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Un misógino poema de Ausiàs March
Ausiàs March. (Beniarjó, 1937-Valencia, tres de marzo de 1459). Poeta y caballero medieval valenciano originario de una familia de la pequeña nobleza.
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Ausiàs March. (Beniarjó, 1937-Valencia, tres de marzo de 1459). Poeta y caballero medieval valenciano originario de una familia de la pequeña nobleza. Fue el primer poeta culto catalán en romper con la tradición provenzalizante. De él se conocen unas 143 poesías en las que se funden de forma novedosa los temas y formas heredados de los trovadores provenzales y del dolce stil nuovo; el amor, la mujer (paradigma de virtud o vicio), la muerte, así como reflexiones doctrinales y filosóficas que reflejan la evolución moral del autor. Su obra es una de las más importantes del Siglo de Oro y es conocida su poderosa influencia en la poesía de Garcilaso de la Vega.

Yo soy el amador más extremado,

después de los que ya no tienen vida;

por verme vivo y veros no he quejado,

¿cómo haré cuando el vivir me impida?

A bien o mal estoy aparejado,

mas no cabe en mi hado haber guarida;

que yo con humildad lo estó esperando,

la puerta le abro y allí estoy velando.

En buena parte de la obra de Ausiàs March se deja sentir una importante orientación misógina de la poesía medieval. En la lírica catalana, el género maldit, es una especie de sirventés, es decir, composiciones para ser cantadas en las que el contenido podía mover a risa y que se ocupaba lo mismo de temas políticos, morales y sociales, que de atacar por encargo a algún personaje por su apariencia o su comportamiento; muchos de estos poemas tenían como blanco a personajes femeninos a los que se atribuyen vicios como la promiscuidad, la prostitución y la falta de aseo personal. El hecho de que los trovadores escribieran este tipo de composiciones para corresponder favores o para ayudar a algún familiar o conocido puede explicar, a juicio de algunos historiadores de la literatura, la existencia de un poema de Ausiàs March de estas características y que, compilado en sucesivos manuscritos, fue cuidadosamente censurado en otros e incluso algunos estudiosos llegaron a clasificar como apócrifo. Concedamos que el ejemplar poeta y soldado, fiel amador de dos esposas muertas, quien compusiera siguiendo los cánones del amor cortés, y cantara “en vida y muerte” la belleza y virtud de Dona Teresa Bou, gentil, honesta y sabia dama de Valencia, debió escribir por encargo la siguiente composición, dedicada explícitamente a una mujer llamada Na Monboí a quien insulta y estigmatiza:

                                     I

Vos conocéis la costumbre de la tórtola,

y si no es así, que os plazca oírla:

cuando la muerte le arrebata a su pareja,

quiere abandonar las obras de amor

y no bebe agua de río,

sino que en los hoyos ensucia el agua,

ni se posa jamás en frondoso árbol verde.

Pero vuestra naturaleza es contraria a esto,

a causa del gran deseo no casto que en vos arraiga.

                                    II

Y no penséis, mujer, que le espere bien alguno,

porque tras haber probado la carne gentil,

entregasteis vuestro cuerpo vil a un mercader,

que pienso que lleva el nombre de Juan.

Y si queréis que os lo identifique

es aquel de la cara grande y la vista corta;

tiene piernas como las de una langosta o una mosca.

Seguramente no merece vender paños de Florencia.

                                   III

Y conociendo vuestra gran falta,

quiso, a través del amor, montar, montando, a caballero.

Y si supiera él la verdad de vuestros actos,

y supiera toda la verdad sobre vuestra ensuciada vida,

le sería un cargo de conciencia amaros,

y haría penitencia pública de su pecado.

Vuestro cuerpo asqueroso se ha vendido por un trozo de tela:

para nada servís si no es para nodriza.

                                   IV

Y no penséis que él os hubiera dejado una hija

para que le dierais de mamar vuestra leche,

pues vuestro cuerpo está repleto de veneno

y lo muestran vuestros pelos desmedidos,

porque si os dejáis crecer vuestra barba

y os la cortáis, juntándola con los pelos de los brazos,

se podrían hacer espléndidas redes

para atrapar perdices, una tórtola o una cogujada.

                                    V

Cuando oigáis «¡Alcahueta probada!»,

no tardéis en responder, ya que lo dirán por vos.

Y ya que os estarán llamando por vuestro nombre propio,

no pretendais tener problemas de oído

y preguntad «Amigos, ¿y qué queréis?

¿En asuntos de amor queréis algo que yo pueda hacer?

En tratos semejantes nunca se me ha visto perezosa.

Estaré lista para todo lo que me pidáis».

                                   VI

Todos los que queráis que os concierten un encuentro

u os arreglen algún asunto en cuestiones de amor,

usad los servicios de Na Monboí.

Ella os hará todo lo que me hizo a mí.

¡No os figuráis qué arreglo encontraréis!*

*Traducción de Archer y Riquer (1996) citada por Robert Archer en su artículo Canon y Censura: fortuna de un poema de Ausiàs March

 


Escrito por Tania Zapata Ortega

COLUMNISTA


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