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Hay una canción de la gran compositora jalisciense, Consuelo Velázquez, que se llama: Te lo dije, e inicia diciendo, justamente, “Cuántas, cuántas veces, te lo dije...”. Hoy es necesario recordar al pueblo mexicano que le advertimos a tiempo de los riesgos de votar por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y de poner en la Presidencia de México a Andrés Manuel López Obrador (AMLO). ¿Qué le dijimos? Que el triunfo de Morena y de AMLO significaría un retroceso para el país porque buscarían instaurar un gobierno con tintes neofascistas y dictatoriales. Dijimos que estábamos de acuerdo en que los males del país tenían como causa el neoliberalismo, pero acto seguido dijimos también que la solución a los males de México no consistía en “combatir la corrupción”, ni tampoco en hacer de los programas de transferencias monetarias directas el eje para “combatir la pobreza”, pues en ambos casos se combatían efectos y no causas.
Efectivamente, dijimos en su momento que el problema de este país era el neoliberalismo, es decir, el modelo económico; pero, al mismo tiempo, señalamos que la solución se encuentra, precisamente, en el cambio de modelo económico. Hemos dicho también que este cambio no lo puede hacer ningún individuo, por muy valiente y honrado que sea, pues la fuerza verdaderamente capaz de lograr ese cambio es el pueblo organizado y que no bastaba con salir a votar, que el pueblo organizado debía tomar conciencia de su fuerza, de su capacidad transformadora y, por lo mismo, que debía luchar para conquistar el poder político del país e instrumentar su programa de acción, que consiste en cambiar el modelo económico sobre la base del modelo capitalista de mercado actual, pero con los siguientes cambios concretos: primero, impulsar una política agresiva de generación de empleo para todos aquellos que quieran laborar; segundo, promover efectivamente que se eleven los salarios para que sean remuneradores, aunque con control de precios, para evitar efectos inflacionarios nocivos; tercero, que se cambie la política fiscal de modo que se pueda instaurar una política fiscal progresiva, es decir, una política en la que paguen más impuestos quienes tengan más dinero y que no paguen los mexicanos de bajos recursos y, finalmente, que el gasto social se reoriente a la construcción de obras y al otorgamiento de servicios principalmente para los más necesitados.
En vez de este modelo económico que plantea Antorcha, ¿qué ha planteado el nuevo gobierno que se dice de izquierda y se da el lujo de proclamar que no existe otra izquierda? Una lucha contra el huachicol sin ningún detenido y con más de 120 muertos en Hidalgo, así como con desabasto de combustible; con la compra de 500 pipas a Estados Unidos (pudiendo comprarse en México), que no cumplían la norma para transportar combustibles, para lo cual adecuaron la norma con el riesgo de que en el futuro haya accidentes; la cancelación arbitraria de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, un proyecto que le podía traer al país condiciones para el desarrollo económico y de mercado y cuya cancelación fue un error a todas luces; se aprobaron proyectos que no le darán rendimientos al país en los próximos años debido a su inviabilidad financiera: la refinería de Dos Bocas, cuando las actuales refinerías operan con elevados costos; el Tren Maya, que muy pocas personas ocuparán y que, por lo tanto, no será rentable; y, finalmente, la siembra de árboles que no darán fruto sino hasta dentro de 10 años; eso sí, fue suspendido tajantemente el Ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF-2017), que servía para construir obras de infraestructura para el desarrollo regional. Asimismo, el gobierno actual ha mostrado su incapacidad en el manejo de instituciones fundamentales como el caso de Pemex, al grado de que ya las calificadoras prestigiadas del mundo (que ya fueron “descalificadas” por el Presidente de México), están a punto de considerar que nuestros bonos tienen la calidad de “bonos basura”, de ocurrir esto, retirarían los capitales y, en caso de que necesitáramos adquirir nuevos préstamos, éstos serían con tasas muy altas, generando con ello una espiral negativa de pago de intereses y deuda al nivel del 20 por ciento del PEF al año, o sea, estaremos trabajando para pagar el servicio de la deuda y sus intereses, justo de lo que se quejaba Morena con los gobiernos anteriores. Pero no solo eso, en un accidente aéreo murieron la gobernadora de Puebla, el senador Moreno Valle y tres personas más y hasta la fecha el incidente no se ha aclarado. Se ha lanzado una campaña de acusaciones y medidas en contra de las asociaciones civiles, las estancias infantiles y las organizaciones sociales, descalificándolas y acusándolas sin pruebas de corruptas, intermediarias y de vivir a expensas del presupuesto federal, repito, sin aportar pruebas. Lo más grave es que se están gestando las condiciones para la formación de un gobierno fascista (y también lo advertí con tiempo en este mismo espacio), pues si alguien se atreve a criticar al Presidente, de inmediato se lanzan ataques mediáticos y desde todas las instancias del Estado para golpearlo, incluso jurídicamente, como sucedió recientemente con el titular de la Comisión Reguladora de Energía.
A esto hay que agregar la reforma al Artículo 19º de la Carta Magna, en el que se agregan delitos graves, algunos sumamente abstractos (entre ellos la corrupción); ahora, si alguien tira una cáscara de plátano al piso y va pasando un elemento de la Guardia Nacional, lo puede detener, llevarlo ante la fiscalía y acusarlo de corrupción, con lo que es suficiente para que vaya a la cárcel de forma directa. De esta suerte, se podrán fabricar delitos para los enemigos del régimen y las cárceles, hoy saturadas, no alcanzarán para meter a tanto inocente; por su parte, saldrán libres aquellos que cuenten con los recursos para sobornar a los fiscales y puedan pagar abogados para defenderse.
Le dijimos al pueblo que, de votar por Morena, se estaría gestando un gobierno centralista que impediría el desarrollo de las organizaciones sociales, que promovería la atomización de la sociedad para debilitarla y para perpetuarse. Decía en la radio un analista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el doctor en Derecho por la Universidad de Yale, Alejandro Madrazo Lajous, que, si la oposición le otorgaba al presidente AMLO la Guardia Nacional en los términos en los que él la quiere, nos fuéramos olvidando de ser oposición, pues se habrían sentado las bases y las condiciones para controlar todos los procesos sociales, a todas las asociaciones y a todas las instituciones, generando así un gobierno dictatorial y militarizado. Estas afirmaciones son duras, pero tienen un gran contenido de verdad. El Movimiento Antorchista tiene el mérito de haberle advertido al pueblo de México con tiempo que esto podría pasar: se los dijimos. Pero, aún estamos a tiempo: unámonos, organicémonos y luchemos para defendernos juntos de las arbitrariedades. El instrumento para la defensa del pueblo ya existe y es el Movimiento Antorchista Nacional.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.