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Dice Howard Fast al final de una de sus grandes novelas: “Y en tanto que el hombre trabaje y otros hombres tomen y usen el fruto de los que trabajan, el nombre de Espartaco será recordado, susurrado algunas veces y proclamado en voz alta y clara otras veces”. Y desde hace 35 años, ese nombre ha sido susurrado y proclamado en voz alta por el Movimiento Antorchista a través de uno de los eventos culturales y deportivos más importantes del país: la Espartaqueada. Lo hace por diversas razones, pero dos son las más importantes: porque Antorcha sabe que el arte y el deporte hacen a los hombres y mujeres más fuertes, más libres, más sensibles, más inteligentes, más completos y porque, como Espartaco, queremos que la injusticia termine.
El nacimiento de las bellas artes se remonta al surgimiento de la humanidad. Cuando se produjo la división de clases sociales, y una de ellas se dedicó a producir los bienes materiales necesarios para la subsistencia de las otras, fue posible el trabajo de tiempo completo de los que se dedicarían a producir el alimento espiritual de las comunidades. Fue entonces cuando comenzó el distanciamiento entre el pueblo y el arte.
En nuestros días, este distanciamiento se manifiesta con más fuerza y la pandemia lo ha agudizado. Hace poco, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) publicó su Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural 2020, diseñada por su Coordinación de Difusión Cultural. Es importante aclarar que ese estudio fue realizado vía digital, lo que significa que los entrevistados fueron personas con celular o computadora, y que ahora el consumo “cultural” se produce a través de las redes sociales. Es decir, ahora quienes educan, “culturalmente” hablando, son Netflix, FB, WhatsApp, Instagram, Twitter, etcétera.
Por la contingencia, ya no podemos ir al teatro, a los museos, a escuchar un concierto de orquesta. Pero la pregunta es: ¿Antes de la pandemia, los mexicanos asistían? Muy pocos. Entre los grupos sociales que han intentado mejorar esta situación en México, destaca la loable labor del Movimiento Antorchista, organización que ha hecho del arte una de sus banderas.
Próximamente celebraremos los 35 años de la primera Espartaqueada, que inicialmente incluyó exhibiciones de diversas artes y competencias deportivas; pero con el paso de los años, se dividió para que, en un año, se compitiera en el terreno artístico y el cultural y en el siguiente se dieran cita los mejores deportistas del país y de Antorcha. Este evento no gubernamental tiene una capacidad de convocatoria sorprendente, pues en sus foros actúan lo mismo figuras reconocidas en todo el país que artistas o deportistas populares , que sorprenden a propios y extraños por su gran talento. En el foro de las Espartaqueadas se dan cita grandes seres humanos que, surgidos del pueblo y a pesar de la situación de pobreza, luchan con disciplina para elevarse espiritual y físicamente a través del arte y el deporte.
Las condiciones actuales impidieron la tan esperada cita en Tecomatlán, Puebla, pero la Comisión Cultural de Antorcha y todos los antorchistas del país estamos trabajando para llevar hasta ustedes el evento en formato virtual. Es posible que millones de mexicanos, sobre todo los más humildes, no puedan apreciar la danza, música, poesía y teatro que presentaremos; pero en donde sea que haya un antorchista, no duden que buscaremos la forma para hacérselos llegar, por ahora virtual, pero más adelante esperemos que sea presencial. Vamos todos a celebrar 35 años de la mejor justa cultural y deportiva del país y, por qué no, a recordar y homenajear a Espartaco, quien es llama viva de la revolución proletaria y de un mundo sin pobreza ni desigualdad.
Escrito por Vania Mejía
COLUMNISTA