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El próximo ocho de diciembre se cumplirán 41 años del asesinato de John Lennon a manos del supuesto demente Mark David Chapman, el cual –según su versión al ser detenido y durante el proceso que culminó con la pena de cadena perpetua– “estaba decepcionado” del célebre músico inglés. Pero éste, como muchos asesinatos políticos cometidos en Estados Unidos (EE. UU.), no fue un crimen de un solitario y vesánico individuo; fue, como se ha evidenciado a través de los años, un crimen planeado y ejecutado por la Central de Inteligencia Americana (CIA). Lennon era odiado por la gran burguesía norteamericana, pues a finales de los años 60 y buena parte de los años 70 del siglo pasado, dedicó muchos de sus esfuerzos a denunciar la bestialidad y lo profundamente injusto de la Guerra de Vietnam que sostuvo el imperialismo yanqui en contra de aquella nación del Sudeste asiático. Para el imperialismo norteamericano, Lennon era un “indeseable”, por lo que durante años el gobierno gringo intentó expulsarlo de EE. UU. –en donde residía legalmente–.
El activismo de John Lennon por conseguir la paz y por denunciar las atrocidades feroces de EE. UU. (qué, como demostraron fehacientemente el periodismo y la intelectualidad honestos de EE. UU. y de otras partes del mundo, se cebaban en la población civil vietnamita, lo que se demostró con los millones de civiles abatidos en sus aldeas, quemados en las selvas por las bombas de fósforo blanco y napalm, etc.), lo cual produjo en la juventud –y en general la población norteamericana– la percepción de que esa guerra era un terrible genocidio, algo ajeno y profundamente irracional.
La peligrosidad de Lennon para el establishment, no solo residía en su activismo político, sino en el fuerte impacto que tuvieron canciones como: Working class hero (Un héroe de la clase obrera) canción que denuncia la marginación, el embrutecimiento deliberado de los obreros por parte de la clase dominante, Power to the people (El poder al pueblo), Happy Xmas, War is over (Feliz Navidad, la guerra ha terminado), Woman is the nigger of the World (La mujer es el negro del Mundo), canción que protesta contra la desigualdad que sufren las mujeres en la sociedad actual, Give Peace a Chance (Da una oportunidad a la Paz), canción que se convirtió en un himno pacifista y fue cantada por cientos de miles de personas en las grandes concentraciones de protesta en contra de la guerra de Vietnam; Imagine (Imagina) la más famosa y la de mayor contenido político-filosófico.
El documental Encima de nosotros solo el cielo (2018), de Michael Epstein, es una obra cinematográfica que nos muestra el proceso de creación y grabación de Imagine. En el documento cinematográfico opinan músicos, periodistas, escritores, etc. Y esas opiniones nos acercan con mucho tino y objetividad acerca de la personalidad de John Lennon, de su esposa Yoko Ono; pero también nos muestra el entorno sociopolítico que imperaba en la sociedad norteamericana de esos turbulentos años.
Uno de los que opinan sobre Lennon y su relación con Yoko dice en este filme que lo que dice Lennon en la canción Imagine en realidad es lo que dice Yoko Ono. Formular la relación entre los dos artistas de esa forma peca, según mi modesta apreciación, de esquematismo pues, aunque es cierto que –según el testimonio de amigos y escritores que conocieron al genial músico– Yoko influyó decisivamente en el cambio de cosmovisión de John, éste tenía sus propios rasgos moldeados por una vida llena de dificultades, de sufrimiento desde su infancia. Y precisamente ese precoz sufrimiento es lo que probablemente determinó en buena parte esa profunda identificación entre él y Yoko Ono, quien narra en la historia que, cuando muy pequeña, sufrió la muerte de sus padres por los bombardeos norteamericanos a Japón en la Segunda Guerra Mundial. Lennon se encontró con su complemento intelectual y emocional en una etapa muy crítica de su existencia. Pero Lennon poseía una inteligencia y una sensibilidad grandes, de tal forma que Yoko Ono fue como un detonante de la profundas inquietudes políticas y sociales del genial músico.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA