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Nuestro coordinador parlamentario, René Juárez Cisneros, en su discurso el día de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, el 1º de diciembre de 2018, señaló con puntualidad y con la energía correcta los siguientes puntos: “El país no se conduce con ocurrencias, es tiempo de construir y contribuir para darle viabilidad a la nación. Nunca estaremos de rodillas ni indignamente. No chantajeamos a nadie ni pedimos compasión o privilegio, sino una relación sustentada en la dignidad. Coordinación sí, subordinación no, no permitiremos el avasallamiento de un poder sobre otro y exigiremos el cumplimiento estricto de la ley. Por ello, es tiempo de decidir, decidir entre la inclusión y la descalificación, entre la democracia o la dictadura, y entre el respeto a la ley o la violación del Estado de Derecho. Entre el fortalecimiento de las instituciones o el resquebrajamiento del Estado. Entre mirar hacia las nuevas generaciones o trabajar para las próximas elecciones. Es tiempo, pues, de dejar de pensar en la reelección y pensar en la nación. Enarbolaremos causas y esperanzas de los que menos tienen. Defenderemos los derechos sociales de las minorías. Vigilaremos el respeto de los derechos humanos, sobre todo de las mujeres y de nuestras niñas y niños. Defenderemos nuestras instituciones que a lo largo de los años le han dado sentido y rumbo cierto al esfuerzo de las y los mexicanos. No podemos acostumbrarnos a vivir en la incertidumbre, al 'me canso ganso', al menosprecio y a la ofensa... Le decimos: no, así no, señor Presidente”.
Suscribo esas palabras de René Juárez, pues tiene razón; a dos meses de gobierno, se nota una intención intimidatoria y persecutoria en contra del Movimiento Antorchista Nacional. Transcribo uno de los comentarios del Presidente en sus conferencias mañaneras como ejemplo de esos ataques, le preguntan: “sobre los permisos de Antorcha Campesina de pipas”, la respuesta del Presidente fue: “todo se está investigando, lo del manejo de las estaciones de distribución de combustible, el transporte, es una investigación que se está haciendo; incluso interviene en eso Inteligencia Financiera de Hacienda; hay información que se le está entregando a la Fiscalía Federal. Nada más ahí quiero señalar, quiero acotar de que lo de Antorcha Campesina no es del sexenio pasado, ya tiene tiempo, o sea, no es que yo esté defendiendo al sexenio pasado, son prácticas... es como lo del robo de combustible, no fue el sexenio pasado, viene de tiempo atrás (sic)”.
Aquí se cumple claramente lo que dijo René Juárez al señalar que “es tiempo de decidir, decidir entre la inclusión y la descalificación, entre la democracia o la dictadura, y entre el respeto a la ley o la violación del Estado de Derecho. Entre el fortalecimiento de las instituciones o el resquebrajamiento del Estado”. Aquí se nota la descalificación, porque la investidura no le permite al Presidente hacer comentarios, acusaciones o insinuaciones que conlleven a la discriminación o a presumir de actos delictivos sin tener pruebas. Fijarse bien cuando señala Andrés Manuel: “Nada más ahí quiero señalar, quiero acotar de que lo de Antorcha Campesina no es del sexenio pasado, ya tiene tiempo”. ¿Qué es lo que tiene tiempo, señor Presidente? “Son prácticas... es como lo del robo de combustible, no fue el sexenio pasado, viene de tiempo atrás”. ¿Cuáles prácticas, señor Presidente? Y acto seguido arremete diciendo que es como el robo de combustible, que viene de tiempo atrás. Entonces, las prácticas de Antorcha Campesina ¿son como las del robo de combustibles? ¿Qué quiso decir, señor Presidente, que Antorcha es una organización de delincuentes?
Después de esos comentarios, se ha lanzado una avalancha de ataques incriminatorios, casi convirtiendo la prensa en poder judicial, pues los señalamientos no son opiniones imparciales y profesionales, sino sentencias condenatorias que dan por hecho lo que no ha sido juzgado por autoridad competente. Veamos: en El Universal, sección Metrópoli, la columna El Caballito titulada ¿Castigo a Antorchistas? dice: “El que inició una lucha contra el Gobierno Federal desde que asumió el cargo el 1º de enero es el alcalde de Chimalhuacán. Jesús Tolentino Román Bojórquez, porque para 2019 no tienen contemplados impulsar proyectos de infraestructura urbana en ese municipio del oriente mexiquense. Nos dicen que el edil de extracción Antorchista está molesto con el presidente Andrés Manuel López Obrador porque desde su gobierno han señalado, de manera pública, que esa organización priista es una de las más beneficiadas con la escasez de combustible porque posee varias gasolineras en diferentes entidades del país. El alcalde, que está en su tercera gestión local, consideró que la Federación no realizará ninguna obra en Chimalhuacán durante este año como una forma de castigar a los Antorchistas, ¿Será cierto?”. Otra lindeza: “IV. Fuera de lugar. De qué sirven las palabras y las exigencias de Jesús Román Bojórquez, alcalde de Chimalhuacán, Estado de México, quien pidió todo el peso de la ley para los responsables del asesinato de la niña Giselle Garrido Cruz, de 11 años, quien desapareció el 19 de enero y cuyo cuerpo fue encontrado este domingo en el municipio de Ixtapaluca. Durante los días previos al hallazgo del cuerpo, ciudadanía, servidores públicos del Ayuntamiento, policías municipales, investigadores de la FGJEM y del orden federal mantuvieron la búsqueda con diversas estrategias, como el uso de binomios caninos, drones y barrido de espacios a cielo abierto. En vez de generar un ambiente de tranquilidad social, el edil exige recursos para seguridad ‘y evitar casos como el de Giselle’. Pena debería tener”. (Excélsior, Frentes políticos). Finalmente, la revista Proceso dice, al referirse al robo de combustibles: “los posibles implicados son (ojo, posibles, sin prueba ni sustento, la reportera lanza el ataque como si ya fuera sentencia) Jesús Kames (sic) Manzano, Friné Soraya Córdova Morán –presunta exdiputada federal– (aquí no se cumple el principio de presunción, pues sí fue diputada y está comprobado y no es delito ser diputado ¿o si?) y Aristóteles Campos Flores, líder de Antorcha Campesina”.
Como se ve, basta un comentario lamentable y poco responsable del Presidente para que se desprenda una andanada de ataques mediáticos. Así no, señor Presidente. Así no se construye una nación democrática. No se construye atacando a sus enemigos, comparándolos falsamente con criminales. Es necesario que el Presidente recuerde su consigna de campaña: “Por el bien de México, primero los pobres” y que Antorcha Campesina es una organización que defiende a los pobres. Si quiere romper el termómetro social, no acabará con la temperatura; combatir a la organización de los pobres de México no acabará con la pobreza. Así no, señor Presidente.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.