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La inflación, que a finales de 2022 alcanzó el 7.77 por ciento, ya se comió el aumento al salario mínimo que entró en vigor el primero de enero de este año, denunciaron los comerciantes de varios mercados públicos de la Ciudad de México (CDMX), a quienes también afecta dicho flagelo.
“Las ventas han disminuido mucho porque todo está bien caro; todo está subiendo bastante. Es muy difícil”, dice Saúl, un comerciante de frutas y verduras en el centro de la capital, quien está muy preocupado por la situación económica.
Doña Mary, quien vende pollo, se queja: “Sí, nos ha afectado porque cada día sube más el costo del producto y a la gente le es más difícil comprar el pollo. Sí, nos ha afectado a todos en general porque sube la luz, el agua, y en mi caso, el pollo, que es lo que vendemos”.
La carne de pollo, en efecto, fue una de los alimentos con los mayores incrementos a lo largo del año pasado y provocó que muchas de las familias disminuyeran su consumo.
El alza de los precios, cuyo impacto en la población contrasta con la “felicidad” que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde Luján, mostraron al incrementar el aumento del salario mínimo, que dieron a conocer el pasado primero de diciembre.
En su conferencia “mañanera” de ese día, el Presidente informó que “a partir del primero de enero, el salario mínimo general pasará de 172 a 207 pesos diarios; un incremento de mil 52 pesos al mes”. Con ello, los trabajadores de salario mínimo ganarán seis mil 223 pesos mensuales.
El incremento parece aceptable, pero es de apenas de 35 pesos, monto que no aliviará la situación económica de las familias de bajos recursos, porque la mayoría de los productos básicos tuvieron alzas superiores. La carne de res, por ejemplo, aumentó 100 por ciento.
En la Zona Libre de la Frontera Norte del país, donde se ubican municipios más poblados de los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, el salario mínimo pasó de 260 a 312 pesos al día, es decir, se incrementó en mil 560 pesos y su nueva cuota mensual es de nueve mil 360 pesos.
Los empresarios y los representantes sindicales que estuvieron presentes en el anuncio del nuevo salario mínimo avalaron el beneplácito del Presidente, quien resaltó que no implicaría el riesgo de que se dispare la inflación porque “contribuye a recuperar poco a poco el poder adquisitivo del salario, además de que no implicará un aumento del precio de la energía eléctrica, del gas ni de los impuestos”.
AMLO también afirmó que su administración mantiene el acuerdo con empresas, comercios y distribuidores para que la canasta básica siga siendo accesible a los consumidores.
De inmediato, otros funcionarios de la autollamada “Cuarta Transformación” (4T) aclamaron tan “buena noticia”, entre ellos la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien afirmó que en más de 40 años ningún otro Presidente había incrementado tanto el salario mínimo.
La misma Luisa Alcalde, titular de la STPS, dijo que se ha recuperado el 90 por ciento del poder adquisitivo del salario mínimo y el propio AMLO insistió en aseverar que con éste y los programas sociales, su gobierno dispone de un medio eficaz para distribuir la riqueza en México.
Sin embargo, el Acuerdo Contra la Inflación y la Carestía (APECIC), con el que la actual administración federal pretende controlar la inflación, no está funcionando, toda vez que los bienes y servicios básicos continúan al alza.
La organización no gubernamental (ONG) México, ¿cómo vamos? advirtió que el Gobierno Federal omite un aspecto importante de la inflación, el de los “otros servicios”, en los que alcanzó el 7.3 por ciento en los últimos meses de 2022. Además, dijo que es un gran error creer que con acuerdos o controles de precios se puede abatir la inflación.
Canasta básica superior al 35 por ciento
En palabras de Jorge Alvarado Cordero, integrante del Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM), AMLO y su gobierno están dejando de lado la situación mundial, en la que prevalece una hiperinflación. Puso como ejemplo lo que ocurre en Reino Unido, cuyo gobierno emitió un comunicado en el que confirma que cayó en recesión.
El especialista destacó que el incremento del 20 por ciento al salario mínimo no evitará que los 6.4 millones de trabajadores que tienen este ingreso sigan en jaque, porque además de solo matizar el alza de los precios de la canasta básica ha venido a aumentarlos, ya que ésta se ha incrementado por arriba del 35 por ciento.
Por su parte, la ONG Acción Ciudadana Frente a la Pobreza dijo que en lugar de ir hacia adelante en la recuperación del salario mínimo para que alcance a satisfacer las necesidades de las familias, México va hacia atrás, porque al nuevo monto le faltan dos mil 350 pesos para cubrir al menos dos canastas básicas. El salario mínimo, enfatizó la organización civil, debe tener un aumento del 60, no del 20 por ciento.
Otras estimaciones económicas permiten concluir que en enero de 2023 cada trabajador debería ganar tres mil 400 pesos más para cubrir ambas canastas, algo muy lejano a lo que proporcionará el 20 por ciento aprobado.
“Es por eso que un aumento de 15, 20 o 25 por ciento, como lo han propuesto respectivamente el sector empresarial, el gobierno y el sector obrero, por ‘significativo’ que parezca, es totalmente insuficiente. En caso de aprobarse un incremento de 20 por ciento, al salario mínimo general le seguirían faltando dos mil 377 pesos al mes; esto es casi 80 pesos al día”, sostuvo la ONG.
Según el Observatorio del Salario de la Universidad Iberoamericana (UI) campus Puebla, desde enero de 2022, el salario mínimo debió ser de 754.36 pesos diarios y no de 172.87 pesos. Si bien es cierto que en el gobierno de AMLO ha aumentado más que en sexenios precedentes, su cuota actual es aún muy insuficiente para recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y garantizarles un nivel de vida de bienestar.
En ese mismo reporte, el Observatorio de la UI dijo que debido a la inflación, en noviembre de 2022 el monto del salario mínimo debía ser de 817.80 pesos diarios, en contraste con la “demoledora” cuota de 172 pesos diarios.
El especialista en derecho laboral Jorge Sales Boyoli afirmó en una entrevista radiofónica que “el salario mínimo, con el incremento que se decretó (…) tiene el mismo poder adquisitivo que tenía el salario en 1962, con Adolfo López Mateos. Entonces, desde ese punto de vista, sin duda alguna que al camino de la recuperación salarial le falta”.
Con este punto de vista coincide el economista Asael Polo, quien afirma que los salarios mínimos pierden más poder de compra precisamente cuando más se les incrementa. Citó como ejemplo lo que ocurrió en los gobiernos de José López Portillo y Miguel de la Madrid, en contraste con su mayor poder de compra en la década de los años 60, cuando aumentaban poco y subían cada dos años.
Con respecto a este hecho, varios especialistas advierten que el aumento del 20 por ciento en realidad fue de 12 por ciento o incluso del 11.8 por ciento, debido a la escalada de precios de más del 8.14 por ciento, alza no vista en los últimos 20 años.
Aun así, el Gobierno Federal asegura que el aumento beneficiará de manera directa a 6.4 millones de trabajadores formales, cifra mínima si se le compara con los 37.7 millones de trabajadores que no tienen los ingresos suficientes para adquirir dos canastas alimentarias, dice la organización Acción Ciudadana Contra la Pobreza.
De acuerdo con esta ONG, que cita datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 75 por ciento de la población que labora –es decir, tres de cada cuatro trabajadores– gana menos de ocho mil 600 pesos mensuales, el costo promedio de dos canastas básicas. También advierte que el 40 por ciento de la población no cuenta con el ingreso suficiente para superar el umbral de pobreza, porcentaje superior al 38.3 por ciento del trimestre previo.
México alberga a 130 millones de personas, de las cuales 59.5 millones forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, que están en edad de trabajar, buscan trabajo o ya laboran (57.4 millones). Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, de éstos solo 18.3 millones perciben salario mínimo y la gran mayoría trabaja en la informalidad.
Una de las principales causas de la pobreza en México son los bajos salarios. Es el único país donde el salario mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas: es decir, está por debajo de la línea de la pobreza. “Una persona puede tener un trabajo formal y seguir siendo pobre”, comentó el coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, Rogelio Gómez Hermosillo.
Engaño a los trabajadores
En palabras del economista Asael Polo, asesor económico en la Cámara de Diputados, con el aumento al salario mínimo no se aliviará la pobreza de millones de mexicanos. “Considerar los bajos salarios mínimos como una causa de la pérdida de poder adquisitivo y a su aumento como el camino para elevar los ingresos de los trabajadores implica, en primera instancia, desconocimiento de los mecanismos económicos básicos o querer engañar a quienes ven que cada día sus salarios rinden menos”.
A decir del experto, los salarios reales, descontando la inflación, se miden por su capacidad de compra y no pueden aumentarse con un decreto o ley que aumente los salarios. “Si los legisladores o presidentes pudieran elevar de un plumazo el nivel de vida de los trabajadores, ya no habría más pobreza en el mundo”.
La inflación sigue elevándose, sobre todo en los alimentos. Los consumidores mexicanos seguimos pagando más por éstos y por los servicios. Este consumo pega a todos, pero más a quienes destinan la mayor parte de sus ingresos para solventar sus necesidades vitales, sostuvo Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Con una variación del 3.73 por ciento con respecto al mes anterior, el chocolate, los chiles serrano y jalapeño, la zanahoria y el limón fueron los alimentos que más incrementaron su precio, sobre todo en la CDMX y los estados de Querétaro, Tabasco, Tlaxcala e Hidalgo.
El chocolate en polvo subió de 58 a 73 pesos; el chile serrano de 45 a 55; el chile jalapeño de 36 a 44; la zanahoria de 16 a 35 y el limón de 22 a 45 pesos. Además, en solo un año, el aguacate aumentó 31 por ciento; el limón, 28; el aceite, 31; el huevo, 32; la naranja, 91; y la cebolla, 92 por ciento. Una caja de limón, que antes costaba 400 pesos, ahora alcanza los mil 400 pesos.
El investigador del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Económico (CIDE), John Scott Andretta, comentó que la inflación se mide por qué consume el promedio de los mexicanos (canasta básica), pero dijo que los más pobres tienen un consumo más enfocado a la alimentación, cuyos principales componentes han reportado alzas del 14 por ciento, muy por encima de la tasa inflacionaria del ocho por ciento. Por ello, puntualizó, el aumento del 20 por ciento fue realmente de solo el seis por ciento.
Juan Carlos Moreno Brid, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que para combatir realmente la pobreza no basta con subir salarios o crear programas sociales mediante el reparto de dinero, sino que es preciso crear empleos adicionales y aumentar la producción y la productividad.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) reportó que, en octubre pasado, el costo promedio de una comida básica en las zonas urbanas de la CDMX era de dos mil 112 pesos por persona al mes, lo que implica que en un hogar de cuatro personas se necesitaban ingresos mensuales de al menos ocho mil 448 pesos para que todos tuvieran acceso a la canasta básica alimentaria y no vivieran en lo que se conoce como pobreza alimentaria.
En el tercer trimestre de 2022, el número de personas en situación de pobreza laboral aumentó en 1.4 millones más con respecto al trimestre anterior, debido a los ajustes en el empleo. La inflación, sobre todo en alimentos, ha mermado la calidad de vida de los más pobres, incluidos los que aún tienen trabajo, aunque sea mal pagado.
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Escrito por Citlali A. Ramírez M.
Periodista