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México ocupa el 9º lugar en la producción mundial de algodón, con un millón 162 mil 603 toneladas y produce uno de cada 100 kilogramos cultivados en el mundo. Las seis entidades federativas con mayor cultivo son Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, con el 7.8 y el 6.3 por ciento, respectivamente. La superficie destinada a la siembra es superior a las 241 mil hectáreas en los territorios de Baja California, Sonora y Durango, además de los ya citados.
La fibra del algodón mexicano es larga, resistente y uniforme; su buena calidad goza de mucho prestigio en China, Japón, Corea del Sur y Turquía, países a donde los coyotes la exportan. Es, en definitiva, un tesoro apreciado fuera del país, pero despreciado por un Presidente que se proclama de izquierda; que promete apoyar “primero a los pobres”, pero que no sabe quiénes son los verdaderos pobres. Un Presidente que cuando aún era candidato no salía de San Pedro de las Colonias, pero que desde que llegó al poder se ha olvidado de los trabajadores del campo y pone en riesgo la coexistencia del “oro blanco” en La Laguna.
Las cosechas de algodón, el otrora llamado “oro blanco” de la región de La Laguna, Coahuila, han quedado en el olvido; y este año, los tres mil 500 campesinos de San Pedro de las Colonias disminuyeron su cultivo en más de 50 por ciento con respecto al número de hectáreas que le destinaron en 2020.
Este año, el precio del algodón ha resultado muy favorable –lo cual no se había visto en los últimos 10 años–, pero la falta de apoyos del Gobierno Federal al campo provocó que las ganancias de este cultivo no beneficien directamente a los agricultores y que, en el mejor de los casos, solo recuperen sus inversiones.
Los campesinos de San Pedro afirman que, pese a que el algodón de La Laguna funge como regulador del precio internacional y que por su calidad se exporta a países del Extremo Oriente, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha valorado adecuadamente sus aportaciones a la economía nacional y ha desatendido su producción.
También aseguran que este cultivo necesita un plan estratégico orientado tanto a recuperar la supremacía mundial adquirida durante los años 70 y 80 del Siglo XX, como a evitar que las tierras agrícolas de La Laguna, en especial las de Torreón, sean urbanizadas con fraccionamientos habitacionales y otro tipo de construcciones.
San Pedro de las Colonias se encuentra a 40 minutos de Torreón y es el único municipio de la Comarca Lagunera que cada año mantiene vivo este cultivo; pero desde que AMLO llegó a la Presidencia de la República, la producción algodonera ha ido a la baja debido a los recortes presupuestales destinados al campo mexicano.
En el pasado, San Pedro cultivaba 20 mil hectáreas de algodón; en 2020, este monto se redujo a 16 mil hectáreas y en 2021 bajó a solo ocho mil hectáreas entre los tres mil 500 campesinos del municipio, ya que muchos han preferido producir melón, sandía y nuez.
El cultivo del “oro blanco” comienza en febrero y marzo, cuando se prepara la tierra y se siembra la semilla. Esas labores requieren el uso de maquinaria especial, técnicos, empleados y jornaleros. Un agricultor invierte cerca de 55 mil pesos por hectárea. Cuatro meses después, en las últimas semanas de agosto, empieza la pizca o recolección de la fibra.
Antes de que llegara AMLO a la Presidencia de la República, había un programa de apoyo a los algodoneros denominado Precio de Cobertura a Futuro, que se entregaba en marzo para asegurar el buen precio; pero hoy, estas coberturas son compradas por los coyotes para quedarse con las mayores ganancias, como ha ocurrido este año, cuando el precio de la fibra se encuentra cerca de los 90 a los 95 dólares el quintal, es decir mil 800 pesos.
Los coyotes fueron los ganones
El presidente del Consejo de Administración en la Sociedad de Seguridad Social Unificación Nueva Laguna (SSSUNL), Celsior Galicia Vázquez, advirtió que este año los productores de algodón alcanzaron buenas utilidades; pero como no hubo cobertura del Gobierno Federal, las ganancias terminarán en manos de los coyotes.
Las cosechas tienen un promedio de producción de cinco toneladas por hectárea; y el precio internacional solo beneficiará a los intermediarios comerciales, porque éstos adquirieron las coberturas que la administración federal se negó a proporcionar. Desde que AMLO llegó a Palacio Nacional, retiró apoyos a la producción agropecuaria, entre ellos el pago de seguros agrícolas, Procampo y la comercialización de los productos del agro.
Los coyotes compraron la cobertura en 85 dólares el quintal y a ese precio se pagará a los productores, lo que resulta benéfico; pero ellos lo elevarán a 94 dólares. Los nueve dólares de diferencia por quintal serán para el comprador y no para el productor, quien trabajó arduamente durante más de seis meses, regando sus plantas y cuidándolas de las plagas.
Incluso existe la posibilidad de que en octubre o noviembre suba más el precio del quintal de algodón y que, por lo mismo, aumenten los beneficios de los intermediarios comerciales, lo cual será consecuencia de la mala política económica de la “Cuarta Transformación” (4T), que solo ha generado incertidumbre entre los campesinos mexicanos.
Los productores de San Pedro de las Colonias tenían la esperanza de que la nueva administración realmente iba a ayudarlos, pero ahora sienten que les ha dado la espalda, ya que lejos de obtener buenas utilidades, perderán u obtendrán apenas lo necesario para recuperar su inversión y cubrir los créditos que adquirieron.
La situación habría sido diferente si el Gobierno Federal hubiese adquirido las coberturas con Precio a Futuro; hoy, en el agro nacional, los únicos productores agropecuarios que cuentan con la solvencia económica necesaria para no vender sus cosechas por anticipado –los grandes propietarios de tierra, es decir, los que no son minifundistas– serán también los beneficiarios del alza del algodón.
El costo de las coberturas es muy elevado, ya que ronda en los 500 pesos por paca; y los productores pobres no tienen este dinero; es por ello que los coyotes meten la mano para obtener ganancias adicionales. El Presidente no entiende este hecho; prometió ayudar “primero a los pobres”, pero en realidad los tiene en el olvido, como lo evidencian los recortes presupuestales al campo, entre ellos en los estados norteños del país.
Para los ejidatarios algodoneros de La Laguna, estos años habrían resultado muy generosos gracias al precio internacional de su producto; pero la ausencia de una política federal de apoyo al campo les ha dificultado mantener ese nivel y que en los próximos años, por lo mismo, en lugar de que reciban seis mil 500 pesos por paca, se la compren en cinco mil 500 o quizás menos, por lo que pierden parte considerable de sus inversiones.
Por ello, la mayoría de los ejidatarios se preguntan dónde entonces está el gobierno de AMLO, sobre todo cuando comparan su comportamiento hacia ellos con las administraciones federales del pasado, cuando tenían acceso a créditos mediante la Financiera Rural con tasas preferenciales de interés entre el seis y el siete por ciento al año.
Desde diciembre de 2018, cuando inició la actual administración federal, se les retiró este apoyo y ahora trabajan mediante créditos particulares con tasas de interés que llegan al 14 por ciento, es decir, el doble de lo que pagaban antes. Por ello, la mayoría de ellos no ha tenido ganancias desde entonces y muchos han optado por otros cultivos con mayor rendimiento.
Fue en San Pedro de las Colonias donde Francisco I. Madero escribió La sucesión presidencial, el libro que anticipó la Revolución Mexicana de 1910; también ahí, en 1936, el expresidente Lázaro Cárdenas del Río repartió las tierras de La Laguna. Estos referentes históricos permanecen hoy olvidados por AMLO con su política de espaldas a un cultivo tradicional que está en riesgo de desaparecer en esa región de México.
Los laguneros sacan el orgullo
En los tres primeros años del gobierno del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), los campesinos de La Laguna están produciendo el “oro blanco” con sus propios medios, sin apoyo de la Federación y, en algunas ocasiones, con respaldo del gobierno del estado; pero resienten sobremanera la falta de la Cobertura Precio a Futuro, que resulta vital para su trabajo.
La Cobertura a Futuro era otro apoyo de la Federación porque estaba destinado a cubrir la pérdida total de cosechas a causa del azote de un fenómeno natural extremo. Ahora, los campesinos deben pagar este seguro y negociarlo con el comprador (el coyote), informó Celsior Galicia, quien representa a los tres mil 500 campesinos de la región a través de la SSSUNL.
Esta sociedad tiene una planta despepitadora fundada hace 30 años y donde laboran mil 500 campesinos que se dedican al cultivo del algodón. En ella, la fibra cosechada se limpia, separa, empalma, se pesa por quintales y se guarda en costales blancos listos para su exportación. Esta empresa comunitaria, a cargo de Galicia Vázquez, ha sacado adelante las cosechas de algodón en la región.
Los productores de algodón de San Pedro creían que este año sería el “suyo” debido a que sus cosechas están buenas y el precio internacional resultó óptimo; pero como no adquirieron las coberturas a tiempo, solo les queda esperar a lo que venga. Si logran cinco toneladas por hectárea y venden a 85 u 86 dólares el quintal, tendrán excelentes ganancias; pero por lo regular, el precio ronda los 65 dólares o, a lo mucho, 66, pero con “castigos” a la baja.
Hay quienes venden a “paca cerrada”, lo cual también los ayuda; pero el Gobierno Federal debe ayudarlos a comprar las coberturas en marzo, con ello ya saben a qué precio venderán, y eso los ayuda a decidir si cultivan algodón u otro producto, como es el caso de los agricultores que ahora generan forraje, porque éste les deja buenas utilidades.
El precio del algodón se cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York, Estados Unidos (EE. UU.), a ello se debe que el precio del quintal se maneje en dólares.
Este año se sembró poco algodón, pues solo se cultivaron ocho mil hectáreas, la mitad de las 16 mil de 2020. Estas cifras contrastan con las 20 mil hectáreas de San Pedro, además de las de Francisco I. Madero, Matamoros y Torreón, municipio que ahora es más industrial que agrario, salvo los nogales que quedan en algunas pequeñas propiedades.
La mayor estructura productiva está en San Pedro, donde se encuentran las plantas despepitadoras de algodón. Unas maquilan entre 20 mil y 25 mil pacas por año; otras entre 15 y 20 mil y las chicas apenas llegan a cinco mil pacas. Ahí también hay maquinaria agrícola destinada a la siembra y la recolección del algodón.
“Somos un municipio agrícola. La economía sigue dependiendo de ello. Claro, no es igual que antes. En aquellos tiempos venían familias enteras de San Luis Potosí, Zacatecas y otros estados a recolectar el algodón. El área comercial lucía llena, todo era pizca manual y eso hacía la diferencia”, reveló Celsior Galicia, quien agrega que San Pedro se conserva como un municipio agrícola y eso debe de llenar de orgullo a los coahuilenses.
En La Laguna sería muy redituable estimular el cultivo del algodón, incluso alentar la pizca manual para que al productor le resulte igual recolectar con maquinaria, y con la ventaja de que la colecta a mano es más limpia: no se queda tanto algodón en las parcelas y hay garantía de mayor calidad, es decir, de primera.
Todo esto redundaría en un incremento al precio, se caerían los castigos y, sobre todo, se generarían más fuentes de trabajo. Para cualquier jefe de familia, un ingreso de 200 a 300 pesos diarios sería un “extra” que se sumaría a los de otros miembros de la familia. Esto ocurría en los años 80 y principios de los 90, recordó el dirigente.
Para el dirigente agrario, es lamentable que el gobierno no respalde a los campesinos y que, en la Comarca Lagunera, el Presidente solo incentive el cultivo del maíz y del frijol, región en la que éstos no son costeables porque, en el caso del primero, se trata de grano forrajero, es decir, para alimentar ganado vacuno, no para consumo humano.
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Escrito por César Camacho
Colaborador