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Los paramédicos, es decir, los camilleros y enfermeros de las ambulancias que recogen a víctimas de accidentes viales, acciones de violencia, enfermedades repentinas e infectadas por Covid-19, integran la primera línea de defensa contra el ataque actual de la pandemia.
El primer caso positivo de SARS-COV2 que atendió el paramédico Rogelio Osornio Villela, fue una joven que no logró superar la enfermedad. Era una chica de 23 años, venía de los límites entre Michoacán y Guerrero, y fue diagnosticada de Covid-19 casi al inicio de la pandemia, cuando la información sobre el virus era poca y las herramientas para enfrentarlo prácticamente no existían.
“Cuando venía en la ambulancia estaba tranquila y platicando con el paramédico. Decía que se iba a componer, que nada más se sentía un poco enferma. Días después supimos que murió. Eso me pegó bastante. Fue la primera persona joven fallecida que conocimos. Supimos de su muerte porque, por lo general, hay una base de datos; a todos los pacientes que ingresan como probables Covid-19 se les da un seguimiento y se nos informa si ese paciente fallece para que tengamos precaución con el personal que atendió ese servicio. Todos nos pegan, pero esa primera pacientita me marcó. Fue cuando supe que esta lucha no sería fácil”, cuenta el capitán Osornio, encargado del operativo en Morelia, Michoacán.
Osornio Villela contó a buzos su experiencia en la primera línea de combate contra el Covid-19. En la sala de juntas de la base de ambulancias, el capitán Osornio comenta que el virus tiene paralizado al mundo entero y que enfrentarse a él no ha sido nada fácil.
“Al principio no sabíamos cómo era; escuchábamos en las noticias que físicamente era algo desconocido. No sabíamos cómo estarían los pacientes o cómo se podrían atender. Había muy poca información relacionada a cómo se debía trasladar de una casa a un hospital. Entre todos estuvimos buscando la manera de informarnos y ver qué era bueno y que no, con qué contábamos y con qué no; así nos fuimos adaptando hasta tener nuestras propias cápsulas”, relata.
Información del Instituto Experiencia Paciente explica que el 48 por ciento de los infectados por Covid-19 toman precauciones para no contagiarse o reinfectarse. Sin embargo, las mayores angustias e inquietudes de los pacientes se deben a que mucha gente aún duda de la existencia del virus y, por supuesto, su principal preocupación es que pueden morir y dejar solas a sus familias.
“Al inicio, mucha gente se molestaba porque nosotros llegábamos a sus casas, y al evaluarlos y ver que calificaban como probable enfermo de Covid-19, nos contestaban que no, que no podían tener eso porque no existía, que eso no era verdad. No los obligábamos a creer que sí; pero les decíamos que tenían los síntomas específicos del infectado por el virus. Ahora, en la actualidad, la gente muestra mayor preocupación de dejar a su familia, sobre su ingreso al hospital y los gastos generados en él, además de la espera en el tiempo de recuperación. Si va muy grave, se hace a la idea de que algo peor pueda pasar, como la muerte”, cuenta el paramédico.
Una encuesta publicada por El Financiero arrojó que el nueve por ciento de los mexicanos no cree en la existencia del Covid-19 y otro cinco por ciento no sabe qué opinar. En contraste, 86 por ciento de los consultados dijo creer en la existencia de la enfermedad.
La investigación advierte que las personas que más dudan sobre la existencia del Covid-19 son los mexicanos jóvenes de entre 18 y 29 años. El 18 por ciento de la población con educación básica está en la misma situación. Información de la Secretaría de Salud (SS) del gobierno de Michoacán asegura que hay más de 26 mil casos confirmados y más de dos mil personas fallecidas.
Evodio Orozco Ferreyra, quien cuenta con dos años de experiencia como paramédico, hizo el primer traslado de un paciente infectado rumbo a Morelia. La transportación duró más de una hora y utilizó un equipo de protección personal sumamente básico e incompleto. “Realizamos el viaje al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de Pátzcuaro. En el transcurso del camino iba tenso porque no tenía experiencia. En el ISSSTE de Charo, donde entregamos al paciente, todavía duramos 40 minutos más en la ambulancia, con el paciente infectado dentro, sin aire acondicionado. Salimos hasta que los médicos encargados y el personal tuvieron todo listo”.
“Como fue el primer paciente contagiado que llegó a Morelia, no se tenía aún el conocimiento de la magnitud de la infección. Ese día solo mantuve su vía respiratoria permeable porque soltaba bastante flema; pero lo más complicado fue trabajar con equipo de seguridad personal de lo más sencillo. Recuerdo que solo traía unos lentes sencillos, dos cubrebocas también de los sencillos, tres pares de guantes y una bata quirúrgica demasiado trasparente; prácticamente ese tipo de batas son más para que, si te salpicas de algo, no manche tu ropa, que para protegerte de lo viral. Para eso no sirve de nada”.
En abril, un mes después de que la pandemia alcanzara a Michoacán, el gobernador Silvano Aureoles hizo un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) solicitándole el envío de insumos para combatir el Covid-19. En julio, médicos, enfermeras y trabajadores de intendencia se manifestaron en Morelia para demandar a los gobiernos municipal, estatal y federal utensilios médicos para hacerle frente a la pandemia.
A pesar de las adversidades y la falta de un equipo profesional como los que sí tienen otros países, el técnico en urgencias médicas Evodio Orozco continúa atendiendo a los pacientes lo mejor que puede. “En ese momento mi pensamiento va, más que nada, a ayudar a la gente. A veces ni siquiera pienso en mí, simplemente trato de enfocarme en lo delicada que está la persona con la que estoy; y se me viene a la mente lo que tengo que hacer en caso de una complicación”.
A pesar del reducido sueldo, este paramédico realiza su tarea para apoyar a los enfermos y no le importan los riesgos. “Sí, he sentido miedo, a la fecha siento miedo, no tanto por el paciente infectado o por pacientes lesionados, sino porque por la situación delicada de los pacientes, pasamos los límites de velocidad para entregar con vida a la persona en el hospital, y la velocidad con que va el vehículo siempre es peligrosa; pero muchas veces, las personas dependen de ese minuto que la velocidad les otorga, y por ellos estoy aquí”.
Por encima de la preparación técnica del paramédico, se encuentra la importancia de su interacción con el paciente en el plano emocional. Este personal tiene el deber de tranquilizar al paciente, de conseguir que mantenga la calma y la conciencia hasta que llegue al hospital.
Un técnico en urgencias médicas, con más de 20 años de experiencia, es Rogelio Monroy, quien narró a buzos que ahora, de alguna manera, se ha especializado en la atención de pacientes de Covid-19.
“Cuando llegamos a las casas y los pacientes nos ven con las caretas, las cápsulas y todo lo que nos ponemos, podemos ver el terror en sus ojos, inclusive, algunos han entrado en crisis de ansiedad. Nuestro trabajo no solo es checar sus signos vitales y otros aspectos físicos. Tenemos el reto de ayudarles emocionalmente. Siempre les digo a mis pacientes de Covid-19 que éste es un trabajo en equipo entre usted y yo. A usted no le gusta ir en una cápsula, a mí no me gusta traer este equipo; pero debemos hacerlo como equipo; tenemos que salir adelante los dos, echarle los kilos y las ganas. Le daré todo lo que pueda para que usted esté bien, pero también usted debe echarle ganas”.
Actualmente, Michoacán reporta más de 27 mil casos confirmados. Para garantizar la seguridad del personal sanitario que viaja en la ambulancia y la de los pacientes, se recurre a la limpieza y desinfección del equipo para garantizar la total eliminación de microorganismos o fluidos de carácter infeccioso.
Es por eso que el doctor Ismael Torres Morales, director médico de ambulancias Ambumed, destacó ante buzos la importancia de desinfectar bien los vehículos de emergencia:
“Lo óptimo es que se tenga una ambulancia destinada para el servicio de emergencias cotidiano y otra designada para el traslado de pacientes de Covid-19. Actualmente, todos los pacientes se trasladan con cápsula, entonces eso disminuye la exposición dentro de la ambulancia y del personal, y las otras ambulancias que son de uso cotidiano, todos los días se hace limpieza en ellas y aparte se le agrega una sustancia para que queden libres de algún microorganismo por algún otro paciente”.
“Hoy, a todos los pacientes que llegan para hospitalización en Morelia se les hace una radiografía o tomografía de tórax. Hacemos eso porque ha sucedido que vamos por pacientes que son atendidos por algún otro padecimiento, al ingresarlo y ver su radiografía, resulta que ese paciente es positivo a Covid-19”.
Para el doctor Ismael, retornar a las actividades y a la vida cotidiana resulta indispensable para la población, pero siempre con el uso de las medidas esenciales: uso de cubrebocas, lavado de manos frecuente, no acudir a espacios concurridos y cuidar la salud física y mental para una pronta solución del problema.
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Escrito por Laura Osornio
colaboradora