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Perú se encuentra en constantes protestas desde el pasado 7 de diciembre cuando el entonces presidente de la nación sudamericana, José Pedro Castillo Terrones, fue destituido de su cargo y remplazado por Dina Boluarte, contra quien hoy se intensifican las manifestaciones populares.
Los habitantes de la región de la Sierra sur del país (ubicada alrededor de la cordillera de los Andes y que alberga a buena parte de la población quechuhablante, así como sitios importantes, entre los que destacan las antiguas ruinas de Machupichu y la ciudad de Cusco), una de las regiones más pobres y abandonadas, han decidido emprender contingentes rumbo a la capital, Lima, para protestar en contra de la nueva gobernadora.
Boluarte abandonó el diálogo
Aunque el conflicto no es exclusivamente con Boluarte, sino contra todos los funcionarios de Estado, que durante más de una década abandonaron al pueblo peruano y que en menos de cinco años han cambiado de presidente en seis ocasiones, la nueva representante ha abandonado el diálogo y reprime con la fuerza armada a los inconformes.
De acuerdo con los datos oficiales, al día de hoy han muerto 54 peruanos a manos de las fuerzas policiacas.
La mandataria declaró Estado de Emergencia, desplegando en las calles "11.800 efectivos; para el control de disturbios tenemos más de 120 camionetas y 49 vehículos militares, y también la participación de las fuerzas armadas", informó el jefe de la Región Policial Lima, general Víctor Zanabría. "La policía está en alerta máxima".
Esta es la razón por la que el grueso de la población está exigiendo la destitución de Boluarte.
Un problema histórico
Perú es una de las democracias más jóvenes del continente y las elecciones libres y justas se restauraron solo en el año 2001 después del derrocamiento del líder derechista Alberto Fujimori. A partir de ahí comenzó el florecimiento de su economía, pero esto no ha significado una mejora social, sino todo lo contrario.
Perú, como otras naciones del continente, desde hace dos décadas decidió apostarle al libre mercado y logró durante sus primeros años sólidas exportaciones de materias primas e inversiones extranjeras saludables. Sin embargo, las regiones, sobre todo del sur, nunca han recibido beneficios de esos ingresos, así lo advierte el candidato a doctor en Derecho por la Universidad Católica Argentina, Gonzalo Banda Lazarte, quien expresó para BBC News:
"El Estado nunca ha invertido lo suficiente en el sur, ni en escuelas, ni en hospitales ni en ninguna otra obra pública. Pese a que todos los gobiernos han hecho promesas, nunca se cumplieron y hay toda una agenda postergada con respecto al sur", denunció.
Por el contrario, el Estado comenzó a volverse débil e inexistente para las compañías extranjeras que explotan las riquezas minerales que abundan en el Perú meridional, pero que reparten solo para unos cuantos, porque resulta y resalta que mientras la economía se volvía más viril, es decir, más fuerte, las instituciones estatales perdían poder, lo que provocó, evidentemente, que la vox populi se hiciera presente, desaprobando al Estado que perdió control total de la economía nacional. Así lo comunicaba en 2014 el profesor Steven Levitsky, de la Universidad de Harvard.
Total desaprobación del Estado
La pandemia de Covid-19 terminó por desmantelar esta cruda realidad, pues según datos de la Universidad Johns Hopkins, Perú registró durante esos dos años el mayor número de muertes per cápita del mundo por falta de un plan estatal de seguridad social y, aunque durante 2021 su PIB creció 13.3%, las condiciones materiales de los mapuches siguen siendo las mismas. "Han mejorado muchos indicadores y ha habido mejoras en los ingresos, pero no se ha avanzado en institucionalidad. Se ve que sale mucha riqueza y sigue sin haber suficientes escuelas u hospitales", indica Banda Lazarte.
La pregunta es ¿a dónde va ese dinero? De acuerdo con el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 84% de los habitantes desaprueba el desempeño del Congreso. Datos parecidos arroja una encuesta de 2021 de LABOP, de la Universidad de Vanderbilt, donde se afirma que solo el 21% de los peruanos dijo estar satisfecho con el “gobierno democrático”, además, arroja un dato aún más revelador: el grueso de la población está de acuerdo con una toma militar del país.
Cómo están las cosas hoy
En una manifestación ocurrida el pasado miércoles se incendió una sede judicial y una comisaría de Macusani, en la región de Puno, al sureste de Perú, por la muerte de una mujer a manos de la policía. El aeropuerto internacional Alfredo Rodríguez Ballón de Arequipa suspendió sus operaciones a partir de las 11 horas de este jueves. Al momento se registran 54 civiles fallecidos, y se mantiene Estado de Emergencia, sin embargo, los peruanos no quieren otro presidente, quieren un nuevo comienzo, nuevas elecciones en todo el aparato gubernamental, para limpiar a todas las instituciones públicas del país y revolucionar el funcionamiento de un Estado que, desde hace más de 20 años, no ha hecho absolutamente nada por su pueblo dolido. Concuerdo.
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Escrito por Fernando Landeros .
Periodista