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Fátima Monterrosa
En días pasados, durante el programa de Televisa llamado Punto de Partida, en el que la periodista Denise Maerker
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En días pasados, durante el programa de Televisa llamado Punto de Partida, en el que la periodista Denise Maerker es la titular visible, fue lanzado un ataque en contra de la organización de los pobres de México, el Movimiento Antorchista Nacional. El origen del ataque partió de las declaraciones del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien días antes, en su conferencia matutina, emitió una opinión relativamente favorable a Antorcha Campesina: dijo que hizo un viaje a la montaña de Guerrero y que a lo largo del camino había visto varias gasolineras con pipas propias y, acto seguido, hizo referencia a la existencia de grupos propietarios de 400 gasolineras que no tenían pipas propias y que, por lo mismo, debería premiársele y reconocérsele a aquellos que hacen ese esfuerzo de tener la pipa particular y no depender de las de Pemex. Finalmente, enfatizó que esas gasolineras eran de “Antorcha Campesina”.

Pero estas declaraciones parecen no corresponder al contexto, pues en cada evento en el que el Presidente trata el tema de sus programas sociales, hace énfasis en que “no habrá intermediarios”, que no le darán dinero a las organizaciones para que éstas lo entreguen a sus agremiados, repitiendo como un estribillo: “nada de que soy de la organización Francisco I. Madero (otras veces dice Francisco Villa), o de la organización Emiliano Zapata, o de la ‘Antorcha mundial’”. En principio, vale la pena aclarar tres cosas: primero, hay que decir claramente que sí habrá intermediarios, porque se asegura que el recurso será entregado mediante tarjetas bancarias, es decir, serán entregadas mediante un intermediario: los bancos, que también son organizaciones, pero con fines de lucro, que se beneficiarán con el manejo del dinero público, pero eso “parece que sí está bien”; segundo, “Antorcha mundial” no existe en México, se trata de una forma burlona, discriminatoria y peligrosa de referirse al Movimiento Antorchista y eso no debe hacerlo, por su investidura, el Presidente; y tercero, reiteramos que el Movimiento Antorchista no es una organización intermediaria, nunca lo ha sido, pues todos los recursos que gestiona no los dispone la organización, son las autoridades competentes quienes las entreguan, con base en las reglas de operación vigentes, a los beneficiarios de cada obra o programa. Por ejemplo, para recibir un tinaco los solicitantes debían llenar para la anterior Sedesol un formato llamado CUI (engorroso y con más de 60 campos para llenar); además, debían enviar fotos georreferenciadas con el material recibido, copia de credencial de elector, etc.; el apoyo en especie le llegaba directamente al ciudadano beneficiado y las instancias correspondientes se encargaban de verificar el hecho. Los antorchistas nunca hemos tenido inconveniente  en que le entreguen directamente a los beneficiarios el apoyo, siempre lo ha hecho así el gobierno y nosotros nunca hemos servido de intermediarios.

Si el Presidente menciona a Antorcha como propietaria de gasolineras, los famosos “chairos” proceden de inmediato a vociferar que “hay corrupción”, “huachicoleo” y comienza una campaña agresiva e irracional en contra del Movimiento Antorchista “criminalizando” lo que es legal y legítimo; desprestigiar a Antorcha es el verdadero propósito y esto se explica por tratarse de una organización vigorosa, bien estructurada y que representa los verdaderos anhelos del pueblo pobre.

Éste es el contexto en el que Fátima Monterrosa publica un “refrito” de un reportaje publicado hace siete años, con el mismo tono, que tambien esta vez transpira odio contra el pueblo organizado, miente para golpear a Antorcha, a quien acusa, una vez más sin probarlo, de ser un “grupo de choque del PRI”, mentira que anula cualquier valor al cuestionable trabajo “periodístico”.

Antorcha no es un grupo de choque, por el contrario, es una organización que defiende los intereses del pueblo pobre conforme a derecho; nos basamos en los artículos 6º, 8º y 9º de nuestra Carta Magna para orientar nuestra actividad. Antorcha no promueve actos vandálicos, no rompe cristales, no usa machetes, etc., por ello, usar el epíteto de “grupo de choque” expresa la pobre investigación en el reportaje y la mala fe, pero revela algo más grave, que Denise Maerker, al dejar pasar aseveraciones falsas, se vuelve cómplice de las fake news y pone en duda su profesionalismo.

Finalmente, se acusa al Movimiento Antorchista de poseer gasolineras, pero eso no es una novedad; se trata de un hecho que hemos manifestado en forma pública, una vez sí y otra también, algo que deberán reconocer los izquierdistas algún día y las organizaciones sociales de México y del mundo: desde nuestro nacimiento, y gracias al gran genio de nuestro dirigente nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, se planteó que la forma de sostener y fortalecer nuestra lucha organizada debía ser mediante la creación de una base económica sólida, con negocios cuyas ganancias no tuvieran como fin enriquecer a unos cuantos, como sucede en México, sino que sirvieran de fuente de financiamiento para emprender la lucha. En los tiempos previos a la Revolución de Octubre, algunos partidos revolucionarios llevaban a cabo la recaudación de fondos mediante el robo de bancos; se sabe que la guerrilla utiliza el método del secuestro y rescate para financiar su lucha; también hay organizaciones que para existir dependen del erario, por ejemplo los partidos políticos (a Morena se le asignaron mil 553 millones de pesos este año para realizar su labor); pero es a Antorcha, que no depende de un subsidio gubernamental y que ha creado,  su estructura financiera con muchos años de trabajo, sudor, ataques y esfuerzo, es a quien pretenden desvirtuar.

En 1992, cuando estudiaba en la Universidad Autónoma Chapingo, participé en una colecta nacional voluntaria para reunir los recursos necesarios para adquirir una gasera en la Sierra Norte de Puebla. En 1993, los antorchistas realizamos un acto público para festejar la adquisición de dicha gasera; desde entonces, las ganancias de este negocio, honestamente administrado, han permitido hacer reinversiones en negocios y pagar nuestra lucha, que no cuesta poco.

Lo positivo de estos ataques es que fortalecen nuestra convicción antorchista y nuestra unidad; nos hermanan más y nos consolidan, disponiéndonos a luchar con mayor ahínco, defendiendo los intereses de los desamparados de México. Los antorchistas estamos listos para salir a la calle por miles o cientos de miles, para defender los derechos de petición, organización y manifestación pública de nuestras ideas, consagrados en la Constitución. Ése es el mejor antídoto ante los injustificados ataques contra de Antorcha.


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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