pacificación
Monseñor Salvador Rangel presentó su renuncia al papa Francisco porque considera que a los 75 años de vida una persona ya dio todo lo que podía dar y que empieza un declive; y reveló que el obispo de Roma ya consultó a los sacerdotes, religiosas y laicos de la diócesis Chilpancingo-Chilapa sobre quién puede tener el perfil necesario para encabezar ésta. Incluso ya envió una terna de candidatos a sucederlo.
“Estoy muy contento con los sacerdotes de la diócesis Chilpancingo-Chilapa. He trabajado a gusto porque son muy respetuosos”, sostuvo Rangel Mendoza, quien confió en que se preserve el espíritu de fraternidad existente entre ellos y los fieles, aunque está consciente de que sus denuncias lo convirtieron en un personaje incómodo para el gobierno, particularmente el de Guerrero.
“Mi gran pendiente es que se pudiera continuar con la tarea de pacificación de Guerrero”, añadió Salvador Rangel, quien es señalado como el obispo que confronta a los funcionarios del estado y que busca pacificar la entidad a través del diálogo, el cual es indispensable mantener con el fin de pacificar Guerrero y luchar por el bienestar de los pobres.
Extenderá esta recomendación que ha hecho a los gobernantes electos a quien lo reemplazará en la diócesis por el bien de la población de Guerrero.
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Escrito por Olivia Ortíz
Reportera