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Guillermo II: un retrato anticipado de Adolf Hitler
El emperador Guillermo II de Alemania (1890-1918), sobrino del rey Eduardo de Inglaterra y primo del zar Nicolás de Rusia, era aludido con el apodo El Repentino porque era considerado medio loco, muy ocurrente y entre sus estupideces decía que hablaba con Dios; le gustaba que lo mimaran y su manifiesta megalomanía lo llevó al extremo de ordenar la impresión cotidiana de un diario que solo circulaba entre sus allegados con letras de metal de oro y la reproducción de un dibujo suyo en cuadros al óleo en el que exhibía el rostro de un habitante del Extremo Oriente con el título “peligro amarillo”, concepto que inventó para hacer alusión a las apetencias económicas y territoriales de Japón. Dos décadas después, parte de estos rasgos serían replicados por Adolf Hitler, el igualmente dictador belicoso y genocida alemán de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Entre las noticias falsas que Guillermo II utilizó en 1916-1917 para distraer a EE. UU. con una guerra con México y evitar que el presidente estadounidense Woodrow Wilson interviniera a favor de los aliados en la Primera Guerra Mundial, estuvieron la difusión de un supuesto pacto político militar entre México y Japón que se suscribió en el Castillo de Chapultepec en 1910, en el que se invocaron lazos de “milenaria hermandad étnica” entre las dos naciones; otra que decía que el Imperio del Sol Naciente pretendía apoderarse del Canal de Panamá con 10 mil soldados, quienes supuestamente ya se hallaban dispersos en México y Centroamérica; y un supuesto Plan de San Diego, California, que convocado por los mexicanos residentes en esta entidad, Nuevo México, Arizona y Texas, promoverían una revolución para recuperar estos territorios que le habían sido arrebatados a México en el Siglo XIX.
El libro Telegrama Zimmermann incluye además presuntos hechos históricos poco conocidos como la versión de que el asalto del general Francisco Villa al cuartel militar de Columbus, Nuevo México, ubicado en un área muy cercana a la frontera con México, fue sugerido por agentes alemanes a fin de propiciar la Expedición Punitiva (1916); que la imagen mediática político-militar de Villa fue promovida y magnificada por la prensa internacional subvencionada por el gobierno alemán, y que la invasión militar gringa de Veracruz en 1913 se debió a que Alemania quería mantener al general Victoriano Huerta en la Presidencia de México. Esta conseja pareció sustentarse cuando agentes alemanes ayudaron a Huerta a huir a España, desde donde viajó a Nueva York y luego a El Paso, Texas, a fin de supuestamente intentar la recuperación de la Presidencia de México en 1915 con el apoyo del general Pascual Orozco, quien contaba con miles de seguidores en el norte de México.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural