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La votación que en agosto pasado retiró a un sindicato la titularidad del contrato colectivo de la planta automotriz General Motors (GM) en Silao, Guanajuato —el cual fue solicitado por el gobierno de Estados Unidos (EE. UU.)—, no se traducirá en la democratización del sindicalismo nacional ni en la mejora salarial automática de los trabajadores mexicanos, dijo a buzos el maestro en ciencias jurídicas por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INCP), Everardo Lara Covarrubias.
El experto aseguró que la iniciativa estadounidense, formulada dentro del marco jurídico del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), no tiene ninguna buena intención y recomendó a los trabajadores mexicanos que no confundan esa injerencia externa como un apoyo incondicional y desinteresado a sus luchas y libertades sindicales, las que en el futuro deberán realizarse con base en un análisis estricto de la pésima y corrupta gestión laboral de la mayoría de las organizaciones y centrales sindicales del país.
El recuento del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) en la GM de Silao fue consecuencia de una queja que la Representación Comercial de EE. UU. (USTR) interpuso el 12 de mayo contra esta empresa trasnacional por presuntas violaciones a los derechos de los trabajadores. Un día después, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aceptó la queja y aseguró que los hechos ya habían sido corroborados y denunciados por las autoridades mexicanas.
Tres meses después, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) resolvió en definitiva el proceso de legitimación y avaló que el contrato firmado por el sindicato Miguel Trujillo López, que hasta entonces representaba a los trabajadores de la GM de Silao, dejó de tener efecto. Ahora, la empresa está obligada a garantizar los derechos y prestaciones adquiridas por los trabajadores, pero con contratos individuales.
La queja de la USTR es tan solo uno de los resultados de la reforma laboral impulsada por el Gobierno Federal en 2019, el cual se amoldó a las exigencias impuestas por EE. UU. para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, hoy T-MEC). Entre dichas reglas resalta la obligación del gobierno mexicano de garantizar que las tres mil 347 agrupaciones laborales registradas en la STPS actúen con base en la libertad de los trabajadores y las más estrictas normas de la democracia sindical.
Lo que salta a la vista en la actitud del gobierno del país vecino es su interés en los procesos democráticos del sindicalismo mexicano. A fin de profundizar en este fenómeno político, este semanario conversó con el maestro Lara Covarrubias. Ésta es la versión íntegra de la entrevista.
buzos (b). ¿Por qué el gobierno estadounidense está tan interesado en el proceso de legitimación de un sindicato de obreros en México?
Everardo Lara Covarrubias (ELC). Los obreros de la GM estaban en un procedimiento de legitimación del contrato colectivo. De acuerdo con la Reforma Laboral de 2019 (impulsada a exigencia de los norteamericanos), todos los sindicatos en México están obligados a legitimarse si quieren conservar vigentes sus contratos de trabajo activos. Legitimar quiere decir que la mayoría de los trabajadores aprueben el contracto colectivo mediante el voto universal directo y secreto. Éste es el primer caso de queja de EE. UU. por un asunto laboral en México después de que se firmara el T-MEC. Por eso se tiende a decir que la experiencia de los trabajadores de la GM en Silao puede ser un laboratorio que se extienda a todo el país, lo que lo convierte en un asunto que todos los trabajadores deben valorar.
En México existen aproximadamente 580 mil contratos colectivos, de los cuales se han legitimado apenas unos mil 500, uno de los más importantes es el de la GM de Silao. Es decir, se viene la lucha de los sindicatos por los nuevos contratos colectivos. La GM de Silao es de los primeros contratos que están siendo legitimados. El primero de mayo de 2023 deberán estar legitimados todos los contratos colectivos. Los que después de esa fecha no logren legitimarse, quedarán sin efecto; quiere decir que los trabajadores seguirán teniendo sus mismas condiciones de trabajo, el mismo nivel salarial, pero ya no tendrán un contrato colectivo ni un sindicato que los represente ni los defienda.
b. El gobierno de EE. UU. presionó a México mediante el T-MEC para democratizar sus sindicatos obreros.
ELC. En efecto. Una de las condiciones para la aprobación de ese tratado fue que México aprobara una ley laboral que garantizara la libertad sindical. Pudiera parecer un poco extraño que el gobierno de EE. UU. se preocupe porque haya una ley laboral que priorice los derechos sindicales de los mexicanos y, además, que se respete, que se haga efectiva. Sin embargo, no tiene nada de extraño, no debe sorprender a nadie, porque en realidad el gobierno norteamericano está defendiendo sus propios intereses.
La representante comercial de EE. UU., Katherine Tai, y el Departamento de Trabajo del gobierno norteamericano han dicho que no van a competir con mercancías hechas por trabajadores que ganan un salario miserable como el que se gana en México. Está muy claro que ellos no están defendiendo a los trabajadores, aunque así parezca; lo que quieren es que su comercio les beneficie, y sí les beneficia.
En el marco de la discusión para la firma del nuevo T-MEC, el gobierno del entonces presidente Donald Trump acusó a México de competir de manera desleal, pues reducía sus costos de producción con cargo al pago de salarios miserables a sus trabajadores. Mientras en México el salario mínimo asciende a 141.7 pesos por jornada diaria, en EE. UU. el salario mínimo es de 15 dólares la hora, es decir, el equivalente a 300 pesos por hora, dos mil 400 pesos en una jornada de ocho horas.
La propia Secretaria de Comercio de México, Tatiana Clouthier, dijo que con la aprobación del capítulo laboral del T-MEC, se les había abierto más la puerta a los americanos para que ellos promovieran los conflictos y además fueran los jueces en su resolución. Lo que le faltó decir a la Secretaria es que quien abrió la puerta fue el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), un gobierno del cual ella forma parte.
Esto de la cuestión laboral es uno de los saldos que los americanos tienen para meterse hasta la cocina en nuestro país. Otros tienen que ver con las cuestiones ambientales; otros son las cuestiones de las reglas de origen de los productos. O sea, el T-MEC está hecho a la medida de los intereses norteamericanos para irse apoderando de muchos de los aspectos de la política mexicana.
b. Pero los trabajadores podrían pensar que eso les beneficia. De hecho, ven positivo que el gobierno estadounidense promueva que les den un mejor salario.
ELC. Lo que usted dice es cierto, sin embargo no es automático. El caso de Silao es muy ilustrativo, pero esto se puede extender a muchas otras empresas. He de decir que el sector automotriz no es el sector más castigado en este país en cuestión de salarios. Está peor la industria textil, la maquiladora, la manufacturera. Entonces, ¿por qué la industria automotriz es la primera interesada en la supuesta “libertad sindical”? Porque es un sector muy lucrativo en el cual EE. UU. tiene especial interés.
Fíjese, la segunda queja que interpuso el gobierno norteamericano se realizó en Tridonex, una empresa de autopartes en Matamoros, Tamaulipas. ¿Por qué? Ah, bueno, porque estamos hablando de esa industria, la industria automotriz en la que los norteamericanos tienen especial interés. Dentro de las exportaciones mexicanas de automóviles, el 75 por ciento de la producción va hacia EE. UU. Por eso tienen especial interés.
Después de los trabajadores de la educación, los trabajadores ocupados en procesos de fabricación industrial y manufacturas como la automotriz son la segunda membresía más sindicalizada en el país. A decir del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el personal ocupado en la industria automotriz está conformado por 824 mil personas, de las cuales 71 mil son obreros y 114 mil, empleados. En tercer sitio se encuentran los trabajadores administrativos, cuya mayor agrupación es el de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).
b. Aun así, ¿la exigencia de aumento salarial beneficiaría a los trabajadores?
ELC. Yo respondo que no; no es automático. Los trabajadores de la GM se quedaron sin contrato colectivo por no legitimar a su sindicato. ¿Quién los va a defender? Es cierto que la mayoría de los trabajadores desconoció el contrato; el contrato lo tuvo durante 11 años la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y los cetemistas se ganaron a pulso el repudio de los trabajadores. La empresa y el sindicato de la CTM hicieron hasta lo imposible –como seguramente lo van a hacer la mayoría de las empresas en este país– por conservar ese contrato que bastante poco ayuda a los trabajadores.
Pero ahora, ¿quién va a sustituirlos? Ése es el asunto. En el caso de la GM de Silao hay muchas posibilidades; todavía no está claro quién se quedará con ese contrato, incluso algunos grupos cetemistas tienen derecho a intentar ganar nuevamente el apoyo de los trabajadores, pero están tan quemados que desde mi punto de vista están prácticamente nulificados. Es muy difícil que puedan rehacerse. Ahora están surgiendo algunas alternativas muy afines al gobierno actual; sindicatos cercanos a la 4T. Un caso específico es el de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que aunque se dice autónoma, de autónoma solo tiene el nombre; nadie debe confundirse. El propio Presidente de la República fue en febrero del año pasado a su décimo congreso; su líder sindical, Pedro Haces Barba, fue senador en la LXIV Legislatura por Morena. ¿Dónde está la autonomía? Yo no la veo por ningún lado. Al contrario, ahora, usando mecanismos gubernamentales, aprovechándose del gobierno, con los instrumentales que les da el gobierno, los funcionarios de la 4T van a tratar de quedarse con el contrato y tienen muchas posibilidades de logarlo.
Entre los escándalos entre los líderes sindicales y el gobierno de AMLO sobresale el caso de Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, (SNTMMSSRM), quien también funge como presidente de la Confederación Internacional de Trabajadores y es senador por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) desde 2018. El SNTMMSSRM cuenta con una trayectoria de 87 años y concentra a la mayoría de los trabajadores de las minas. Durante su historia ha sido señalado en varias ocasiones por haberse coludido con todos los gobiernos en turno, negociar con ellos y dejar a su suerte a los mineros y obreros metalúrgicos.
En resumen: pasar de un sindicato cetemista, charro, tradicional, vendido, entregado a los patrones, a un sindicato renovado pero igualmente entreguista que el anterior, ¿en qué va a beneficiar a los trabajadores? Por eso decía yo que no es automático el beneficio.
b.- ¿No hay nada qué hacer, entonces? ¿Están los trabajadores mexicanos atados de pies y manos?
ELC. Los trabajadores tienen una oportunidad para sacudirse todo tipo de charrismo, pero eso depende de que logren unificarse y sean capaces de identificar al viejo charrismo y también al nuevo. Por eso digo que sí existe esa posibilidad, pero no es automática. Desgraciadamente ahí, en Silao, el experimento no augura que sea automáticamente una gran mejora para los trabajadores.
Los americanos están felicitando, elogiando al gobierno mexicano por la rectificación que se ha hecho en Silao. ¿Será que ahora los americanos se han vuelto defensores de la democracia y la libertad sindical? No, definitivamente no. Lo que están haciendo es defender sus intereses. Están impulsando un laboratorio para el sindicalismo latinoamericano. Esto quiere decir que los norteamericanos están impulsando la “independencia sindical” a través de la legitimación de los contratos colectivos, y la mejora salarial de los trabajadores, porque eso beneficia a sus intereses. Si les funciona en México lo harán en otros países de Latinoamérica.
b. En el impulso del gobierno estadounidense a la democratización de los sindicatos, ¿dónde está la navaja en el pan?
ELC. Los americanos argumentan que un sindicalismo más exigente hará que suban los salarios. Eso es lo que ellos argumentan, aunque ya dijimos que eso no será automático. Ahora, ¿qué pasaría si EE. UU. dice que se están violando las leyes laborales en México?, ¿qué pasaría con las empresas? EE. UU. se sentiría en la posibilidad de retirarle a México los beneficios derivados del T-MEC a la producción de esa empresa, de plantas como la de GM en Silao. Por ejemplo, en esa planta se producen muchas camionetas pickup, pero si EE. UU. le retirara los beneficios arancelarios, esta empresa tendría que pagar miles de dólares en impuestos por cada vehículo que quiera vender en Norteamérica.
En los casos extremos en donde la sanción sea mayor, no podrían exportar sus mercancías a EE. UU. Es decir, todo lo que se produzca en Silao estaría vetado en Norteamérica por violaciones laborales. Ésas serían las consecuencias, ahí está el engaño, porque, como ya dijimos, el 75 por ciento de la producción automotriz se exporta a EE. UU. Si ya no nos dejan exportar, ¿dónde se venderán esas mercancías, esos automóviles? Las empresas se verían obligadas a cerrar por falta de mercado para sus productos y los obreros perderían su trabajo.
b. ¿Qué pueden, qué deben hacer los obreros?
ELC. Es cierto que con los trabajadores pueden conseguir una mejora, pero en el caso de Silao, siguen exactamente ganando lo mismo y exactamente en las mismas condiciones laborales, pero ahora sin un sindicato que los represente. Para mejorar su sueldo y su contrato, los trabajadores tienen que luchar, unirse y no andar confiando ni en la CTM ni en Morena ni en el Presidente de la República o cualquier otro que se autonombre redentor.
Ya está establecido que tendrán que legitimarse; pero también es necesario que desconozcan los contratos de protección, que se unan y que traten de revitalizar al sindicalismo mexicano. No confiar, no dejarse engañar, ni por lo que ya conocen bien (CTM y aliados), ni por los que vienen a hacer promesas de un mundo maravilloso (CATEM), regalado y sin necesidad de que los trabajadores luchen. No. Se requiere que los obreros se unan y que luchen, no hay otra salida.
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Escrito por Adamina Márquez Díaz
Directora editorial de buzos. Egresada de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación por la UNAM.