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En esta ocasión quiero reseñar el más célebre de los relatos del maestro del cuento y del naturalismo literario francés, Guy de Maupassant, quien en Bola de sebo retrató de manera fiel, por tanto cruda, la podredumbre y falsedad humanas.
Bola de sebo fue publicada en 1880 y su historia se ambienta en el periodo de la ocupación alemana, que fue consecuencia de la guerra franco-prusiana de 1870. Huyendo de ésta, en Ruan 10, personas se disponen a viajar en diligencia hacia el puerto El Havre. Los afortunados son tres matrimonios de aristócratas que desean salvaguardar sus riquezas de los prusianos; un “revolucionario”, dos monjas y Elisabeth Rousset, mujer de la vida galante a quien se conoce como Bola de sebo.
Lo que debía ser un viaje sin contratiempos se convierte en una mala aventura para los pasajeros debido al paso de los ejércitos. No voy a contar toda la historia, pero a fin de dar una idea del objetivo ético de Maupassant solo diré que al enterarse de que Bola de sebo viaja con ellos, desde el inicio de la travesía los otros pasajeros se dedican a hacer comentarios denigrantes en torno al oficio, la conducta y la vestimenta de las prostitutas con la clara intención de que la muchacha abandone el carro.
Pasadas unas horas, el hambre comienza a asediarlos, pero únicamente Bola de sebo llevaba alimentos. A pesar de que éstos no son muchos, su noble corazón la induce a compartirlos con los demás y todos se sacian con lo que les entrega sin importarles que la joven se quede con las migajas. Como necesitan mantener las apariencias y no pueden solo comer y beber lo que Elizabeth les ofrece, se ponen a conversar con ella sobre si Francia debe o no apoyar a Luis Napoleón Bonaparte en la guerra contra los prusianos. Este tema deriva en discusión y queda claro que Elisabeth es diferente a ellos.
El cuento retrata el individualismo egoísta y la hipocresía que caracteriza a las clases adineradas, al clero y a los políticos burgueses de la Francia de entonces, quienes se llenaban la boca diciéndose revolucionarios sin realmente serlo. Maupassant los desenmascara al mostrar la nobleza, solidaridad y hermandad de una mujer que ese sector social catalogaba como “sucia”, “inmoral” e “indecente”, cuando en realidad estos calificativos los merecían ellos sin que sus zapatitos de lazo, pedrería, vestidos ornamentados y trajes sin una sola mancha pudieran ocultarlos.
En Bola de sebo Maupassant muestra las virtudes del pueblo francés, que no posee nada pero puede sacrificarlo todo, hasta su honra, para sobrevivir y buscar el bien común; y también exhibe a los aristócratas que huyen de la guerra y a las clases acomodadas, a quienes no les importa sacrificar, rechazar, calificar de inmorales y explotar a los demás con tal de alcanzar su seguridad personal. Con la presencia de monjas en esa diligencia, Maupassant denuncia la estrecha relación de complicidad que la iglesia católica siempre ha tenido con los ricos.
La lectura de Bola de sebo es también el reflejo de nuestra sociedad. A pesar de los más de 200 años que nos separan de esta obra, las descripciones de Maupassant siguen siendo vigentes porque muestran que la nobleza del pueblo y la hipocresía, abusos y crímenes impunes de la burguesía no son cosa del pasado, sino el pan de cada día. Por eso, querido lector, te invito a leer este pequeño relato; en él descubrirás que nuestra sociedad no ha avanzado tanto como quisiéramos y que debemos unirnos para detener por fin los abusos de quienes tienen poder y dinero.
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Escrito por Libia Carvajal
Colaboradora