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"De la finitud", de Günter Grass
El humor grácil y crítico que desplegó el autor de El tambor de hojalata (1959) –la denuncia más detallada del terrible acoso que los nazis ejercieron contra el pueblo alemán entre 1933 y 1945– también está presente en "De la finitud".
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En este libro póstumo el gran escritor alemán (Danzig 1927-Lübeck 2015) dice adiós al mundo y a la vida con una muestra de arte multidisciplinario integrada con 200 poemas en verso y prosa e igual número de dibujos y acuarelas. El humor grácil y crítico que desplegó el autor de El tambor de hojalata (1959) –la denuncia más detallada del terrible acoso que los nazis ejercieron contra el pueblo alemán entre 1933 y 1945– también está presente en De la finitud, así como en algunos destellos de lo que analistas suelen llamar “realismo mágico”, ese brote de fantasía artística que no es exclusivo de ninguna época de la literatura nacional, regional e internacional. El texto que abre el compendio reseña los rasgos literarios de Grass y su objetivo central: asumir la muerte próxima, poner en orden los últimos pensamientos y preparar el viaje hacia la nada. Lleva el subtítulo Ser proscrito:

“Cuando el corazón, los pulmones y los riñones obligaron una y otra vez al fumador de pipa a ir al taller de reparaciones, donde él, como lamentablemente Yo, con un goteo puesto, tenía que tragar un montoncito de creciente de pastillas que, de colores, oblongas y redondas, susurraban las leyendas de sus efectos secundarios; cuando la edad, penetrantemente malhumorada, formulaba las preguntas ¿cuánto tiempo aún? Y ¿pero por qué?, y no le resultaba fácil esbozar imágenes ni ensartar palabras; cuando el mundo se le escapaba con sus guerras y daños colaterales, y sólo buscaba aún el sueño, trucado en bocaditos –ajeno a sí mismo, comenzó a lamerse las heridas-; cuando se había secado también la última fuente, me refrescó, como si siguiera existiendo respiración boca a boca, el beso de una musa no profesional y enseguida acudieron imágenes acosadas por palabras, se me brindaron papel, lápiz y pincel, hizo su débil oferta una naturaleza otoñal, hice correr la acuarela, garrapateé por gusto y, temiendo la recaída, comencé a vivir de nuevo con ansia.

“Sentirme. Ser un proscrito ligero como una pluma, aunque dispuesto desde hace mucho a ser derribado. Soltar sin vergüenza la correa al animal. Ser éste o aquél. Resucitar a los muertos. Distraerme con los harapos de mi compañero Baldanders. Extraviarme con decisión. Buscar refugio bajo sombras plumeadas ¡Decir ahora!

“Me parecía que el Yo podía cambiar de piel. Como si pudiera encontrar el hilo, cortar el nudo, como si el hallazgo felicidad tuviera un nombre repetible”.

El último texto es un poema escrita con habla popular alemana que el traductor Miguel Sáenz vertió al habla común castellana: “Aora había sío ya,/ Aora ha tenío bastante,/ Aora ha pasao y acabao,/ Aora ná se mueve ya,/ Aora no pué pedos ya./ Aora no kié disgustos más/ y prontico será mehó/ y no kda ná más/ y por toas partes finitud”.

Gunter Grass también fue autor de otras novelas célebres, entre ellas Amor de perro, El gato y el ratón, Es cuento largo, A paso de cangrejo y El rodaballo.


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista cultural


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