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El subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud (SS), Hugo López-Gatell, acusó recientemente a los padres de niños con cáncer de promover “un golpe de Estadoˮ en México, pese a que declaró que éstos “no suman más de 20 individuosˮ protestando en las calles.
Mentiroso o perverso, López-Gatell debe estar enterado que tan solo en Michoacán son miles los derechohabientes de los institutos Nacional de Bienestar (Insabi), Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que sufren las consecuencias de la falta de medicamentos en clínicas y hospitales.
La titular de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), Diana Carpio, informó, en los primeros días de julio, que el Gobierno Federal únicamente envió el 0.7 por ciento de los 41 millones 323 mil 363 medicamentos e insumos que la población del estado requiere para su atención médica mensual.
La secretaria Carpio comentó que debido a que no funcionó el plan de compra que el gobierno de México proyectó con una oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la SSM desconoce cuándo podrá obtener los medicamentos que necesita para cubrir la demanda de atención médica a los michoacanos.
Advirtió que ante la falta de respuesta del Insabi –en las últimas semanas viajó en siete ocasiones a la Ciudad de México–, el SSM tuvo que consolidar la compra de ciertas medicinas para atender a los pacientes afectados por enfermedades de alto riesgo durante los próximos 15 meses.
En cuanto a la información brindada por Marcos Alberto Ruiz Alcaraz, responsable de la adquisición de piezas de medicamentos de la SSM, aseguró que a pesar de que la Federación cubrió parte de sus adeudos de 2020, a junio de este año “solo han llegado 228 mil unidades y queda aún pendiente un 98 por ciento, equivalente a 20 millones de piezas”.
Carpio afirmó que si no se normaliza el abasto de medicinas, la tercera ola de Covid-19 generará un escenario grave en Michoacán, como ya está ocurriendo en otras entidades de México que han vuelto a semáforo rojo.
Llamadas de auxilio en redes sociales
El 26 de junio circuló, en la red social Facebook, la petición de Adriana Lázaro Martínez, habitante de Morelia, de que algún vecino de la capital michoacana comprara los anillos de boda de ella y su pareja para utilizar ese dinero en la compra de medicamentos para su hijo, quien ya tenía varios días grave:
“Hola buenos días tengan todos, mi esposo y yo ponemos a la venta nuestros anillos de compromiso debido a que nuestro hijo está enfermo, lo llevamos al centro de salud, pero no tenían todos los medicamentos; mi esposo trabaja de guardia de seguridad en una universidad, pero le darán el seguro hasta cumplir un año trabajando para la empresa, por favor échenos la mano, los anillos vienen con nuestro nombre grabado pero se pueden mandar a arreglar para quitárselo, son de plata con chapa de oro y pedimos 300 pesos por los dos, si alguien nos puede apoyar con algo o con la compra de los anillos para el medicamento de nuestro niño, se los agradecería mucho, no vendo el teléfono porque el centro de carga no sirve y la pantalla está estrellada...”.
Algunos usuarios de la red social se solidarizaron con Adriana y cooperaron con envíos de dinero y medicamentos para que el menor pudiera recibir la atención que no tuvo en el centro de salud debido al desabasto. Adriana agradeció las expresiones de solidaridad con estas palabras:
“Estoy muy agradecida con todos los que compartieron mi publicación, con los que aportaron con su dinero para apoyar a mi niño y con los que sin ningún compromiso compraron el medicamento que me faltaba; ahora sé que mi hijo pronto estará mejor; ya son varios los días que él tiene enfermo y la esperanza está volviendo a mí”.
En grupos de vecinos, amigos, familiares y ventas en WhatsApp han circulado otros mensajes con solicitudes de apoyo similares, como es el caso de Yarem, quien lleva varios días pidiendo que le envíen tamsulosina de liberación prolongada:
“Hola vecinos, perdón por la hora. ¿Alguien sabrá de alguien que tenga este medicamento y pueda donarlo o aportar para dárselo a una persona que lo necesita, que es de bajos recursos y que el seguro no se lo han podido dar? (Adjunta imagen de la tamsulosina de 0.4 mg y la receta médica del IMSS del paciente)”.
Historias como éstas circulan en redes sociales; muchas otras en las que además se explica que los derechohabientes del Insabi, el IMSS y el ISSSTE no fueron provistos con estos medicamentos debido al enorme desabasto que priva en las instituciones del Estado mexicano.
Una médica familiar que labora en una de las clínicas del IMSS de Morelia, cuyo nombre tiene las iniciales GB, informó a buzos que “las personas con cáncer y las hipertensas también son algunas de las más afectadas con la falta de medicamentos, ya que su tratamiento consta de fármacos que deben estar tomando constantemente al igual que los diabéticos. Lo malo es que de no cumplir con la toma de éstos, la salud
La señora Elizabeth, paciente del IMSS, afirmó que en los últimos dos años ha vivido un auténtico viacrucis debido a la escasez de las medicinas: “Soy hipertensa desde hace 23 años, el Seguro Social siempre me ha brindado medicamento y consultas de control cada mes; pero desde el año pasado, los medicamentos han estado fallando, mucho más ahora. La doctora me manda telmisartán de 40 mg., dos pastillas diarias para normalizar mi presión arterial porque siempre la tengo muy alta; pero ya tiene tiempo que el telmisartán no me lo dan”.
Pero éste no es el único medicamento que Elizabeth necesita y no le entregan en los centros de salud. “Llevo más de dos meses yendo cada semana a la farmacia del IMSS de especialidades en Charo y no me han dado uno que el gastroenterólogo me mandó por mi problema de reflujo, es un medicamento caro que no puedo comprar y ahí no me queda de otra más que esperar”.
La misma situación enfrenta la señora Johanna quien desde hace meses se forma en la farmacia de la clínica 80 de Morelia en espera de una medicina que requiere.
“Vengo varias veces a buscar mi medicamento, son varias las recetas que tengo acumuladas, a veces compro la medicina por fuera, pero ya no me alcanza. Normalmente me dicen aquí: venga en 72 horas. Regreso y me dicen: a lo mejor el próximo jueves o viernes ahora sí nos llega. Se llega el día y me vuelvo a regresar sin nada. Mis pastillas son medicamento controlado y es caro; no lo puedo comprar porque si lo compro, me afecta en otros gastos; es muy pesado porque hasta para venir a preguntar si ya está la medicina gasto en transporte, porque coche no tengo”.
El personal no tiene la culpa
Con respecto al grave problema de falta de medicamentos la doctora GB hizo el siguiente comentario: “Otra de las desventajas del desabasto de medicamento, de la cual escasas veces se habla o nunca, es que los derechohabientes se molestan con nosotros los médicos o con el personal de la farmacia por la falta de su medicamento cuando no somos nosotros los que llevamos el control de eso y cuando sí deberían de estar disponibles los medicamentos suficientes para toda la población; al final de cuentas es el derecho de los ciudadanos y el gobierno con sus ‘estrategias’ es el que no está cumpliendo con eso y no nosotros”.
Y continuó: “Nosotros también nos enfermamos, también necesitamos medicamentos y también tenemos que esperar o gastar de nuestro bolsillo para podernos recuperar, no solo nuestros pacientes la están pasando mal; a nosotros también nos duele que ellos no se compongan y más cuando sabemos que no tienen los recursos suficientes para obtener el medicamento por fuera; quisiera ayudar a todos y que todos tengan su medicina, pero tampoco para nosotros los médicos lo hay siempre y ya es un problema social, aunque muchos o el gobierno no lo quiera ver así”.
Un estudio del colectivo #NoAlHuachicolDeMedicinas, refiere que el mayor impacto social por la falta de medicamentos se concentra en los pacientes de diabetes (15.3 por ciento), hipertensión (14.3 por ciento), cáncer (8.6 por ciento), VIH-SIDA (7.3 por ciento) y fallas renales (3.5 por ciento). La misma investigación revela que el 48.7 por ciento de los enfermos beneficiados por las medicinas corresponde al ISSSTE, el 25.1 por ciento al IMSS, el 15.9 por ciento al Insabi y el resto a otros sistemas de salud.
La analista Soledad Durazo explicó que el desabasto de medicamento es cada vez más profundo, pues “llega a tocar las estructuras de la seguridad social, incluso propicia un mercado negro cada vez más amplio, en el que los más jodidos se las ven más negras para conseguir el paliativo que permita mantener la vida y soportar el dolor físico. Claro, cuando hablamos de que el producto es ‘real’ y no se cae en las fórmulas falsas que gente sin escrúpulos vende aprovechándose de la necesidad de los enfermos”.
En Michoacán, el desabasto es del 98 por ciento en medicamentos; y tiene su expresión crítica en los enfermos de cáncer, particularmente en los niños. Hasta el momento, las estrategias de combate a la corrupción y “austeridad republicana” del presidente Andrés Manuel López Obrador únicamente han empeorado los servicios públicos de salud de México, entre ellos, el abasto de medicamentos.
Los mercados internacionales de compra de medicamentos son precisos y demandantes: para que una medicina determinada llegue a tiempo a un hospital, las autoridades deben definir bien el monto de su demanda y formularla con meses de anticipación.
La falta de medicamentos en las instituciones públicas de salud es responsabilidad de las autoridades administrativas y sanitarias del más alto nivel, no de los médicos, las enfermeras, el personal que atiende las farmacias públicas del Estado ni, por supuesto, de los pacientes, la mayoría carentes del dinero suficiente para comprarlas.
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Escrito por Laura Osornio
colaboradora