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En una página que habla del origen del fuero podemos leer lo siguiente, que vale la pena traer a cuento en el momento en el que se plantea eliminar el fuero a los diputados federales y demás funcionarios públicos que lo tengan: “el 3 de marzo de 1913 muere el senador propietario Leopoldo Gout en la decena trágica y Belisario Domínguez, el chiapaneco, cubre la vacante. Al ingresar al Senado se suma al pequeño grupo de maderistas que formaban la Cámara Alta. El 25 de abril, Francisco León de la Barra, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Huerta, solicita la autorización para que, a los barcos norteamericanos en Veracruz, se les amplíe el plazo para su permanencia en el puerto. Domínguez, en un incendiario discurso, señala que votará “en contra de la autorización que se nos pide, porque ella es un voto de confianza al gobierno que asesinó al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suarez, porque es un gobierno ilegítimo y porque es un gobierno que ha restaurado la era nefasta de la defección y el cuartelazo”. En la sesión del 16 de septiembre, Belisario Domínguez, rehúsa estrechar la mano de Huerta a pesar de estar en la comisión de recepción. El 23 y el 29 de septiembre, los discursos que iba a pronunciar en el Senado son vetados por el presidente en turno de esa Cámara, dado su contenido contra Huerta, a quien llama usurpador, traidor, “vergüenza nacional” y pide su renuncia: “el pueblo mexicano no se puede resignar a tener por Presidente de la República a Victoriano Huerta, soldado que se adueñó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular. Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué se diría a la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que, sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco? Vuestro deber es imprescindible, señores, y la patria espera de vosotros que sabréis cumplirlo. El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso Nacional Mexicano, y la patria espera que la honrareis ante el mundo, evitándole la vergüenza de tener por primer mandatario a un traidor y asesino”. El 7 de octubre de 1913, a las once y media de la noche, es sacado de su habitación en el hotel y conducido a una casa en Tacubaya, donde es torturado y después asesinado brutalmente”. La desaparición de Belisario Domínguez da pie a que la diputación chiapaneca solicite a la Cámara de Diputados investigar el hecho, la cual acepta y pide la solidaridad del Senado. El consejo de ministros de Huerta exige a los diputados retiren su petición y al negarse, es disuelta la cámara por medio de la fuerza y encarcelados 110 diputados. El Senado resuelve su autodisolución.”
(https://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/DPB63.html)
Como resultado de estos hechos surge la inmunidad parlamentaria y el fuero, no a las personas, sino a la figura de diputado, senador o funcionario público de determinado nivel. Cierto es que hay quienes, al amparo del fuero han abusado del poder y desvirtuado el principio por el cual nació el fuero. Hoy lo que pretende la iniciativa de Pablo Gómez es quedar bien con los ciudadanos, pero poner en riesgo a aquellos que disientan con el poder que hoy ostentan los morenistas. ¿Por qué? Porque, aunque no lo digan o no parezca, siempre queda la legitima duda de que con el poder que ostentan podrían llegar a “fabricar” delitos, para después sentenciar y luego encarcelar a los enemigos políticos que ya no gocen del fuero debido a esta reforma. Con el poder en las manos se pueden cometer muchas atrocidades si no se sabe hacer un uso responsable del mismo y la breve reseña histórica traída aquí a cuento, puede dar muestras de la certidumbre de estas afirmaciones.
El fuero no debe ser, efectivamente, una carta abierta para delinquir, para enriquecerse al amparo de éste, ni mucho menos, un arma para abusar del poder de manera constante por parte de los diputados o funcionarios con fuero, pues eso desvirtúa su esencia, la razón profunda por la cual nació; sin embargo, quitar el fuero sí puede convertirse en un mecanismo para acallar a quienes disienten del sistema y del gobierno en turno, pues al hacerlo, tienen la ventana de la fabricación de delitos que con sentencia firme hagan que el inculpado pueda ser procesado y encarcelado, por ende, “eliminado” políticamente y queda siempre el temor de que no vaya a haber algo así detrás de este intento de quitar el fuero.
Las modificaciones hechas por parte de la comisión de puntos constitucionales de la Cámara de Diputados a la iniciativa de proyecto de decreto propuesta por Pablo Gómez, tienen el objetivo de cambiar las reglas relativas a la inmunidad de los servidores públicos con el objeto de que, ante la comisión de un delito, puedan ser sujetos a un proceso penal en libertad y privados de ésta para la compurgación de la pena, toda vez que exista sentencia condenatoria por parte de un juez que cause ejecutoria, respetando la figura parlamentaria constitucional. Según la exposición de motivos del proyecto de decreto, la figura del fuero “es uno de los privilegios que mayor desconfianza y recelo provocan entre los ciudadanos, pues dotan a los servidores públicos de inmunidad procesal”. El texto señala que la inmunidad procesal no es “excluyente de responsabilidades, civiles o penales, que recaiga en parlamentarios que comentan alguna ilegalidad”.
En otras palabras, la inmunidad parlamentaria se respeta y nadie puede ser encarcelado por expresar lo que considere en su cargo de diputado federal; sin embargo, pude ser encarcelado en caso de que, por cometer un delito, recaiga sentencia en firme, pero en un país como el nuestro, la historia ha mostrado, más de una vez, que quienes deben estar en la cárcel están libres y al revés, lo cual hace de este dictamen, en un gobierno que ha mostrado de entrada tantas incertidumbres y falta de claridad de planteamientos, que pueda convertirse la eliminación del fuero en un arma para hacer a un lado a sus enemigos políticos. Esperemos que no sea el caso, en tanto, toca al pueblo unirse, educarse y organizarse para defender a sus representantes y a la verdad con la vehemencia y valentía con que lo hiciera Belisario Domínguez.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.