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Roma, la última frontera (segunda de dos partes) 
Este documental narra esa larga historia en la que los habitantes autóctonos de lo que hoy es Inglaterra, País de Gales y Escocia, opusieron una gran resistencia antes de ser sometidos por Roma
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Este documental narra esa larga historia en la que los habitantes autóctonos de lo que hoy es Inglaterra, País de Gales y Escocia, opusieron una gran resistencia antes de ser sometidos por Roma, la mayor potencia económica, política y militar de la antigüedad. Para el año 47 a. C., el emperador Claudio designó a Ostorius Scapula como jefe de la colonia Britania. Este jefe militar romano inició la conquista de lo que hoy se conoce como País de Gales; vivió la rebelión de los siluros y los ordovicos y sus huestes apresaron a Carataco, quien había desarrollado una nueva táctica de combate, la guerra de guerrillas, en la que no se realizaba una batalla campal y que permitía a los britanos desgastar al ejército romano. Carataco fue llevado a Roma y el emperador Claudio decidió ejecutarlo, junto con su familia; pero un momento antes de su ejecución –señala el historiador Tácito–, Carataco dijo “si no me hubiera rendido, nadie nos hubiera conocido…si me matas, ambos seremos olvidados…si me perdonas, tú serás símbolo de piedad y te recordarán…”. Claudio le perdonó la vida, Carataco vivió en Roma el resto de su vida y ya nada se supo de él. 

El dominio del Imperio Romano sobre Britania continuó, pero las rebeliones siguieron. La revuelta más importante fue encabezada por una mujer llamada Boudica. En el año 60 d. C. Boudica puso a temblar a todo el poder de los romanos en la Isla. Tenía razones personales para odiar a los romanos; según el documental, antes de morir, su padre, deseando congraciarse con el emperador romano, dispuso en su testamento que la mitad de sus riquezas fueran entregadas a éste; pero los romanos no consideraron amistoso este gesto y,  abusando de su poder, cometiendo una serie de actos contra de población de Britania. Los soldados romanos despojaron a Boudica de sus riquezas, la azotaron y violaron a sus dos hijas. El rencor de Boudica fue el motor de su audacia y temeridad para enfrentar a los ejércitos romanos. Con la rebelión de Boudica, las tribus británicas, encabezadas por la tribu de los trinovantes, logró la expulsión de las huestes romanas de lo que hoy es Londres (que por aquel entonces se llamaba Londinium). El procónsul Cayo Suetonio Paulino huyó de Londres; pero después, reuniendo a todos los soldados romanos que quedaban en la colonia (seis mil, según el documental) decidió enfrentar al ejército de Boudica. Las crónicas de la batalla registran que Boudica perdió la guerra y que su gran error fue haberse confiado y enfrentar a Paulino en campo abierto, pues los ejércitos romanos eran expertos en batallas campales. Paulino le tendió una trampa al ejército de Boudica; cuando las huestes de ésta se acercaron a la formación romana, fueron recibidas con lanzas que diezmaron a los britanos, inutilizaron sus escudos y facilitaron la arremetida de los legionarios, quienes masacraron a sus contrincantes. Otro gravísimo error de Boudica fue dejar, a sus espaldas, carretones en donde esperaban, en calidad de espectadores, las familias de los combatientes autóctonos. Cuando el ejército trató de huir, estos carretones se convirtieron en una barrera que no permitió la huida: al final, Paulino masacró a los guerreros de Boudica y aniquiló a los familiares de los insurrectos. 

Los romanos dominaron con éxito Britania gracias a que lograron romanizar a las élites autóctonas, permitiendo a las familias ricas conservar sus posesiones y compartiendo con ellas, de alguna manera, el poder económico; pero más del noventa por ciento de la población era pobre y explotada; el esclavismo era la fuente más segura de enriquecimiento de esas élites extranjeras y nativas y la minería era la actividad en que más se utilizaba la fuerza de trabajo esclava. El emperador Adriano, para proteger a la colonia romana de las tribus de Caledonia (hoy Escocia), mandó construir una muralla de más de 120 kilómetros de longitud y más de 20 metros de altura; ese muro existe aún y es un antecedente de los modernos muros construidos para “proteger” a las naciones imperiales (remember frontera México-EE. UU.). Un dato muy elocuente sobre el significado del dominio romano en Britania: el comercio que se estableció en la colonia romana realizó un tráfico de riquezas tan grande, que solo pudo lograr los mismos niveles entre Gran Bretaña y el exterior hasta los siglos XVII y XVIII. A principios del siglo V, el Imperio Romano se empezó a desmoronar. A medida que crecían las rebeliones en colonias como Galia y Germania, los ejércitos romanos fueron evacuados de Britania. El documental sostiene que, cuando los romanos abandonaron Britania, ésta volvió al régimen tribal. Yo creo que esto no es verdad; un nuevo sistema socioeconómico florecía en toda Europa: el feudalismo.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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